No solo de ópera vive el hombre, que también.
Sensacional! a la Anna solo le falta el aura i a la Inma, hablar ruso.Un abrazo
Jajaja... me orino.Ya puestos a decir atticuschorradas, a ver si Anna es la Triniá de la copla:Al museo de Sevillaiba a diario Juan Miguel,a copiar las maravillasde Murillo y Rafael.Y por las tardes, como una rosade los jardines que hay a la entrá,pintaba a Trini, pura y hermosa,como si fuera la Inmaculá.Y decía el chavalillo:¿Pa’ que voy a entrar ahí,si es la Virgen de Murillola que tengo frente a mí?Triniá, mi Triniá,la de la Puerta Real,carita de Nazarena,con la Virgen Macarenayo te tengo compará.Algo tu vida envenena.¿Qué tienes en la miráque no me pareces buena, Triniá?Ay Trini, mi Trini… ¡Ay, Triniá!El museo sevillano,un mal día visitóun banquero americanoque de Trini se prendó.Y con el brillo de los diamantesla sevillana quedó cegá,y entre los brazos de aquel amantehuyó de España la Triniá.Y ante aquel cuadro no acabado,así decía el pintor:¡Tú mes has hecho desgraciado,sin ti qué voy a hacer yo!Triniá, mi Triniá,la de la Puerta Real,carita de Nazarena,con la Virgen Macarenayo te tengo compará.Algo tu vida envenena.¿Qué tienes en la miráque no me pareces buena, Triniá?Ay Trini, mi Trini… ¡Ay, Triniá!
Eso no se lo enseñes a Petibon, Atticus.
Sensacional! a la Anna solo le falta el aura i a la Inma, hablar ruso.
ResponderEliminarUn abrazo
Jajaja... me orino.
ResponderEliminarYa puestos a decir atticuschorradas, a ver si Anna es la Triniá de la copla:
Al museo de Sevilla
iba a diario Juan Miguel,
a copiar las maravillas
de Murillo y Rafael.
Y por las tardes, como una rosa
de los jardines que hay a la entrá,
pintaba a Trini, pura y hermosa,
como si fuera la Inmaculá.
Y decía el chavalillo:
¿Pa’ que voy a entrar ahí,
si es la Virgen de Murillo
la que tengo frente a mí?
Triniá, mi Triniá,
la de la Puerta Real,
carita de Nazarena,
con la Virgen Macarena
yo te tengo compará.
Algo tu vida envenena.
¿Qué tienes en la mirá
que no me pareces buena, Triniá?
Ay Trini, mi Trini… ¡Ay, Triniá!
El museo sevillano,
un mal día visitó
un banquero americano
que de Trini se prendó.
Y con el brillo de los diamantes
la sevillana quedó cegá,
y entre los brazos de aquel amante
huyó de España la Triniá.
Y ante aquel cuadro no acabado,
así decía el pintor:
¡Tú mes has hecho desgraciado,
sin ti qué voy a hacer yo!
Triniá, mi Triniá,
la de la Puerta Real,
carita de Nazarena,
con la Virgen Macarena
yo te tengo compará.
Algo tu vida envenena.
¿Qué tienes en la mirá
que no me pareces buena, Triniá?
Ay Trini, mi Trini… ¡Ay, Triniá!
Eso no se lo enseñes a Petibon, Atticus.
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