domingo, 6 de noviembre de 2011

Boris Godunov. Palau de les Arts.

Ya vamos por la sexta temporada de ópera en el Palau de les Arts que ayer se abría con Boris Godunov de Mussorgski. Al frente de la orquesta, ejerciendo por primera vez como director titular en una ópera: Omer Wellber. La producción, fruto de la colaboración con los teatros de Turín y Bari, cuenta con la dirección escénica del cineasta ruso, Andrei Konchalovski. En el mismo instante en el que comienza la ópera Konchalovski muestra a un pueblo oprimido, que deambula por el escenario sin rumbo fijo cuando no es controlado por los guardias, porque entonces sus movimientos se tornan uniformes y dirigidos, al final de la escena de la coronación, cuando desaparece el cordón de seguridad las masas se abalanzan suplicantes sobre Boris, que se aferra al pequeño Feodor, símbolo de inocencia y legitimidad, algo que el zar nunca podrá alcanzar. No hay compasión para el atormentado Boris en esta producción, es déspota y sanguinario -cámara de torturas bajo su trono-. En cuanto a dirección de actores Konchalovski ha realizado uno de los mejores trabajos que yo he visto en Les Arts y la producción funciona muy bien pero sobran algunos elementos cuyo sentido se me escapa, por ejemplo la especie de botafumeiro -lámpara votiva, me corregía una amiga al salir de la representación- que desciende en la escena del Bosque de Kromi -ahora mismo se me ocurre que igual tiene algo que ver con la iluminación o la orientación de las masas ¿Por qué los directores de escena no incorporan al programa una guía de interpretación para los tontos como yo? De verdad que se lo agradecería.

La escenografía de Graziano Gregori está lejos, en cuanto a estética, de lo que debería considerarse minimalismo (al menos en sentido estricto), es cierto que es abstracta en cuanto que los decorados no muestran ninguna figura reconocible, pero tanto el vestuario, como el mobiliario, que no es muy abundante, es totalmente realista. Yo entiendo que una producción es minimalista no sólo cuando se limita a lo mínimo de lo mínimo, a lo esencial, sino cuando adopta una determinada estética que se caracteriza por el uso de colores uniformes y formas geométricas, que si no son abstractas, rozan la abstracción -Robert Wilson debe ser el máximo exponente de esta tendencia-. No es el caso de la escenografía realizada por Graziano Gregori, basada en 6 paneles abatibles colocados en planos inclinados que dota de movilidad a la escena. El detallado vestuario realizado por Carla Teti, contrasta perfectamente con la austeridad escenografía. De la muy acertada iluminación se ha encargado el mismo Konchalovski.



El bajo búlgaro Orlin Anastasov era al protagonista en esta producción de Les Arts, esta vez ha confirmado la misma impresión que tuve al escuchar su Fiesco y su Felipe II en temporadas pasadas, es un gran cantante cuyo hermoso timbre no termina de proyectarse debidamente por la sala, no sé si por falta de técnica o por una cualidad innata en su estructura física sobre la que es imposible actuar, tampoco en el plano interpretativo es muy expresivo, ahí sí que es previsible que mejore con el paso de los años, todavía es muy joven. Me ha dejado un sabor agridulce, un sí pero no. Aunque os digo una cosa: firmaría ahora mismo para que el peor Boris con que me tropiece en esta vida sea el suyo.

Nikolai Schukoff ha encarnado a Grigori (Falso Dimitri), lo volveremos a escuchar dentro de un mes como Bacchus en la Ariadne auf Naxos que dirigirá Chailly en versión concierto. Como en esta producción se prescinde del acto polaco se le ha sustraído de su mayor oportunidad de lucimiento pero ya tendrá ocasión con Bacchus, un papel complicadísimo en lo vocal. He apreciado algo de falta de uniformidad en el timbre pero es un cantante que me gusta.

De dar vida al viejo Pimen se ha encargado Alexander Morozov, un bajo que viene cantando con regularidad en el Mariinski desde mediados de los ochenta y que, con mejor proyección que Boris -aunque también hay que tener en cuenta que no debe luchar contra orquesta y coros como lo hace el zar- ha ofrecido un correcto Pimen .

Konstantín Plúzhnikov ha interpretado, que no cantado, a Shuyski, es lo mejor que se puede decir de él. Es posible que no se encontrara bien de salud porque parecía como si sólo se limitara a marcar su parte.

El veterano bajo ruso Vladímir Matorin que tiene una voz de gran volumen y proyección ha encarnado un Varlaam de lobo viejo. Pluzhnivov resalta estupendamente el carácter bufo del personaje, tiene muchas tablas.

