sábado, 29 de diciembre de 2012

La última maac-chorrada del 2012 - ¿Para olvidar o para recordar?



EL. — Dentro de unos cuantos años, cuando te haya olvidado, y cuando otras
historias como esta, por la fuerza de la costumbre otra vez, vuelvan a suceder, me
acordaré de ti como del olvido del amor mismo. Pensaré en todo esto como en el
horror del olvido. Lo sé ya desde ahora.

(Hiroshima mon amour. Margherite Duras).

2012 no ha sido muy duro conmigo en lo personal, al contrario, ha pasado con nota, pero en lo económico y social ha sido un año para olvidar, aunque no conviene ingnorarlo, más bien recordarlo para evitar que las situaciones que están en la mente de todos, y que no voy a enumerar por enésima vez, se vuelvan a repetir.
Esta mañana he estado pensando en el ya viejo 2012 y he llegado a la conclusión de que el protagonista de mi banda sonora de este año, que se nos va, ha sido el olvido, pero no el olvido entendido como ausencia de perdurabilidad en los demás sino al revés, el olvido como arrinconamiento de  incidentes, circunstancias o personas que nos han afectado. Dicen que el olvido es una acción involuntaria, que no depende de nosotros mismos. Un asunto que me ha  estando rondando por mi cabeza, casi una obsesión, durante algunos meses  es precisamente si el olvido puede ser o no voluntario, si querer olvidar es poder hacerlo, o si, por el contrario, cuanto más estamos empeñados en eliminar acontecimientos, circunstancias o personas de nuestra memoria, más estas se asientan en ella; si ser consciente de que has olvidado algo no es, en el fondo, más que una manera de recordarlo; o si puede ser efectivo intentar no recordar para poder olvidar. En ocasiones,  yo creo que la mayoría de veces, lo que recordamos no tiene nada que ver con la realidad, el recuerdo es algo vivo, que evoluciona, que es imposible que permanezca inmutable con el paso del tiempo. Recordamos recuerdos de otros recuerdos y la realidad de un hecho sólo aparece una vez en la vida, cada momento es único y es imposible que vuelva a suceder igual. Hay frases y hay rostros que nunca se olvidan y los hay también que, a pesar de que se han presentado en numerosas ocasiones ante nosotros, y por más que hemos intentado fijarlos, siempre aparecen en la memoria difusos o distorsionados. Nuestra apreciación de lo real puede ser también muy irreal, y el recuerdo que brota de esa realidad todavía más aún. Caprichoso es el olvido. Estoy en un mar de dudas y, a veces, me sorprendo a mi mismo dándome cuenta de lo críptico que puedo llegar a ser  o parecer.

Todo se hunde en la niebla del olvido
pero cuando la niebla se despeja
el olvido está lleno de memoria

(El olvido está lleno de memoria. Mario Benedetti)

En el mundo de la música clásica el año 2012 ha sido el de la superventas Cecilia Bartoli, que ha sabido sorprendernos y reinventarse a sí misma, y yo, para despedirme del año, he elegido una canción de De Curtis cantada por ella y que hace juego con el post de hoy, Non ti scordar di me, la interpretó en un concierto el 23 agosto 2001 en la Iglesia de San Francesco de Locarno, con Jean-Yves Thibaudet al piano.

¡Ay, esa preocupación por que nos borren de la memoria!: Partirán las golondrinas de este país ahora frío y sin sol, buscando primaveras de violetas, nidos de amor y de felicidad... Pura melancolía. Es lo que más pega a las despedidas, al menos si están relacionadas con el paso del tiempo y/o con el amor:


Partirono le rondini
nel mio paese freddo e senza sole
cercando primavere di viole
nidi d'amore e di felicità.

La mia piccola rondine partì
senza lasciarmi un bacio
senza un addio partì.

Non ti scordar di me
la vita mia è legata a te
io t'amo sempre più
nel sogno mio rimani tu.

Non ti scordar di me
la vita mia è legata a te
c'è sempre un nido nel mio cuor per te
non ti scordar di me.

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