jueves, 26 de julio de 2012

Pasando de Bayreuth y probando con "Semiramide"

Bajo esta especie de estrella negra estaba la esvástica.
Con el escándalo Nikitin este año se me han ido las ganas de seguir las retransmisiones de Bayreuth, nunca pensé que la hipocresía de las hermanas Wagner, biznietas del compositor, llevaría a hacer que un cantante tuviera que despedirse del Festival por haber llevado un signo nazi tatuado, sobre todo teniendo en cuenta que Evgeny Nikitin ha afirmado que fue un pecado de juventud (con 16 años cuando pertenecía a un grupo de heavy metal), que estaba arrepentido y que la disfrazó después con otros tatuajes superpuestos. Lo que me parece más grave es que Nikitin nunca pisará Bayreuth, el arrepentimiento no vale para nada y si este año no ha podido cantar ¿cuándo podrá? Si seguimos el argumento esgrimido ahora habría que concluir que nunca podrá cantar en Bayreuth. Quien tenga formación jurídica entenderá que en pleno siglo XXI esto es una aberración, se impone una pena a perpetuidad como castigo y como elemento disuasorio, una especie de represalia por una acción que se realizó hace muchos años, por un menor de edad,  y que entonces tuvo escasa repercusión. Pero como esto lo hace una institución privada y no un Estado (eso si, la canciller Angela Merkel estuvo en el estreno), aquí no pasa nada. El fariseismo de la sociedad actual es tal que quizás muchos la hubieran armado si Nikitin canta en en Bayreuth; hubiera sido igual, que la hubieran armado, cuando está la razón de tu parte nada hay que temer. Por la misma regla de tres por la que el barítono ruso no debe cantar en Bayreuth habría que suprimir el Festival. El pasado cuenta, el arrepentimiento no sirve. Absurdo ¿verdad? Espero que todo esto no haya sido una estratagema de las hermanitas para obtener publicidad adicional; si lo ha sido, es de bastante mal gusto.



Como hago mi particular boicot a Bayreuth, este verano me he propuesto acabar con algunos prejuicios rossianos que acumulo desde mis inicios como aficionado a la ópera. Hace ya unos años, tampoco muchos, puede que tres, no lo recuerdo exactamente, un amigo vaticinó que el día menos pensado me iba a entrar la fiebre por el Rossini serio y que entonces iba a engullir todas las óperas del compositor como un poseso. Pasa el tiempo y las predicciones no parecen cumplirse, sigue siendo Tancredi la única ópera seria de Rossini que puedo asimilar de una sentada. Como a tozudo me ganan pocos yo lo intento de vez en cuando, como lo de Guillermo Tell parece que debo dejarlo por imposible, he decidido probar con Semiramide. El primer día que me lancé al a escucha, el pasado lunes, aguanté perfectamente la obertura (es una delicia, como todas las de Rossini) pero antes de que Oroe, el iluminado sacerdote que clama por la justicia y la venganza, terminara de ordenar abrir las puertas del templo, ya se me habían cerrado los ojos, en parte fue fruto del cansancio y de lo avanzado de la noche en la que había decidido encender el DVD (Ramey, Olsen, Horne, Anderson) . Al día siguiente estuve picoteando entre las dos grabaciones que tengo en mi poder, la de Gruberova (para escuchar a JDF) y la célebre grabada en el Festival de Aix-en-Pronvence, 1980, con un reparto espectacular para la época (Araiza, Caballé, Horne, Ramey) y encontré fragmentos que me encantaron, algunos de ellos ya los conocía puesto que mis flirteos con Semiramide ser remontan muy atrás en el tiempo, pero siempre en escuchas sesgadas y sin atender al libreto. Supongo, y espero, ir haciendoos partícipes de cómo se va desarrollando mi relación con esta ópera.
Ahora, antes de pasar al terreno de las audiciones, os dejo un texto de Alberto Zedda que me ha parecido interesantísimo y que me ha permitido intuir cómo debo enfrentarme a esta obra para poder asimilarla como es debido. Creo que el secreto para aprehender el Rossini serio tiene algo que ver con la ópera barroca en su vertiente hedonista, yo lo voy a intentar por este lado. Dice Zedda:
Semiramide, como la mayoría de las óperas de Rossini, sobre todo las del género “serio”, desapareció de los repertorios operísticos cuando su autor todavía estaba en la flor de la vida, porque los intérpretes vocales ya no eran capaces de transformar en emociones vivas las acrobacias de un virtuosismo sublime que había sido reemplazado por un canto apasionado y realista; y porque el público, ávido de sentimientos fuertes en los que pudiera reconocerse a si mismo, ya no sabía abandonarse al hedonismo refinado e intelectual de un canto artificial basado en figuras musicales abstractas como las escalas, los arpegios, las roulades, que eran incapaces de sugerir por si mismas un itinerario psicológico de fácil comprensión. De esto, se seguía que aquellas óperas, mutiladas en la forma, traicionadas en la interpretación, transformadas en la sustancia, no llegaban a transmitir un mensaje, a permitir un correcto juicio de valor.