El papel de Feodor está escrito para mezzosoprano, en algunas producciones por razones dramáticas se ha cambiado por un contratenor y en otras por un niño. Les Arts ha optado por esta última solución, que a mí me parece estupenda, sobre  todo si de la interpretación se encarga un niño contralto como Iván Khudyakov.

Como Misaíl Emilio Sánchez, uno de los habituales de Les Arts, del Inocente se ha encargado Andréi Zorin, de Schelkálov, Alexánder Guergálov , de la Posadera, Nadezhda Serdiuk y como Xenia hemos tenido a Ilona Mataradze, todos ellos han estado bien en sus respectivos papeles, destacando sobre todo Mataradze, cantante que, como muchos de los que han interpretado roles secundarios y que no voy a nombrar porque no son papeles significativos, pertenece a la Escuela de Perfeccionamiento, me parece que va a tener un brillante futuro tanto por la calidad de una voz que ha corrido estupendamente por la sala, como por ofrecer un canto matizado. Habrá que escucharla en papeles más comprometidos para comprobar si las expectativas que genera se cumplen, espero que sí.


Boris Godunov es una ópera muy comprometida para el coro, tanto vocal como dramáticamente. La Escolania de la Mare de Déu dels Desamparats y los Pequeños Cantores de Valencia han estado mejor que nunca, esta vez sí que me han convencido, respecto al Coro de la Generalitat Valenciana sólo decir que ha estado, salvo en un pequeño desliz prácticamente insignificante al finalizar la escena de la coronación, tan bien como siempre, ha demostrado que sabe moverse si le dicen cómo (Sr. Saura, tome nota, aunque mejor que no la tome y se abstenga de plasmar sus grandes ideas en Les Arts).

Muchos aficionados temíamos por la Orquesta de la Comunidad Valenciana, tras la marcha de Maazel pero la verdad es que sigue manteniendo el nivel de excelencia al que nos tiene acostumbrados. Omer Wellber sigue en período de observación, esta vez ha superado la prueba con nota muy alta, el comienzo fue algo titubeante, puede ser lógico si pensamos en que es una ópera comprometida, el inicio de temporada y su primera ópera como director titular; a partir de la escena de la coronación se ha mostrado firme imprimiendo un ritmo ágil que ha podido mantener hasta el final, con momentos realmente brillantes.

Crónica social: 

 1) Al estreno acudió el Molt Honorable Senyor President de la Generalitat, espero que la representación le agradara y no le llevara a pensar en tijeras en ningún momento. En la salida se le vio departiendo con Helga Schmidt ¡Qué morbo! ¡Cómo me hubiera gustado ser testigo de la conversación!

2) La Sra. Beneyto debe tener algún tipo de incontinencia porque es caer el telón y sale disparada, como si le hubieran colocado un petardo en el culo.

3) No vi a Rita, igual prefirió el derbi Valencia-Levante. No soy futbolero pero que pena que el sueño del Levante comience a desvanecerse y qué alegría que el eterno tercero esté ya colocado en su sitio.

- Boris Godunov en El blog de Atiicus.

16 comentarios:

  1. Por lo que leo, parece que la cosa pinta bien. De lo que más me alegro es de lo de la orquesta, es una gran noticia que sigan manteniendo el nivel después de la marcha de Maazel. Ojalá sigan así muchos años.

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  2. Esta es una ópera con mucho potencial y grandes momentos. Es lo que tienen según qué composiciones: o se hacen con cantantes muy formados o te queda ese "sí pero no". Me alegra saber que Wellber estuvo bien. Creo que es una figura que con los años destacará mucho y me gusta que dé sus primeros grandes coletazos en nuestro país.

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  3. Creo que la has clavado. Sólo un matiz, yo no aprecié esa pequeño desliz del coro, su actuación me pareció espectacular.

    Entre lo que mejoraría es ese ruido molesto que se escuchaba con claridad desde donde yo estaba y que producía el movimiento de ¿los paneles ? No sé muy bien como llamar a esos artilugios. Pues era bastamte apreciable cuando se movían y también con las pisadas en tropel del coro. Por lo demás, a mi esta puesta en escena no me ha disgustado, hay hasta incluso algún detalle efectista como la entrada del zar y ese atisbo de icono que me gustaron mucho.

    En el apartado voces, no puedo añadir nada porque creo que no has dejado nada por decir. Y la dirección musical me parecio más que notable, disfrute muchísimo con la orquesta y los coros, que estuvieron a un nivel extraordinario. Y ese genial flautista: Álvaro Octavio, creo que voy a inaugurar su club de fans, si es que todavía no lo tiene. Este señor es de reclinatorio absoluto, me dejo sin respiración, no hay palabras, genial es poco.

