sábado, 13 de septiembre de 2008

Helen Traubel, soprano wagneriana al 100 %

Marjorie Lawrence y Kirsten Flagstad, las antecesoras de Helen Traubel en el Met pusieron el listón muy alto, por detrás venía Astrid Varnay pisando fuerte. No lo tuvo fácil Traubel a pesar de contar con instrumento de gran belleza y de pertenecer a esa categoría de sopranos que no es de las que más abundan: soprano dramática. Procedente de una familia de origen alemán, su ascensión como soprano se produjo poco antes de que Flagstad abandonara los Estados Unidos para marchar a su Noruega natal (1941) y después de que Lawrence se viera afectada por la polio. A partir de entonces, y hasta 1953, fue la primera soprano wagneriana del Met.

Vamos a escucharla en la plegaria de Elisabeth (Tannhäuser):




Estudió con Vetta Karst, la profesora más prestigiosa que había en Saint Louis. Traubel, al principio, pagaba cinco dólares por sesión, más tarde Karst, viendo el talento de su alumna, rechazaría cualquier pago. Debutó con la Saint Louis Symphony Orchestra en 1924. Pronto recibió una oferta del director del Met, Gatti-Casazza, para tener una audición pero decidió rechazarla para seguir formándose en Saint Louis, tenía 28 años: "Sabía que no estaba preparada. Si el mismísimo profeta Moisés hubiera venido y me hubiera ofrecido cantar en el Met le hubiera dicho: Usted mire por sus intereses que yo miraré los míos ". Permanecería estudiando con Karst en Saint Louis durante ocho años más, mientras tanto ofrecía conciertos en diversas iglesias y funerales, era una manera de obtener algo de dinerillo.

Pisó un escenario de ópera por primera vez en 1937 en el Met para interpretar Mary Rutledge en la ópera The Man without a Country (El hombre sin patria) de Walter Damrosch. Damrosch la había escuchado dos años antes en Saint Louis y se acordó de ella para el estreno de su ópera. La obra no obtuvo mucho éxito, tan solo cinco representaciones, pero Traubel recibió una oferta de la NBC, la rechazó aduciendo que la que le proponían no era la música que quería cantar.

Ahora como Elsa (Lohengrin):



1939 es el año clave en su carrera, cantó Sieglinde en Chicago y la Inmolación de Brünnhilde en el Town Hall de Manhattan, entonces, cuando le ofrecieron de nuevo un contrato en el Met, sí consideró que estaba preparada y, tras rechazar cantar Venus en Tannhäuser, fue Sieglinde con Flagstad como Brünnhilde y Melchior como Siegmund. A partir de entonces y durante dos años cantó una docena de Sieglindes con Flagstad como Brünnhilde hasta que ésta le dijo que había llegado el momento de intercambiar los roles, el cambio nunca se produjo porque marchó a Noruega dejando la vía libre para que Traubel se convirtiera en la principal soprano wagneriana del coliseo neoyorkino. Fue la Isolda preferida de Melchior -comparaba a Flagstad con un brillante diamante, a Traubel con un hermoso rubí-, decía el tenor que a la noruega se le había subido el éxito a la cabeza. Melchior y Traubel mantenían una especial complicidad en escena, como aquella vez en la que el tenor le dijo: "Venga Helen, date prisa, el Liebestod. Tengo hambre y necesito una cerveza". Además Traubel se sentía muy a gusto con Melchior, entre otras razones porque era tan corpulenta que Melchior era de los pocos tenores que abultaban más que ella.

El 6 de diciembre de 1941, cuando debutaba su Brünnhilde en el Met, fue testigo del vertiginoso ascenso de otra gran soprano americana, la gran Astrid Varnay, entonces totalmente desconocida, sustituía a una indispuesta Lotte Lehmann en el papel de Sieglinde, les acompañaban Lauritz Melchior como Siegmund, Kerstin Thorborg como Fricka y Alexander Kipnis como Hunding bajo la dirección de Erich Leinsdorf. Afortunadamente aquella función fue retransmitida por radio y hoy podemos gozar de su grabación. El triunfo de Varnay como Sieglinde ensombreció el fabuloso debut de Traubel como la hija de Wotan, pero es que Astrid era mucha Astrid, una semana después no tuvo problemas en sustituir a la indispuesta Traubel como Brünnhilde. No estamos aquí para hablar de la Varnay, todo llegará... Pero es que la pasión por esta soprano me ciega.

