El Palau de la Música de Valencia este año se ha inventado un abono corto que a mí me pareció atractivo cuando lo adquirí; por ejemplo, asistir a la Tercera de Mahler en la zona de tribuna por poco más de doce euros es un chollo, y es mucho mejor que ir comprando localidades sueltas en las temporadas de otoño, invierno y primavera, claro que algún concierto se queda descolgado y entonces no hay más remedio que recurrir a la compra de entradas por separado. Pero esta temporada no aparece a priori como muy apetitosa y no creo que vayamos a comprar, desgraciadamente, muchas entradas sueltas.
Además este nuevo abono es una oportunidad para dar a conocer el Palau de la Música y la Orquesta de Valencia a nuevos pubicos, pero también tienen sus inconvenientes, no lo es que casi todo el mundo vaya despistado intentando buscar su localidad y confundiendo tribuna, con anfiteatro y fondo, pero sí que al terminar el primer movimiento de la Tercera de Mahler todo el mundo se ponga a aplaudir como poseso. El final de ese movimiento se presta al aplauso fácil, pero tal interrupción rompe con la estructura de la obra. No hubiera pasado nada si esto sólo hubiera ocurrido una vez, pero es que no, se ha estado repitiendo durante todo el concierto hasta que Yaron Traub, con buen criterio, se ha dirigido con gestos al público, en la pausa entre el quinto y sexto movimiento, para que no aplaudiera rompiendo la magia del enlace entre el final de un movimiento y el principio de otro.
Comentaba Atticus en su blog que el otro día asistió Mayren Beneito, hoy no hemos podido gozar de la presidencia de su peinado, lo cual no es ni bueno ni malo, si no todo lo contrario. Barrilete sí que ha asistido. Por cierto, os recomiendo la estupenda crónica de Atticus, tan bien escrita como siempre, no como estos atentados que yo hago. La podéis encontrar pinchando AQUÍ.
La Orquesta de Valencia ha estado en la línea que nos tiene acostumbrados, la del medio, no nos ha dejado maravillados pero tampoco ha sido un desastre, fallos monumentales no ha habido, sí puntuales en distintos solistas de viento,. Yaron Traub, que dirigía sin partitura, se ha mostrado muy activo e involucrado pero en conjunto ha estado irregular, me ha emocionado en muy pocos momentos, y eso en semejante sinfonía es un delito, cuando más me ha gustado ha sido en la última parte del primer movimiento, en ese momento, tas un comienzo titubeante que me ha hecho pensar en lo peor, ha sabido concertar muy bien a todas las familias de instrumentos y ha propiciado esa reacción del público tan efusiva en el aplauso como inconveniente..
Lo mejor, sin duda alguna, ha sido la intervención de los conjuntos corales, la Escolanía de la Virgen y la Coral Catedralicia, y sobre todo de la solista, Nathalie Stutzmann, contralto de timbre profundo y de canto muy expresivo, lástima que en el quinto movimiento le ha costado sobrepasar el volumen orquestal y coral, al menos es lo que he apreciado desde mi posición, muy cercana a la cantante pero algo escorada a la derecha; no estaría siendo justo si no precisara que su cálido timbre siempre ha estado presente. La verdad es que me hubiera gustado más si Stutzmann hubiera venido a cantar los Kindertontenlieder, a no ser que en esta Tercera hubiéramos tenido a la Filarmónica de Berlin y Rattle al podio, o sin pedir tanto, con la Orquesta de la Generalitat Comunitat Valenciana hubiera sobrado. Para hacerse una idea de cómo ha cantado Stutzmann lo mejor será escucharla en una grabación efectuada en Barcelona en mayo del año pasado con la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña y los Coros Madrigal y Vivaldi bajo la dirección de Eiji Oue:
No ha sido un mal estreno de Maac en esta temporada tan poco wagneriana pero que comenzará en Les Arts con un plato fuerte: Les Troyens. Se impone un paso obligado, para entrar en calor, por el blog de Joaquim, hoy y en los próximos días.
Maac, es una crónica estupenda, con la que coincido plenamente.
ResponderEliminarSin duda los fallos más claros estuvieron a cargo de la sección de viento. Pero es difícil no emocionarse con esta sinfonía, aunque la dirección no pase de lo aceptable, lo que es una pena, porque cuando la escucho tengo en mi pensamiento muchas referencias, y todas ellas pesan inevitablemente en mi valoración.