    Personalmente sentí algo de tristeza al ver el Palau con tantos huecos en un día de estreno. No me hubiera gustado estar en esa conversación entre honorables que discurría casi rozándonos. Mientras los observaba sólo pensaba: ojalá Les Arts supere este tiempo, ojalá permanezca y no sucumba a tanta polémica. Y volví a recordar a esa frase del tímpano del museo Neus de Berlín, que quizá no conozca nuestro demagógico Conseller de Hacienda: "Artem non odit nisi ignarus"

    Gracias por tu estupenda crónica Maac y tambien a todos los que estuvisteis e hicistis posible un after hours Boris tan interesante y divertido, lo pasé genial.

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  4. Titus, te echamos de menos.
    Apalau, espero que tengas razón respecto a Wellber siempre que destaque por su trabajo.
    Assai, gracias, yo también lo pasé genial. No sé por qué tienen que elevar el precio de las funciones de estreno, me parece, por una parte, clasista y, por otra, poco conveniente ya que lo mejor es que el teatro luzca lleno el día del estreno.

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  5. Estimado Maac:
    Mi abono no corresponde al turno "A" por lo que no puedo opinar. Si ya me apetecía este "Boris Godunov", ahora, después de leer tu estupenda crítica, aún me apetece más. Veremos si coincidimos o discrepamos en algo, pero por lo leído, sólo puede ser en algún pequeño matiz de gusto personal.
    Siento mucho que la Sala no estuviera a revosar. No ayuda nada a nuestro Palau de Les Arts los asientos vacíos, que sólo dan argumentos a quienes quieren "aniquilarlo" como declaró en su entrevista con los Sindicatos el Conseller de Hacienda.
    En este momento tan delicado, en el que algunos incultos e ignorantes están deseando cerrarlo (incluyo a ciertos políticos y determinados medios de comunicación), los sitios vacíos no hacen ningún favor y sólo dan argumentos a sus detractores. Pero el público valenciano es así: prefiere una ópera normalita italiana a un interesantísimo "Boris". ¡Qué le vamos a hacer!. Esperemos que el sentido común y la cordura imperen y eviten que algún desalmado vuelva a dejar sin ópera a Valencia. Y lo que se cierra, luego no hay quien lo reabra. ¡Con el esfuerzo que ha costado!
    Un aficionado a la ópera

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  6. Anónimo, las declaraciones esas que dices fueron demagogia barata.

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  7. Felicidades maac, por la crónica siempre ilustrativa y tambien por poder seguir gozando del nivelazo de Les Arts.
    Boris necesita de una orquesta y un coro en altísima forma y si en Les Arts se mantiene a pesar de los relevos, es una gran noticia.

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  8. Hoy no puedo discrepar en nada, coincido totalmente contigo, salvo en que creo que has sido demasiado benevolente con Konstantín Plúzhnikov, que yo creo que debería ser deportado a Siberia mañana mismo.
    Como siempre fue un placer compartir velada y ese after hours Boris del que habla Assai.

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  9. Gracias Joaquim, por aquí abajo estamos temblando porque no se sabe lo que va a pasar, no en esta temporada, sino en las próximas. Intentaremos disfrutar lo que podamos de esta y ya veremos lo que pasa.

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  10. Gracias Atticus, lo mismo digo de la velada. No es posible que Pluzhnikov cante normalmente como lo hizo ayer.

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  11. Excelente crónica, maac, de la que sólo puedo hacer algunos comentarios que no van a aportar mucho.
    Estoy de acuerdo en el sabor agridulce de este Boris, por la falta de rotundidad en en el protagonista, sobre todo en la zona grave como apunta Atticus en su blog. Pero también por la producción, que aunque cuenta con una buena dirección de actores, tiene escenas muy desnudas que rayan lo cutre como la posada o el salón del Kremlin. Sólo cuando el coro poblaba el escenario no echaba de menos más elementos escénicos, aunque me hubiera gustado ver algún vestigio de Catedral en la escena "frente a la no Catedral".
    En la deportación a Siberia yo incluiría no sólo a Plúzhnikov, también a Andréi Zorin (el Inocente), ya sé que el personaje no da para más, pero fue insufrible, tanto como la peluca de Bruja Avería que llevaba. También me aburrí con el Pimen de Morozov, voz bastante heterogénea, que tiene un importante monólogo y se me hizo eterno.
    Los puntos más positivos sin duda ya los citas tú, el Grigori de Schukoff, la Xenia de Mataradze y el Varlaam de Matorin. Bella voz la de Schukoff que me gustaría ver en un papel de mayores posibilidades, y una grata sorpresa la intervención de Mataradze nada más abrir la boca.
    Lo más triste fue sin duda ver un estreno tan vacío.

