viernes, 12 de octubre de 2012

A propósito de Rigoletto (VII) - El mismo Rigoletto (2)


Ayer escuchábamos a Bastiani y hoy nos vamos a ir al polo opuesto, un Rigoletto que nada tiene que ver con el italiano, en realidad no tiene nada que ver con ningún otro Rigoletto de la historia fonográfica. Se trata del recientemente fallecido Dietrich Fischer-Dieskau. Un cantante muy alejado del mundo verdiano, o quizás no tanto porque desde los incios de su carrera interpretó y grabó varios barítonos verdianos (Macbeth, papá Germont en La traviata, Rigoletto, Iago en Otello, Rodrigo en Don Carlos, Falstaff). No es precisamente por sus Verdis  por lo que este cantante forma parte de la historia del canto. Quizás su mejor recreación verdiana sea Iago.


Vale la pena pasarse por Youtube y leer algunos comentarios que los aficionados han escrito sobre su Rigoletto, desde luego es un bufón muy controvertido: "Quello che mi affascina di DFD non è il suo canto, ma le sue interviste", "ma questi quando cominciano a cantare?", "a che serve di avere una conoscenza della musica?",  "Un artista vero per primo deve rispettare il Maestro Verdi !", "Tutti violinisti sognano di suonare con uno Stradivari,e noi gridiamo 'bravo' à uno strumento schifoso?!?". En el debe tendríamos que situar, junto a un timbre claro en exceso y un volumen moderado, su afectación, ésta es una de las características que destacan en todas sus interpretaciones, algún crítico ha calificado al cantante como "relamido, alambicado y manierista" y no le falta razón. Pero este exceso es también una virtud que denota lo que este hombre trabajaba los personajes y que le posibilitaba mostrar infinitos matices que enriquecían, desde un punto de vista dramático, una expresión o incluso una palabra; y para ello se aprovechaba de una técnica asombrosa que le permitía colorear el canto mediante cambios de intensidad y color, que a veces también implicaban desigualdades o pérdidas de uniformidad; por lo tanto era también un intérprete refinado, lo que, además de restar espontaneidad, juega en su contra cuando se enfrenta con un personaje, en muchos aspectos, primario. como es el caso de Rigoletto. Desde luego cantar Rigoletto no es lo mismo que cantar Wolfram y su maravilloso lied orquestal.

Y hemos mencionado  a Wolfram (Tannhäuser) y con él entramos en el terreno del estilo, Fischer-Dieskau no era poseedor del estilo para cantar Verdi, carecía de lo que se llama italianità. Al escucharlo se produce una sensación parecida a la que esperimentaríamos si nos encontráramos con un torero vestido con su traje de luces en el ascensor de nuestro edificio, algo que no pega ni con cola y parece sacado de contexto. Por si fuera poco, a la falta de inatlianità, o a consecuencia de ella, hay que añadir que aún siendo un buen fraseador y teniendo una  dicción perfecta, clarísima, su ponunciación era nefasta, desde luego no podía ocultar que era un guiri.

Fischer-Dieskau, un Rigoletto interesante pero alejado de la referencia. Desde mi punto de vista es una suma más que una resta. Por su originalidad tenemos que valorarlo y también disfrutarlo:





8 comentarios:

  1. Cada vez me doy más cuenta de lo exigente que se puede llegar a ser con los intérpretes, seguramente proporcional a lo que se puede llegar a disfrutar con éllos. De modo que gracias por estas enseñanzas. Y levanto la mano: ¿Mucho de lo que dicen y dices de DF-D no podría valer también para Krauss?

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  2. Me pones en un compromiso.
    ¿El qué podría valer para Kraus?
    - Sobre la falta de estilo. Kraus nunca pecó de falta de estilo, su repertorio era pequeño y ahora mismo me cuesta encontrar algún desliz en este sentido. Para mí donde mejor está es en el bel canto romántico de la primera mitad del XIX (Bellini y Donizetti) y en los tres Verdis que cantó (Alfredo, Duca, Fenton), con Rossini guardó las distancias sabedor de que su fuerte no estaba en la coloratura. Fischer-Dieskau, en la ópera, creo que se movía por intereses dramáticos antes que de adecuación vocal.
    - Sobre la voz. Aquí sí encuentro algún punto en común entre ambos cantantes. Ninguno destaca por tener un instrumento portentoso y ambos supieron sacar el máximo partido a esa materia prima no privilegiada, si bien Fischer-Dieskau podía encontrar momentos de gran belleza vocal, Kraus también pero en menor medida y sobre todo en la zona aguda.
    - Sobre la técnica de canto y la interpretación. Aquí también hay algo en común y notables diferencias. Kraus no era capaz de sacrificar el canto para lograr determinada expresión (que tampoco descuidaba y para prueba su melancólico Werther), Fischer-Dieskau sí (yo diría que siendo un cantante muy técnico afrontaba los roles desde una perspectiva expresionista, su Rigoletto, por ejemplo, es un poco Wozzeck, de ahí que algún comentarista de Youtube se pregunte por cuándo va a comenzar a cantar). Ambos cantantes estudiaban muy bien sus personajes pero desde ópticas muy distintas, Kraus se preocupa más por lo canoro, de ahí que siempre esté ajustado, mientras que Fischer-Dieskau busca el matiz psicológico, de ahí su manierismo.
    Y bueno... luego está el tema de la frialdad de Kraus. No estoy de acuerdo con los que lo consideran frío, lo considero un intérprete cálido pero nada pasional, para eso mejor Di Stefano.

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  3. ..un poco Wozzeck, lo clavas. Aún así, qué voz tan bonita.

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    1. Pero una belleza muy alejada de la de Giuseppe Danise en ese mismo papel.

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  4. Pese a todo, a mí siempre me ha parecido muy disfrutable. No es mi Rigoletto de referencia, pero me gusta. Además, en su grabación de Rigoletto le acompaña una buena batuta y un buen elenco de cantantes, lo que hace el conjunto imprescindible.

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    1. Al de Kubelik sólo le pongo una pega y está en una de mis soprano favoritas ¡Qué cosas!

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