El bel canto, esencia de la vocalidad rossiniana, es una disciplina autónoma y específica gobernada por unas reglas que afectan, además de al intérprete, al compositor, y que potencian un proceso radical de idealización de los sentimientos y de los hechos. Compositor e intérprete dibujan un canto basado en artificios técnicos capaces de suscitar emociones a partir del frío prodigio del virtuosismo acrobático, más que de la sugestión de melodías llevaderas de significado o de imágenes dramáticas incisivas.

El público, testimonio y cómplice, participa en un acontecimiento que nace y muere al instante, y obtiene una fruición más profunda cuanto más grande es la capacidad de interferir, mediante la fantasía y los referentes culturales, en el proceso creado por el compositor y por el intérprete.
Como introducción he elegido el aria más famosa, "Bel raggio lusinghier", que canta el personaje de Semiramide en el acto primero, en un principio Rossini no ideó ninguna cabaletta como colofón de este andante grazioso sino que la que habitualmente se interpreta la compuso después de que Isabel Colbran, su esposa, le solicitara una cabaletta di bravura para su mayor lucimiento. Escuchamos tres versiones bastante contrapuestas, dos sopranos y dos mezzos líricas: Callas, expresiva, intuitiva pero sin lugar para la improvisación; Sutherland, de ejecución deslumbrante; Berganza, natural, haciendo que lo difícil parezca fácil; y Bartoli, acompañada al piano, con su característica coloratura "martellata", sus trinos y escalas, jugando con la dinámica, puro fuego.






16 comentarios:

  1. Comparto al 100% tu opinión sobre el fariseismo de la sociedad actual. Wagner fue bandera del Nacional-Socialismo y no precisamente por casualidad.
    Por lo que hace a Rossini estoy seguro que como mínimo sus obras sérias acabaran conquistándote. Semirámide, es una de mis óperas de cabecera, claro que eso no tiene mucho mérito ya que soy rossiniano de "cap a peus".
    Un abrazo

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    1. Pero Wagner no tuvo la culpa de la manipulación que de su música se hizo, yo desde luego no le hago responsable. También la música de Beethoven fue utilizada por los nazis.
      Lo que me pasa con las óperas de Rossini es que no termino de ver el bosque.

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    2. Totalmente de acuerdo que Wagner fue "utilizado" por el regimen nazi, peó claro, sus "opiniones" (por llamarlas de una manera suave) antisemitas, plasmadas en libros como "Das Judenthum in der Musik" ayudaron mucho. En el caso de Beethoven ignoro si en su vida también escribió algún panfleto anti-judio o simplemente fue manipulado por el nazismo.

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    3. ¡Ay, no, no! Que se cae al suelo Beethoven como hubiera escrito algo de eso, lo tengo en un pedestal como defensor del hombre y de la libertad.
      En estos últimos meses se han leído cosas de los alemanes en los periódicos que como en el futuro pasara algo con o contra ellos no quiero ni imaginar lo que se podría deducir, pero claro, afortunadamente no va a pasar nada. Con esto no exculpo a Wagner, era antisemita, es cierto.

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  2. a mí, lo que más me cuesta entender, es esta fiebre actual por el tatuaje,...lo de la cruz gamada, parece una criaturada por parte de Nikitín, y una hipocritada por parte de las Wagner...

    sobre el Guillermo Tell de Rossini, que me encantó, pero en el teatro, en la Bastille de Paris concretamente, hace unos años, así a pelo, no sé, no sé...

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    1. El gusto por el tatuaje es una cuestión estética y/o cultural y puede ser difícil de entender, al igual que puede serlo que las padaung se alarguen el cuello con collares, que hombres y mujeres nos depilemos o que a las niñas tradicionalmente se les haya hecho agujeros para colgar pendientes.
      Tú imagínate si es absurdo lo de las Wagner, este señor no puede cantar en Bayreuth pero sí puede hacerlo en Berlín o en Munich -al menos eso espero-, se ve que allí los nazis no hicieron nada, no iban a los teatros. Asesinas a alguien, cumples tu pena y seguro que no te ponen trabas para cantar en Bayreuth. De verdad que empiezo a estar harto de estas chorradas. Lo que me sorprende es que Nikitin haya aceptado la cancelación, le deben haber untado bien, de otra forma no me lo explico. Yo de él hubiera llevado al Festival a los tribunales y la hubiera montado gorda ¿Acaso tiene la peste? Y encima Thielemann se ha lucido con sus declaraciones de apoyo a la cancelación.