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  12. Es verdad, Pimen me aburrió bastante, creo que fue el único momento en el que perdi concentración.
    A mí una escena desnuda en principio me gusta pero los elementos que configuraban la posada resultaban bastante cutres, tendría que haberse solucionado de alguna manera.

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  13. Un buen Boris en directo, mucho mejor que un Siegfried de cine. Qué suerte la vuestra tener este coro y esta orquesta, disfrutadlos!
    La señora Beneito (vaya apellido, pobre) qué cargo tiene? algo en Cul-tura?

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  14. Concejala de Cul-turia y Pdta (vitalicia diría yo) del Palau de la Música.

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  15. He tenido la suerte de poder asistir a 3 representaciones de "Boris Godunov", ópera que ha inagurado la temporada en "nuestro" Palau de Les Arts, a un altísimo nivel, especialmente el último día donde cantó, por suerte, el papel de Boris el extraordinario bajo georgiano Paata Burchuladze. No estuve en el turno "A" del que ya he dado mi opinión en más de una ocasión. Los tres días el aforo de la sala estaba lleno en un 90%, con un público muy correcto, que no se fue en el descanso y que aplaudió mucho, el miércoles 23 muchisimo, permaneciendo sentado hasta la definitiva bajada del telón, tras aplaudir largamente a todo el elenco. (Será porque no "perdían" el coche oficial o para que no se cansara el chófer de turno). Me ha gustado mucho la puesta en escena, abstracta para concentrarse en el drama de la obra. Extraordinario el vestuario. Muy buena iluminación y sensacional dirección de escena, con un movimiento de actores excelente, que no se ve todos los días. Wellber ha dirigido muy bien la orquesta, que ha sonado sensacional, como siempre, con algún exceso de volumen pero también con delicadeza y sensibilidad, especialmente en la escena de la muerte de Boris, que una noche dirigió sin batuta, con las manos, logrando una gran emoción e intensidad. Gesticula menos y esto lo agradecen todos. Y hay quien dice que no se estudió la ópera, pues si llega a estudiarsela....
    El Coro, yo ya no sé que decir del Coro: sobresaliente cum laude. Estratosférico. Ya quisieran muchos teatros tener un cuerpo estable: orquesta y coro, de la calidad de lo que tenemos aquí. ¡Enhorabuena a todos ellos!, como a la Escolanía y los Pequeños Cantores. Actuación para el recuerdo, en una ópera difícil con la dificultad añadida del idioma.
    Orlin Anastassov es un gran "Boris". Tiene una voz de bello timbre, canta con mucho gusto y en mi opinión sólo es superable en los graves. Pero es muy joven (34 años) y, con la edad, espero que su voz gane "peso", con lo que será mejor. En la última función fue sustituido por Paata Burchuladze. Un lujo. Burchuladze no es que cante "Boris" es que es "BORIS", papel que parece como si hubiera sido escrito para él. Estuvo magistral en todo. ¡Qué manera de cantar! ¡Qué belleza de voz! ¡Qué potencia! ¡Qué sentimiento! Un lujo. El mejor "Boris" que jamás he escuchado. Impresionante. Anastassov, a su lado, queda pequeño. Magistral.
    El resto del reparto estuvo a gran altura, especialmente al haber sido sustituido el acabado Pluzhnikov (dos noches desastrosas y la del estreno, tres) por un más que correcto Arnold Bezuyen, como "Vasili Shuyski". Me gustaron mucho Schukoff, gran tenor, Matorin, "gato viejo" que interpretó un gran Varlaam, el niño Khudyakov y Mataradze, por destacar a algunos, pero todos estuvieron a un gran nivel redondeando un "Boris Godunov" de altísima calidad, que ha inagurado brillantemente nuestra temporada.
    Un gran placer para un modesto aficionado como yo.
    Un aficionado a la ópera

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  16. Gracias, aficionado a la ópera, yo también estuve en la última función con Burchuladze y tengo que decir que me sorprendió gratamente, pensaba que iba a estar acabado, pero nada de eso, la única pega a su imponente voz es que le vibraba un poco, sin que el vibrato llegara a ser molesto en ningún momento, su timbre sobrepasaba la orquesta sin dificultad, también es verdad que es un cantante poco dado a las matizaciones y su perfil psicológico no queda tan delineado como el de Anastassov, que a ver si es capaz de encontar el modo de que su voz corra por la sala sin dificultad. Fue una suerte poder gozar de dos Boris tan distintos.

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