Los aplausos constantes, extemporáneos y clamorosos en cada movimiento, daban sin duda idea de qué publico asistía. Quizás la dirección de Traub propició esa ruptura y -y esto es una apreciación personal- hasta me pareció que le gustó.
Sin duda lo mejor con diferencia fueron las voces. Nathalie Stutzmann, me cautivó. A pesar de que con otra dirección, su espectacular canto hubiera lucido con intensidad. En las últimas frases de la preciosa "Canción de media noche de Zaratrustra" cuando canta: " Dice el dolor:¡Aléjate! Pero todo deseo quiere eternidad" con el murmullo de la cuerda ...¿Puede haber algo más conmovedor y más bello?
Disfruté muchísimo con su voz, esa es una de las ventajas de estar en la 5ª fila de patio, si bien perdí sensación de conjunto de orquesta porque tienes encima a la cuerda, la Stuztmann me llegó directamente al corazón.
Por cierto, a la salida -y esto da una idea del público asistente- alguien me dijo: Todo muy bien menos la soprano, sic. Entonces te eché de menos, Maac. Intenté verte y te busque entre esa multitud que sale con la prisa de "que se le empaste el hervido", porque estaba segura que "esa soprano" también a tí te habría entusiamado.
Hay sinfonías a las que vuelves durante toda tu vida, o mejor, te acompañan. Mantienen algo mágico, una belleza que perdura a lo largo de los años, que gana en intensidad; sin duda es el caso la 3era de Mahler.
Me parece insufrible esa suficiencia con la que nos tratas a los legos como yo que nos dejamos llevar por la emoción y aplaudimos (ignorantes de nosotros!) cuando no se debe, o denominamos soprano a quien no lo es.
ResponderEliminarPor favor, dedícate a comentar la obra y la interpretación y dejanos en paz! Muchas gracias. Carlos
Excelente crónica, Maac. Como todas las que haces, mejor escritas y con más criterio que las bobadas del Atticus ese.
ResponderEliminarYo escuché el viernes a Stutzmann suficientemente bien, pese a que su voz no es de gran volumen y a que en el V movimiento Traub no se cortaba un pelo con la intensidad de sonido de la orquesta.
Coincido contigo en que unos "Kindertotenlieder" con Stutzmann serían un plato a no perderse.
Sr. Carlos: Nadie critica al lego por su condición de tal, sino al lego que no se sabe comportar. Yo cuando entro en una Iglesia sé que no debo hacerlo en calzoncillos ni cantando la Macarena (aunque lleve nombre de Virgen), por respeto. Igualmente si voy a una cena de gala en La Zarzuela procuraré no sorber la sopa ruidosamente ni lanzarle pelotillas de pan a Su Majestad.
Creo que uno debe adaptarse al entorno en que se encuentra y comportarse como toque en cada momento. No se trata de reprimir la espontaneidad o de impedir que el público se manifieste, simplemente de llevar esa manifestación a su momento, cuando finaliza la obra. Ahí es cuando, en lugar de salir a casa corriendo a ver "Matrimoniadas", no sólo se puede, sino que se debe expresar el agrado o descontento con el espectáculo.
Lo de llamar soprano a una contralto no es ni bueno ni malo, ni creo que se haya criticado en este blog, simplemente es indicativo de que el público asistente no era entendido, lo cual, repito, ni es bueno ni malo, simplemente es.
Por cierto, fue precisamente Mahler quien impuso la costumbre de no aplaudir hasta el final de una obra; hasta entonces era costumbre aplaudir al final de cada movimiento.
ResponderEliminarPor alusiones Carlos, voy a contestarte, aunque el Sr. Finch haya trasladado su alter ego al terreno de la realidad, y haya ejercido de Sr. Finch en toda regla defendiéndome, con el inevitable cariño y contundencia con que lo hace un amigo.
ResponderEliminarSigo creyendo despues de releerla que he hecho una crítica sobre el concierto que escuché. Y, sin ánimo de molestar ni de insultar a nadie, creo que esta obra suena mejor cuando se escucha sin interrupciones y, como veo que te gustó muchísimo, te invito a que lo hagas de esta manera, que te reserves el aplauso para el final.
Seguramente así descubrirás que hay una cohesión entre los movimientos, que hay una estructura y un discurso que se rompe lamentablemente por los aplausos. Si esperas al final, seguramente habrás escuchado más a Mahler porque, al menos, habrás dejado que te diga todo lo que quería decirte con su tercera sinfonía de una vez y cómo lo quería decir.