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  3. Me faltan detalles sobre el asunto Nitikin, pero creo que si se cubrió la nada inocente cruz gamada y se ha arrepentido públicamente, las Wagner y compañía han de saber perdonar.

    pero

    Un tatuaje, pintura con vocación de permanencia, no es una inocentada. Por ejemplo: muchas chicas se quedarán sin epidural porque tienen sus tatuajes de la zona lumbar, parirán con dolor por ignorancia y por moda. Creo que a los 17 uno ya puede asumir las consecuencias de sus actos.

    A mi me cuesta el Bel Canto pero he de admitir que Rossini cada vez me gusta más, y es que tiene momentos de genio, como esta delicia que cantan todas tan bien, en especial la Sutherland!

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    1. Tampoco vamos a idealizar la epidural, tiene sus ventajas y sus inconvenientes, no creo que parir con dolor sea un drama, mejor sin. Yo el caso más cercano que tengo es el de mi mujer y a ella le fue mucho mejor sin epidural que con.
      Sutherland canta muy bien pero en las ornamentaciones a mí me da la sensación de que hay momentos en los que se desvía hacia Úbeda.

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  4. RECLINATORIO PARA EL ROSSINI SERIO

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  5. Yo también creo que lo que le han hecho a Nikitin es vergonzoso y niega aspectos como el perdón y la reinserción sin los cuales la sociedad tal y como la concebimos no tiene sentido.

    Entrando en temática rossiniana, a principios de verano intenté la machada de meterme entre pecho y espalda un Tancredi de una sentada. Era el DVD con la Barcellona, en teoría una buena opción. Pues bien, no pudo ser en una sentada, ni en dos. Tres días, tres, necesité para acabarlo, tales fueron los efectos soporíferos. Sólo recuerdo otra ópera que me haya causado semejante efecto: La donna del lago, con Merritt, Blake y June Anderson, también en DVD. Está claro que Rossini y yo nunca vamos a entendernos.

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    1. No sabes cómo te comprendo. Jacobs tiene una muy buena versión de Tancredi, si todavía te sientes con ánimos, yo tuve la suerte de escuchársela en directo y me encantó.
      Nada más leer el título, La donna del lago, dan ganas de echarse una siesta a la orilla y a la sombra.

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. Maac.. estoy de acuerdo contigo en que ver completa la versión del Metropolitan a la que hacías referencia con Semiramide es una tarea ardua. Yo la he visto varias veces, y he de confesar que a pesar del lujerío de la producción, la acción es muy lenta y estática.
    Puesto que últimamente en este teatro (el MET) se están metiendo a renovar las producciones, y tomando como referentes los últimos montajes de Rossini (Le Comte Ory, El Barbero de Sevilla) con unos intérpretes estupendos que son capaces de imprimir complicidad y acción a sus personajes aparte de cantar estupendamente, yo le propondría Mr Peter Gelb, que revisara esa obra, y en concreto esa producción, con un nuevo regista que le diera más movimiento o acción (cosa que tiene complicada, dado que la trama parece más un recital de arias para el lucimiento de sus cantantes, que una ópera en sí).
    De todas formas, esa producción merece la pena por la gran Marilyn Horne,ya que con voz muy trabajada da una lección magistral a todos sus parteners. Samuel Ramey está soberbio y en sus páginas Assur parece la voz del mal. June Anderson no me transmite mucho, y hubiera estado genial tener a Sutherland, aunque no recuerdo si por esas fechas seguía en activo.

    Imagina el reparto con Damrau como Semiramide, Florez como Idreno, Kasarova/DiDonato como Arbace, y como bajo el mismo Orfila que lo hace muy bien. Menuda producción!

    Con respecto al tema Wagner supongo que es una polémica más que se suma a larga lista que se ha ido generando en Bayreuth desde su nacimiento. Sí, es cierto que Wagner era nacionalista, y no hay más que leer su autobiografía, y sus artículos. Pero también creo, que su música está muy por encima de polémicas políticas, que lo único que consiguen es darle publicidad a un Festival que sigue siendo rancio y clasista, al igual que otros muchos grandes encuentros musicales veraniego europeos (Salzburgo y Glyndebourne, por ejemplo.

    P.D.(ahora sí escribí bien el nombre del "mandamás" del MET, por eso lo suprimí)

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  8. Libra ¿dónde tengo que firmar?

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  9. Todo es cuestión de enviarle un mail al MET!!!

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