viernes, 6 de junio de 2008

DICH TEURE HALLE


Vestíbulo y Sala Principal del Palau de Les Arts

Antes de las inundaciones de octubre del año pasado en el Palau de Les Arts había cuatro salas, de las que dos de ellas -Aditorio y Teatro Martín i Soler- estaban sin inaugurar, al menos musicalmente porque el Auditorio se inauguró hace poco más de dos años con el estreno de Tirant lo Blanch de Vicente Aranda, película que fue un fracaso, ante los problemas de acústica que presentaba se cerró para proceder a su reforma. Las otras dos, Sala Principal y Aula Magistral, entraron en pleno rendimiento -dejando al margen los problemas con la plataforma escénica- durante la temporada 2006-2007.

Aula Magistral

Pasadas las inundaciones nos quedamos con tres salas ya que el Teatro Martín i Soler no se pudo inaugurar, se había anegado desde el foso hasta la tercera fila de butacas. Mientras tanto el Auditorio, con aproximadamente 1.500 localidades, se inauguraba de nuevo en diciembre de 2007, dos años después que la Sala Principal, recordemos que ésta también se cerró durante un año para proceder a la instalación de la maquinaria escénica.

El Auditorio Superior

Se ha tardado tres años en inaugurar todos los espacios del complejo del Palau y todavía falta tiempo para que el mismo esté a pleno rendimiento, por lo menos habrá que esperar a principios de 2009, fecha en la que está previsto que entre en funcionamiento el Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo, que así se llamará, del que se espera, entre otras cosas, que surja una cantera de cantantes que pueda nutrir parte de las necesidades del Palau.

Teatro Martin i Soler

Tras las oportunas reparaciones, tenemos otra vez disponible -aunque por ahora no para espectáculos teatrales- esta nueva sala de unas 400 localidades, destinada a ser sede de la academia de perfeccionamiento y a ofrecer óperas que exijan teatros de reducidas dimensiones. Se inauguró el pasado miércoles 4 de junio con el estreno de Philistaei a Jonatha dispersi ( Los filisteos dispersos por Jonatán) un oratorio, hasta hoy olvidado, de Martín i Soler compuesto para un orfanato veneciano, "L'Ospedaletto", en 1782 .

La interpretación corrió a cargo de Maria Radner (Saul), Ruth Rosique (Achinoam), Olga Peretiatko (Jonathas), Maria Grazia Schiavo (Eber), Marina de Liso (Abner) y Marina Rodríguez-Cusí, (Phanes), acompañados por Ottavio Dantone y su Accademia Bizantina y el Cor de Cambra Amalthea.

Desgraciadamente no pude asistir al estreno así que poco puedo decir del oratorio. Respecto a la recuperada sala me sorprende la divergencia de opiniones de los periódicos locales, mientras que el más afín al gobierno de la Generalitat, Las Provincias, afirma que la acústica es mala (seca), Alfredo Brotons Muñoz en el periódico de la oposición, Levante-EMV, afirma que la acústica es estupenda (con el punto justo de reverberación, no muy cálida pero sí clara), yo no tengo ningún género de dudas sobre con cuál de las dos noticias quedarme, baste decir que en el artículo de Las Provincias en el que se afirma que la acústica es seca se dice que un oratorio es una ópera no escenificada, por no hablar de Las "noches" de Figaro.

Y esta inauguración es una excusa perfecta para traer al blog "Dich teure halle", el espectacular aria de entrada de Elisabeth en Tannhäuser, esta tiene lugar en el segundo acto. Tras una introducción orquestal la joven entra en la sala de torneos de canto llena de júbilo porque ha sabido de la vuelta de Tannhäuser.