Escuchamos la entrada de Traubel en el segundo acto, con los Hojotojos, el público del Met es la rehos*ia, no se corta un duro a la hora de aplaudir:





Ahora la cuarta escena del segundo acto, el encuentro entre Brünnhilde y Siegmund a partir de "Hehr bist du, und heilig gewahr' ich" (Augusta eres tú, y sagrada descubro a la hija de Wotan) en la que Traubel se muestra majestuosa en su difícil tarea de anunciar al héroe que morirá en manos de Hunding:





Más tarde encontramos a Traubel dando explicaciones a Wotan (Friedrich Schorr) por su desobediencia mientras que éste nos da la clave de toda la Tetralogía: "Seguiste dichosa el poder del amor: ¡sigue ahora a él, al que tendrás que amar!". La tercera escena del tercer acto:

"War es so schmählich, was ich verbrach" (Fue tan infame lo que cometí):



"So thatest du, was so gern zu thun ich begehrt" (Hiciste lo que yo deseaba hacer de buen grado):



Y terminamos con el anuncio de Wotan sobre el futuro que tiene guardado a Brünnhilde con la consiguiente negociación para que no caiga en manos de un cobarde, hasta el comienzo de la emotiva despedida del padre: "Nicht streb', o Maid, den Muth mir zu stören; erwarte dein Loos, wie sich's dir wirft" (No pretendas, oh, muchacha, turbar mi ánimo; aguarda tu destino tal como se te presente):



Cuando finalizó la guerra viajó a Europa pero sólo para actuar en recitales. Helen Traubel nunca cantó una ópera italiana completa, aunque sí incluía arias italianas en recitales, era una soprano 99,9 % wagneriana, de las 176 veces que cantó en el Met 168 lo fueron en óperas de Wagner. Existieron muy pocos papeles en su repertorio: Elisabeth, Isolde, Brünnhilde, Sieglinde, Elsa, Kundry, Mary Rutledge y la Mariscala de El caballero de la rosa al final.

Vamos a escuchar interpretando el Aria del Sauce del Otello Verdiano, la pronunciación italiana no es perfecta pero la belleza tímbrica, la nobleza, la redondez, la homogeneidad y suficiencia en el grave deja pasmado, lo principal es que esta Desdemona es totalmente creíble:



Tenía su punto débil en los agudos, tan pronto los daba como que no. Su voz, ya lo hemos dicho, era muy bella, redonda, homogénea, amplia y pontente.

Su carrera en el Met finalizó en 1953, rompió con Rudolf Bing -"no le gustaba Richard Wagner. Es así de sencillo y así de complicado", escribió la soprano en su autobiografía- al comenzar a cantar en cabarets, éste no renovó su contrato, una Isolde o una Kundry no podían cantar en night clubs. Fue entonces cuando comenzó su carrera cinematográfica, actuó en locales como el Copacabana Club en Nueva York, Chez Paree en Chicago, el hotel The Sahara en Las Vegas y el Clover Club de Miami. También apareció en películas y series de TV junto a Groucho Marx, Red Skelton y Jerry Lewis. Partició en Pipe Dream (1955) de la pareja Rogers y Hammerstein falleciendo en Santa Monica en 1972. Pero no queda ahí la cosa, fue también autora de su autobiografía, Saint Louis Woman (1959) y de diversas novelas policiacas, la más que más éxito obtuvo fue la segunda, The Metropolitan Opera Murders (Asesinatos en el Met), publicada en 1951.

