El otro día hablábamos de Sylvia McNair, y ella, junto con el piano de André Previn, y mi propia vida, son los culpables de que en estos momentos me encuentre escibiendo este post. Es evidente que mi vida no es tan interesante como para cinematografiarla, al menos por ahora, y espero que siga así por mucho tiempo -sí, será mejor así-; sin embargo, como todas, tiene su propia banda sonora. Y en esa banda sonora debe figurar la que para mí es la canción de amor por excelencia. La que, cada vez que termina, tengo ganas de oir otra vez, la que hace que se me pase el tiempo volando, la que me da punzadas en el corazón y siempre me deja al borde de la lágrima. Siento no poder contar una anécdota relacionada con la letra pero es que implica a terceras personas y su intimidad, no sería lo correcto. Creo que la volveré a escuchar, parece que tengo la noche tonta, ¡y me gusta tanto esta versión que acabo de descubrir!, es tan sencilla; al igual que ocurre con casi todo standard del jazz, las versiones se cuentan por cientos, destacar es tan difícil.
All the things you are, de Oscar Hammerstein y Jerome Kern.
Time and again I've longed for adventure Something to make my heart beat much faster What did I long for, I never really knew. Finding your love, I found my adventure, Touching your hand my heart beat much faster All that I want in all of this world is you.
You are the promised kiss of springtime That makes the lonely winter seem long You are the breathless hush of evening That trembles on the brink of a lovely song.
You are the angel glow that lights a star, The dearest things I know are what you are. Someday my happy arms will hold you, And someday I'll know that moment divine When all the things you are, are mine.
Preciosa versión, y me callo, que la cosa es íntima
ResponderEliminarEstaba preguntándome por qué puse que esta canción hace que se me pase el tiempo rápido, ahora no le encuentro mucho sentido.
EliminarMuy bonita la canción. Si hay una música que pueda describir mi actual vida, esa sería la sintonía de Benny Hill.
ResponderEliminarPues igual conviene parar el carro ¿o no?
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