Y "Dich teure halle" es otra excusa perfecta para que venga a visitarnos una de mis cantantes preferidas, Astrid Varnay. Algunos opinan que su timbre no es bello, a mí me resulta muy atractivo. No parece Elisabeth un personaje escrito para la Varnay -de hecho en el ranking de personajes wagnerianos de la soprano ocupa el puesto número 10 con 22 representaciones, contando Brünnhilde como tres (las de Walkyria, Siegfried y El Ocaso), mientras que Venus la cantó en 10 ocasiones-, cuando, de una forma lógica, se encomienda a sopranos de timbre más lírico y etéreo queda resaltada automáticamente la candidez, fragilidad y pureza del personaje, pero también otras sopranos de carácter dramático lo cantaron, es el caso de Birgit Nilsson o Kirsten Flagstad. Lo extraordinario, en el caso de Varnay, es la inteligencia con la que va desgranando palabra por palabra, frase por frase y el ejemplar dominio técnico con lo que resuelve los escollos que el aria le plantea, cuidando dinámicas, regulando intensidades y atacando los agudos con valentía. En definitiva, que transmite a la perfección ese sentimiento de júbilo que invade al personaje. Saquen reclinatorios, besen pies, hagan reverencias, lo que quieran, no es la mejor Elisabeth -para eso están Grümmer, De los Ángeles o Brouwenstjn, por ejemplo- pero esto es arte con mayúsculas. ¡Viva la Varnay!



Y ya que hemos traído a Varnay, y dado las fechas tan próximas al Siegfried de Les Arts, no la vamos a dejar escapar sin que cante una de sus especialidades, Brünnhilde (circunscribiéndonos a Siegfried la cantó 93 veces), no sé qué decir, que es imposible escuchar su "Heil dir, Sonne!" sin que se me encoja el corazón, claro que parte de la culpa es de la música que escribió Wagner, todavía tengo pendiente una entrada dedicada a la desobediente walkyria, seguro que Varnay volverá a aparecer. La escuchamos en Bayreuth 1955, el primer Anillo en estéreo, con Windgassen bajo la dirección de Keilberth:



El otro día alguien me comentaba que no le interesaba -en relación al canto- el pasado, que lo que despertaba su interés es el presente. No sé si era un reproche, no entendí muy bien el sentido de las palabras ya que este tema nunca me lo he planteado en esos términos. Tenemos acceso a unos intérpretes que nos han dejado testimonio de su arte, y si éste, como en el caso de la Varnay, es inmenso, carece de sentido no experimentarlo. Esto no quiere decir que se ignore a los cantantes actuales, lo que no voy a hacer, porque sería de tontos, es escuchar en mi casa lo que más me gusta. Esto no tiene nada que ver con ir al teatro y escuchar lo que hoy nos ofrecen, con sus luces y sus sombras.

A veces me sorprendo a mí mismo viendo la capacidad que tengo para enrollarme y no comprendo cómo me salen estos posts tan largos.

4 comentarios:

  1. ¿La Varnay del pasado? Ui, en mi casa canta cada día. De la sopranos wagnerianas que adoro, ella es la más activa. Permanentemente acudo a ella para escuchar una Brünnhilde como Wotan manda.
    Gracias Macc, por no dejar que abandonemos el reclinatorio

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  2. Como si fuese posible apreciar el presente sin conocer el pasado. Quedémonos con lo mejor del presente (por ejemplo, el canto rossiniano) y con lo mejor del pasado (Varnay, sin ir más lejos). Y quien quiera imponerse límites a su propio disfrute, allá él.

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  3. Ayer fue mi inauguración de la Sala Martin y Soler con Serguei y Lusine Jachatrián un concierto de sonatas para violín y piano. No pude estar en la inauguración porque coincidía con el concierto de Zacharias que me apetecía muchísimo.
    Mi opinión es que tiene una muy buena acústica, muchísimo mejor que el auditorio superior. Y además es más confortable en cuanto a iluminación, asientos...
    Ahora van a haber una serie de conciertos de esos "que no se pueden perder" en esta sala, algunos de precios considerados otros no tanto...ya me diréis que os parece.
    Respecto a las grabaciones antiguas coincido plenamente con vosotros. No podemos permitirnos el lujo de perderlas y me alegra que en tu blog nos des la ocasión de escucharlas.

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  4. Gracias assai por contar tu experiencia, voy a tener que ofrecerte la colaboración en el blog, he estado tentado de pasarme y adquirir una entrada de esas de última hora al 50% pero al final no he podido.

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