El pasado miércoles 11 de enero tuvo lugar en el Palau de la Música de Valencia un recital de lied protagonizado por la soprano Diana Damrau y el arpista Xavier de Maistre, se ofrecieron lieder de Schubert, R. Strauss, Hahn, Chausson, Duparc y dos obras instrumentales de Tárrega (Recuerdos de la Alhambra) y Fauré (Impromptu).
El programa, la crème de la crème del lied alemán y de la mélodie francesa, era muy ambicioso y la cantante de excepción, así que todo parecía presagiar que íbamos a asistir a una velada inolvidable, pero no fue así. En el primer bloque de la primera parte, dedicado a lieder de Schubert (Ständchen, Du bist die ruh, Gretchen am Spinrade, An die Musik, Ganymed y Ave Maria) un sector del público se dedicó a interrumpir y desconcentrar a los intérpretes aplaudiendo cada vez terminaba un lied lo que motivó que Damrau, con buen criterio y una vez hubo finalizado el bloque, se dirigiera al público diciendo "por favor, no aplaudan, es mejor para nosotros y para ustedes también". El segundo bloque, que comenzó después de que De Maistre interpretara magistralmente al arpa "Recuerdos de la Alhambra" de Tárrega, estuvo dedicado a Richard Strauss (Ständchen, Epheu, Schlagende Herzen, Nichts, Wiegenlied y Beim Schlagengehen).
Yo pienso que es en esta primera parte en la que Damrau tendría que haber destapado el tarro de las esencias, pues tiene algo fundamental en este repertorio, el dominio del estilo y del idioma, pero no fue así. Me dejó frío como el hielo, eso sí quedé maravillado tanto por la belleza de su voz, muy homogénea en todo el registro, y por su técnica, que le permitió proyectar la voz por toda la sala -en la segunda parte cambié de a una localidad más próxima al escenario y la presencia de la voz era prácticamente la misma que más atrás, algo que no siempre ocurre-, también es cierto que el arpa favorece que la voz se proyecte sin dificultad, pero no es menos cierto que la Sala Itubi, la más grande del Palau, no es la más idónea para un recital de lied, que requiere espacios más íntimos, por sonoridad y por cercanía entre el intérprete y el público.
La segunda parte del recital estuvo dedicada a la mélodie, momentos antes de que los intérpretes saltaran al escenario repasaba una y otra vez el listado de obras y no me lo podía creer, entre ellas se encontraban Si mes vers avaient des ailes y L'heure exquise de Hahn, Le temps des lilas de Chausson o Invitation au voyage de Duparc. Tampoco aquí se cumplieron las expectativas, Damrau pasó por estas piezas con suficiencia pero no llegó a emocionar, es una lástima tener ante uno una cantante de esta categoría y sentir que falta algo, no sé si el repertorio no estuvo bien escogido, si la intérprete no se implicó lo suficiente y se limitó a cumplir con el trámite o si, por el contrario, el arpa cubre estas obras de un toque light restándoles la profundidad que es necesaria.
Damrau finalizó el recital con Vilanelle de Eva Dell'Acqua, una pieza que le permitíó exhibir su dominio de las modulaciones y la coloratura, bastante intrascendente pero para mí, junto a Beim Schlafegehen de R. Strauss, fue lo mejor del recital. Como bis ofreció el aria de Giulietta en I Capuletti e i Montecchi de Bellini, O quante volte, y más de lo mismo, perfectamente cantada pero sin pizca de emoción. Yo esperaba que ofreciera Del cabello más sutil de Obradors como bis, la verdad es que me apetecía, es un canción preciosa y me hace gracia cuando la canta Damrau, pero o la soprano parece que no la había preparado, estaba apática o el público se marchó antes de tiempo.
Os dejo con Vilanelle de Dell'Acqua y Del cabello más sutil de Obradors:
Pues ayer, viernes, ese mismo recital lo dieron en la sala de cámara del Auditorio Miguel Delibes, en Valladolid...
ResponderEliminarEn esta ocasión, el comentario de Diana hacia el público, tras el bloque de Schubert, no tenía que ver con los aplausos inoportunos (afortunadamente no hubo interrupciones entre lied y lied) sino con el frío que sentía.. Vino a decir, en perfecto castellano, que estaba aterida! (no me extraña recién llegada del Mediterráneo a la ciudad de las nieblas perpetuas y las heladoras cencelladas).
Pero era un inexcusable problema de climatización en la sala y la pobre no sabía cómo abrigarse con tan fina estola..
Sin embargo, no puede decirse que ella estuviera fría cantando... Más bien al contrario! (especialmente si lo comparamos con la anterior actuación del ciclo "Grandes Voces", a cargo de Renée Fleming en la sala sinfónica.. De ahí sí que salí yo helado y decepcionado.. Vaya repertorio y vaya voz... Eso sí, algún sector del público, aplaudía a rabiar en aquella ocasión, como en una suerte de catarsis colectiva.)
Ciertamente, el repertorio de este recital es más propio de una sala de cámara y en ésta del Delibes hay muy buena acústica, así que tal vez se sintió la cantante más cómoda y arropada que en Valencia, ante el calor que le brindaba un público más cercano, a falta de una temperatura apropiada en la sala..
O tal vez sólo sea cuestión de distintas percepciones ante un mismo concierto, suponiendo que puedan darse dos "directos" iguales, claro!
Gracias, Carlos, por tu comentario, Damrau estuvo bien en lo vocal pero la encontré poco comunicativa, así que la decepción pudo venir por la parte de las expectativas que yo me había creado o quizás del hecho de que uno no siempre está lo receptivo que quisiera. Aunque yo creo que ganas de disfrutar con Damrau no me faltaron.
ResponderEliminar... Expectativas que quedaron sobradamente cubiertas, en mi caso!
ResponderEliminarEspero que hoy suceda otro tanto, en esa misma sala, con alguno de los Conciertos de Brandemburgo, de Bach y la Suite en la menor, para flauta de pico, cuerdas y bajo contínuo, de Telemann, que interpretarán nuestros ya viejos conocidos de "Il Giardino Armonico", flautidirigidos por su titular Giovani Antonini...
De un repertorio romántico a otro barroco, en un mismo fin de semana... No está mal.
No, Carlos, no está nada mal.
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