lunes, 7 de junio de 2010

La Salomé de Cebotari


Habíamos dejado a las Salomés algo olvidadas, y todavía nos quedan unas cuantas porque la verdad es que este personaje ha estado muy bien servido durante todo el siglo XX. Maria Cebotari (1910-1949), cantante que nació en lo que hoy es la República de Moldavia, desgraciadamente murió prematuramente -cáncer de hígado- con 39 años, fue una de las grandes Salomés de su generación y tenemos una grabación completa efectuada en el Covent Garden en 1947 que lo testimonia, cegado todo el mundo con el terremoto Welitsch pocos son los aficionados -al menos así me lo parece- que hoy la recuerdan como una de las Salomés más importantes de su generación. De Cebotari sorprenden muchas cosas: su belleza física, su precocidad, su expresividad y la intensidad que tienen sus interpretaciones, su voz, hermosa, cálida y penetrante, a la vez dulce y potente, así como la extensión y variedad de su repertorio que abarca todos los registros de soprano (Eurídice, Susanna, Zerlina, la Condesa Almaviva, donna Ana, Konstanze, Tatiana, Mimi, Butterfly, Luisa Miller, Violetta -su Amai Alfredo, cantado en alemán, me vuelve loco-, Turandot, Sophie, Daphne, Arabella, Aminta, Carmen, Salomé, las tres mujeres de Los cuentos de Hoffmann: Antonia, Olympia y Giulietta).

Desde muy joven se dedicó a la canción hasta que un profesor de la Escuela de Música de Berlín la escuchó y la preparó en tan sólo tres meses, inmediatamente la contrato Fritz Busch para cantar en la Ópera de Dresde, donde firmó por tres años, después Bruno Walter la contrató para cantar en el Festival de Salzburgo. ¿Y cuantos años tenía la soprano mientras le ocurrían estas cosas? Pues 21 añitos. Con 24 ya recibía el título de "Kammersängerin". Y entre sus admiradores figuraba Richard Strauss ("la cantante más versátil -all-rounder/¿todo terreno?- de la escena europea, la que nunca llega tarde y nunca cancela"), de él estrenó Aminta en La mujer silenciosa bajo la dirección de Karl Böhm (Dresde, 1935) . Después, aconsejada por Strauss, viajaría a Berlín y sería contratada por la State Opera, dando el salto internacional para cantar en Zurich, Munich, Roma, La Fenice, el Mayo Florentino, La Scala, Covent Garden. También fue protagonista de varias películas (Maria Malibran, Amami Alfredo!, El sueño de Butterfly, ver imdb), en algunas de ellas su compañero de reparto fue Beniamino Gigli. Según Karajan, quien declararía décadas después de la muerte de la soprano que era la mejor Cio-Cio-San que había dirigido nunca, encarnaba el ideal que Strauss tenía de Salomé. Yo estoy de acuerdo con él, poseía la voz adecuada: a veces lírica y a veces dramática, daba con la imagen adolescente y podia servir adecuadamente al personaje en todas las zonas de su tesitura.

Pasamos ya a escuchar su grabación de la escena final efectuada en 1941 con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Berlín y la dirección de Artur Rother, el sonido no es muy bueno pero sobra para hacerse una idea tanto de la belleza, potencia -en parte también porque lo dicen las crónicas- y extensión de su voz como de su intensidad dramática.



4 comentarios:

  1. Ya echaba de menos tu original serie sobre las Salomés. No conocía a esta estupendísima soprano. Su interpretación es impecable.Muchas gracias pues, Maac.

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  2. Gracias Maac por introducir en el blog el arte de Maria Cebotari.
    Me pareció estar familiarizado con esta grabación, así que me fuí a mis archivos, y encontré el LP que hacía mucho no escuchaba y que también incluye selecciones del Rapto del Serrallo, Las Bodas de Fígaro y Madama Butterfly.

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  3. Siempre he oído hablar estupendamente de Maria Cebotari.Parece que se ha convertido una cantante de culto.Angela Gheorghiu siempre dice maravillas de ella.Ahora es demasiado tarde pero mañana prometo escucharla.Bona nit.

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  4. Gracias a los tres. Respecto a Cebotari como cantante de culto es la primera noticia que tengo, yo lo que sé es que vivió más bien poco y que realizó muchas grabaciones en alemán. Seguramente la más célebre es La traviata con Roswaenge.

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