La escuchamos el 21 de marzo de 1953 fue su última intervención como Isolda en el Met, Tristan fue Svanholm mientras que Hotter interpretaba el rey Marke y Schöffler se encargaba de Kurwenal, la dirección corría a cargo de Fritz Stiedry:



Respecto a la línea seguida en la segunda etapa de su carrera, en youtube se puede encontrar la siguiente versión de "The way you look tonight" de Jerome Kern:





Desgraciadamente Traubel no grabó mucho y la época en la que cantó no fue la ideal para el registro sonoro, aquí la encontramos en 1961 en un fragmento cortado de la película "The Ladies Man" (1961) de Jerry Lewis, sirve para hacerse una idea de la calidad tímbrica de la soprano, teniendo en cuenta que la soprano tenía 62 años. Respecto a lo que canta no tengo ni idea. Ojalá hubiera viajado a Europa cuando no le renovaron el contrato en el Met, que fue lo que hizo Varnay años después, pero Traubel se conformó con ganar dinero, más o menos es lo que se desprende de su autobiografía, fue su opción.



Y de regalo un Concierto con Toscanini:

Primero un anticipo:



ARTURO TOSCANINI — Concierto Wagner del 22 de febrero de 1941

Siegfried, Lauritz Melchior (ten) Brünnhilde, Helen Traubel (sop) NBC Symphony Orchestra/Arturo Toscanini Carnegie Hall, Nueva York, 22 de febrero de 1941

1 Lohengrin: Preludio del Acto I
2 Tannhauser: Dich teure Halle – Helen Traubel
3-8 Die Walkure Acto 1, escena 3ª – Helen Traubel, Lauritz Melchior
9 Tristán e Isolda - Preludio (Final de concierto de 1859 escrito por Richard Wagner)
10 El Ocaso de los dioses: Amanecer y dúo Traubel y Melchior
11 El Ocaso de los dioses: Viaje de Siegfried por el Rin

CD2

12 El Ocaso de los dioses - Muerte de Siegfried y Música fúnebre
13-15 El Ocaso de los dioses - Inmolación de Brünnhilde – Helen Traubel

CD Extras

1-2 New York Philharmonic Concert de 27 de noviembre de 1932 en el Met: Tristan e Isolda, Preludio del Acto 1 y Acto 3: Liebestod con Elsa Alsen

3-6 Die Walkure Act0 1 escena .3 con Elsa Alsen y Paul Althouse

7 Concierto Festival de Salzburgo de 26 de agosto de 1934, El Ocaso: Música fúnebre - Filarmónica de Viena.

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Descarga primera.
Descarga segunda.

Ximo también habló de Traubel en su blog:

3 comentarios:

  1. Me gusta mucho la Traubel.
    Voz suntuosa y bellísima, pero, siempre tengo peros, mecachis, no puedo soportar que la señora se zampe los agudos a su antojo. Lo encuentro vergonzoso.
    La primera vez que escuché un disco de la Traubel, creo que era una Isolda, pensé, pobre esa no debería ser su noche. A medida que fui escuchando actuaciones suyas en el MET, me dí cuenta que no tenía ningún reparo en saltarse los problemáticos agudos de la Inmolación en el Götterdämmerung, la narración de Isolda, o los temibles Hotojo de la salida de Die Walküre.
    Muchísimas sopranos, com problemas en los agudos, han hecho verdaderos esfuerzos para salir airosas del trance. Recordemos a la Meier, la Mödl, la Polaski y tantas otras. No todas han tenido la facilidad de la Nilsson, pero la desfachatez de la gran Traubel, me parece denunciable en el Juzgado de Guardia, de mis esencias operísticas. Ya lo sé que los agudos no lo son todo, MUY CIERTO, pero saltárselos NOOOOO, si al menos los hubiera rozado...
    Pasado el enfado, con los años he apreciado mucho sus versiones de las grandes heroínas, pero mi Varnay sigue allí, impertérrita e incólume, presidiendo mi altar de las esencias wagnerianas. Tozudo que es uno.

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  2. 100 % wagneriana e imprescindible, pese a lo que apunta Ximo. Gran reapertura del blog.

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  3. Mandé el comentario antes de tiempo, el anónimo soy yo, perdón.

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