Siento sinceramente que mi opinión te haya ofendido, Carlos. Siempre hubo una primera vez para todos, eso no debe de entenderse como nada ofensivo. Quizás, espero que algún día alcances a entender lo molesto que pueden ser los aplausos. Entonces serás capaz de entender que mi comentario era exclusivamente una crítica del concierto, del que el público formaba, cómo no, una parte por momentos molesta.
Entonces, también espero que leas bien lo que he escrito "Todo muy bien, menos la soprano" puede que detrás de este comentario haya algo más que ignorancia, a mi me suena a una absoluta falta de apreciación, sin duda Stuztmann fue lo mejor del concierto. Aquí lo de menos es que confunda soprano con contraalto -quizás sea ese tu caso- y lo demás y realmente importante es que su opinión no deja margen de duda sobre su apreciación musical. Nadie a quien le guste la música, y lo digo con toda la contundencia y rotundidad, puede decir Stutzmann fue lo peor del concierto.
Por cierto aprovecho para daros las gracias a Atticus por su defensa expresa y a César por su acertado comentario.
Buen domingo a todos!
Allá donde fueres haz lo que vieres. En general, no falla.
ResponderEliminarCarlos, yo estoy convencido de que Assai no se refería a gente como tú, que demuestras que tienes interés, de otra forma no te hubieras dejado caer por aquí. Lo cierto es que el tema de los aplausos es interesante porque nos movemos por convenciones, a veces se puede interrumpir una representación para aplaudir y otras veces no, analizándolo fríamente es totalmente irracional. Por ejemplo, los aplausos en los últimos compases de una ópera pueden ser muy emocionantes en algunos casos y en otros pueden ser una cagada enorme, depende de la obra y el contexto. Lo mejor, ante la duda, es no aplaudir.
ResponderEliminarCelebro el éxito de la tercera de Mahler, yo también saqué el miniabono pero esta vez no he podido ir. Si todas las pegas son algunos errores puntuales del viento o que la orquesta tapó a la solista en determinados momentos, quiere decir que vamos mejorando. Me alegro un montón del triunfo del coro. Menudos coros tenemos en Valencia!!
ResponderEliminar;-)
El próximo sábado, con Les Troyens, prueba de fuego para el Coro de la Generalitat.
ResponderEliminarSi, cierto. Yo no conocía Troyanos y llevo algunas semanas escuchándola, me parece un operón sobre todo para los coros y la orquesta, que "casualmente" es lo mejor que tenemos en Valencia, me da un poco de miedo La Fura pero musicalmente espero que sea algo muy grande (de hecho ya he comprado alguna entradita sin visibilidad para poder repetir).
ResponderEliminarPara mi este blog es la biblia, con el me preparo mejor para disfrutar de lo que voy a ver/escuchar y, con las crónicas posteriores descubro matices o valoraciones que se me escapan al 99 por cien.
ResponderEliminarSolo comentar que los aplausos, como los dedicados a Nucci en Rigoletto son inevitables, aun más, obligados, y creo que para nadie son molestos. Y en cuanto a la soprano, creo que se alaba la interpretación pero, no hay duda, se menosprecia al público.
Gracias por vuestros comentarios. Carlos
Carlos, de Biblia nada, no me digas esas cosas que me cago encima. Opiniones y recopilaciones de un aficionadillo. Gracias de nuevo.
ResponderEliminarMe gustaría compartir mi experiencia sobre el concierto del viernes. Era la primera vez en vi vida que podía asistir a un concierto, iba con toda la ilusión que os podéis imaginar, ya que iba a escuchar la Tercera de Mahler, obra que m encanta y que he escuchado varias veces en las versiones de Abbado (Viena y Lucerna), Bernstein, Horestein y Tennstedt.
ResponderEliminarPara mi fue un poco decepcionante el Primer Movimiento demasiado rápido, podía haber sido más emocinante con más sentimiento (desconozco si era necesario emplear más trompas y trombones). Me quedé asombrado cuando el público aplaudió al final del primer movimiento, pensaba que sólo se aplaudía al final de una obra.
El segundo y tercer movimiento nada que objetar salvo los "fallitos" del trompeta. El cuarto y el quinto la mezzo y la coral fantástica (escuché un pequeño fallito, pero no reseñable).
El sexto emocionante, sin palabras.
Gracias por todo.
Paco
Gracias, Paco, por compartir la experiencia. No esta mal estrenarse con la tercera de Mahler.
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