Mentiría si dijera que no conocía a Mercedes Sosa, yo creo que las primeras veces que la escuché se remontan al programa de televisión "300 millones", aquel que hacía RTVE durante finales de los setenta y principios de los ochenta. Se emitía para los países de la OTI y, ante la ausencia de televisiones privadas, se veía en prácticamente la totalidad de los hogares españoles. En aquellos años yo estaba en plena adolescencia y tenía la impresión -la sigo teniendo- de que era un programa superficial, autocomplaciente, caduco y aburrido. Mucho más me gustó "La Edad de Oro", un programa que nació justo cuando "300 millones" veía su fin.
A la pobre Mercedes, que falleció hace apenas dos años, le había colgado, gracias a "300 millones", el sambenito de ser un tostón, pasaban los años y yo no le prestaba la menor atención, escuchar su nombre por si solo ya me daba alergia.
¡Qué equivocado estaba! Pocos años antes de su fallecimiento ya comencé a apreciar su voz y la sinceridad de su canto, pero ha tenido que llegar el último disco de L'Arpeggiata para darme cuenta de lo gran artista que era. Dice el refrán que nunca es tarde si la dicha es buena, pero qué manera tan tonta que he tenido de perder el tiempo, de cuánto placer me he privado durante tantos años, qué injusto he sido. Por eso hoy quiero rendirle un pequeño homenaje escuchando algunas interpretaciones que han sido versioneadas (qué palabra más fea) por L'Arpegiatta, el grupo de Christina Pluhar, en "Los pájaros perdidos", disco en el que han colaborado intérpretes como el contratenor Philippe Jaroussky, la cantante Lucilla Gaelazzy, la mezzo Luciana Mancini, la soprano Raquel Andueza, Vicenzo Capezzuto o los instrumentistas Raul Orellana (charango), Lincoln Almada (arpa) y Quito Gato (guitarra). Versiones que me han hecho bucear en la autenticidad de Mercedes Sosa, y es que no hay color.
El disco de L'Arpeggiata se abre con "Duérmete Negrito", una canción popular argentina:
"¡Ay! Este Azul", seguramente es muy famosa pero yo la he descubierto ahora mismo y la pasada tarde la he escuchado como unas cinco veces seguidas, me parece bellísima:
"Zamba Para No Morir":
"Zamba del Chaguanco"
"Como un Pájaro Libre", una canción sobre la maternidad:
"Como la Cigarra":
Y terminaremos con una versión realizada por L'Arpeggiata y Jaroussky por si queréis comparar, se trata de "Duérmete Negrito":
Grande entre las muy grandes, es difícil, en cualguier género, encontrar tanta identidad entre el intérprete y la canción como el que se dio en esta voz.
ResponderEliminarMuchas gracias, maac, y no te lamentes, lo que no fue ya no puede ser; lo bueno es que te queda toda su música para disfrutar.
Y se puede disfrutar mucho, mucho.
Gracias por esta entrada, otra vez.
Más vale tarde que nunca. A veces, ser jovenes, nos hace pedantes e iletrados hasta que llega un día en el cual, noblemente, reconocemos habernos equivocado y nos dejamos invadir por la grandeza de la maravillosa "Negra",
ResponderEliminarGracias a la vida, Maac.
Fernando, la verdad es que me lamento un poco de verdad y un poco retóricamente. Las chispas saltan cuando las cosas, o las personas, coinciden en un tiempo y un lugar determinado, todo fue, es o será distinto cuando el tiempo o el lugar fueron, son o serán distintos. Y ya está bien de filosofía barata por hoy.
ResponderEliminarGlòria, dicen que la ignorancia es muy atrevida y es una verdad como un templo.
Lo bueno de los sambenitos es que se pueden descolgar. Supongo que, de jóven, es cuestión de generaciones y del lado del que te pilla una moda. De todas formas, tampoco yo conocía muchas canciones ni ese precioso "ay, azul". De la arpeggiata, me gusta mucho el arreglo orquestal y no tanto el vocal ;-)
ResponderEliminarJosé Luis, con ese azul he descubierto uno de los mejores limpiadores del lagrimal del mundo.
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