martes, 13 de enero de 2009

Las Manzanas


Vino mi madre a casa con una bolsa de plástico en la mano. "Te traigo unas manzanas que me ha dado el tío". Buah, pensé, manzanas...
Recordé cuando era niño y venían aquellas cajas de madera repletas de manzanas, comías manzanas hasta que las aborrecías, también recordé las bandejas de manzanas asadas que hacía mi abuela en la cocina económica a leña, las tartas y la confitura de manzana; aquellos enormes cocidos que hacía mi tía con diminutas manzanas agusanadas, pieles de patatas y de otras verduras, y cuyo destino era ser comida para los cerdos. Es lo que tiene el campo, en la temporada de las manzanas te hartas de manzanas; en la de la uva, de uva; los tomates te los comes desde julio a septiembre de mil y una manera distinta, las lechugas, pepinos y pimientos en verano se acumulan hasta llegar al estrés, y así con todos los productos que da la tierra... Abrí un cajón de la nevera y deposité allí las manzanas. No fui consciente del trabajo que cuesta regar los campos, podar los árboles, preparar la tierra, recolectar los frutos, e incluso un poco antes de la recolección sujetar las ramas con palos para que no se tronchen por el peso de aquéllos. Eran unas simples manzanas. Han trascurrido unos dos meses desde que apareció mi madre con una bolsa de plástico repleta de manzanas. Hoy he abierto la nevera buscando algo que llevarme a la boca y las he visto. Exactamente las misma cantidad de manzanas que venía en aquella bolsa blanca, ni una manzana más ni una manzana menos. "Ah, mira... las manzanas del tío". He tocado una presionando fuertemente con los dedos sobre su piel, "a ver... ¡ah, pues está dura!", la he pelado y me la he comido, no sólo la textura de la pulpa conservaba su firmeza, estaba dulce y jugosa como si la acabara de coger del árbol... "¿cómo es posible? Si llevan dos meses ahí". Las de Mercadona aguantan mucho menos.

2 comentarios:

  1. Esas deben ser las manzanas de oro que Freia cultiva para que los dioses permanezcan eternamente jóvenes.

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  2. a mi me trajeron estas pasadas fiestas una "barca" enorme de mandarinas de tú tierra, recogidas en la finca de una sobrina, cuando las ví de poco me da un soponcio, suerte que tengo la cocina grande y mucha gente a quien regalar, pero la verdad es que no he comido unas mandarinas tan buenas jamás, me duran todavía, quisiera que no se acabaran nunca, si yo fuera la mujer de Wotan, pobrecillo, lo iba a tener claro... a plantar mandarinas...

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