sábado, 15 de octubre de 2011

Mascagni - Iris - Segundo Acto



Iris se encuentra en casa de Kyoto, rodeada de geishas, está dormida. Acude Osaka. Ambos manifiestan su admiración por la belleza de la joven, éste además teme que la joven lo rechace pero Osaka intenta convencerlo de que no hay mujer que se resista al dinero y al lujo. Despierta Iris. Primero manifiesta sorpresa por la ropa con la que está vestida, llena de transparencias, recuerda la historia del teatrillo, observa la casa en la que se encuentra y cree haber muerto, se pregunta si está en el Paraíso.
Observa un samisen e intenta cantar acompañándose de él, es imposible para ella elaborar una melodía y lo abandona; se acerca a unos pinceles y colores que hay sobre la mesa e intenta pintar, no es capaz de hacerlo y rompe a llorar. Finalmente se convence de que no está en el Paraíso puesto que según el bonzo "quien esta muerto todo lo sabe", además en el Paraíso el llanto no existe. 



Escuchamos el momento en el que despierta Iris, la partitura aquí tiene momentos bellísimos pero volvemos a comprobar que es difícil que un fragmento tan largo funcione teatralmente, seguro que a más de uno le producirá alergia:



Se acerca Osaka, éste hace continuamente alusiones a la belleza y voluptuosidad de la joven, y es que la atracción que le despierta es puramente física. Iris al principio lo confunde con Jor, el Hijo del Sol, y Osaka le desvela que en realidad es el Placer. Iris entona el aria "Un dì, ero picina", las más famosa de las que canta la protagonista. En este aria Iris recuerda que un día, cuando era pequeña, un bonzo en el templo le reveló un secreto: que el placer y la muerte son la misma cosa. La joven rompe a llorar. Quiere regresar a casa. De nada sirve que Osaka le regale telas, abanicos, joyas y flores o que le ofrezca dinero, palacios, jardines...  Iris retrocede aterrada rompiendo a llorar cuando intenta besarla.

 Osaka, al comprobar que ambos son incompatibles, que no puede poseerla decide abandonarla. El avaro Kyoto la expondrá en el Yoshiwara, se hará  rico a su costa.

Mientras las mujeres de Kyoto adornan a Iris antes de ser expuesta ésta permanece absorta con el muñeco que representa a Jor y recuerda la canción que éste cantaba en el teatrillo que se vio representado en el primer acto:


Osaka que la ve expuesta en un balcón del Yoshiwara cae rendido de nuevo a sus pies. Hay un enfrentamiento entre el dueño del burdel y el joven Osaka que es interrumpido por la aparición del Ciego, el padre de Iris, quien desconoce que su hija fue en realidad víctima de un rapto. Guiado por la voz de su hija, que lo reclama, se acerca y lanza contra ella puñados de fango en señal de maldición. Iris, que no puede soportar el dolor, se precipita en el vacío ante el horror de todos. Fin del segundo acto.

Escuchamos primero al joven Osaka fuera de sí y después la llegada del padre con el desenlace final:


La versión que hemos utilizado es la de de Patané, con Domingo, Tokody, Pons y Giaiotti.

Y para finalizar, y a modo de bonus, voy a traer a una de las sopranos veristas de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, Clara Petrella, cantando el aria "Un dì, ero piccina", como se verá esta mujer era toda temperamento:

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