martes, 19 de diciembre de 2017

"Matías el pintor" (Mathis der Maler) próximamente. Pequeño maac-rollete e injerencia política en Les Arts, nos lo han puesto a huevo.

Conocía la existencia de la ópera Mathis der Maler  gracias a una colección de fascículos que fui adquiriendo, con bastante sacrificio y mucha ilusión, semana tras semana, en un kiosco-librería de Nuevo Centro, hoy ya desaparecido no recuerdo el nombre, formaba parte de uno de los dos vinilos dedicados a la ópera del siglo XX y venía con unos fragmentos cantandos por el barítono Fischer-Dieskau acompañado del coro de la Radio de Baviera bajo la dirección de Kubelik. No era un fragmento que me gustara escuchar con mucha frecuencia pero sí es cierto que desde un primer momento me impactó, tanto su argumento  como una sonoridad que me parecía a la vez arcaica y moderna. En aquellos tiempos no estaba maac para muchas modernidades, tampoco es que fuera un amante de la música de Rossini, nunca lo he sido al 100%, pero tiraba más hacia óperas como Lucia de Lammermoor, que conocí por la colección en una curiosa y fallida versión de Caballé y Carreras con un jovencísimo Ramey, grabada para Philips con dirección de López Cobos;  Don Giovanni en grabación de Furt, ahí comenzó mi amor por Schwarzkopf; Otello, que había sido mi primera grabación de una ópera completa, también con el siempre matizado Fischer-Dieskau y dirección de Barbirolli, sonido espectacular y un Otello que no es de referencia pero sí minusvalorado en exceso, el de MacCraken; La bohème en la referencial versión de Karajan con Freni y Pavarotti y, dentro de lo que se puede considerar más moderno no dejaba de escuchar Salomé y me atraía la brutalidad de Elektra, éstas dos con Nilsson y el manipulado sonido de los productores de DECCA, que cada vez me parece más viejuno, sobre todo en lo tocante a la segunda, aunque debo decir que mi primera aproximación a Salomé provenía de la danza de los siete velos y escena final grabada por la pareja Caballé-Bernstein para DG; de Tristán e Isolda, todavía no pasaba del Preludio del primer acto, el dúo de amor del segundo o el liebestod final, en este caso mi vinilo era el de Böhm en Bayreuth, versión que nunca ha dejado de acompañarme, una vez más con Nilsson, cantante que me gusta en unas cosas y en otras no, y mi adorada Christa Ludwig, lo que viene a ser dos Isoldas en una, una auténtica orgía vocal de ritmos por momentos vertiginosos, una lectura honesta, sin ganas de desguazar el intrincado mundo orquestal de la partitura, sin superfluas filosofías, el drama al desnudo pasando por delante de nuestros ojos con total naturalidad; entonces la voz de Callas me producía urticaria, no lograba entender cómo decían que era una soprano de referencia en roles como Norma o Violetta, no cabe duda que todavía tenía mucho que aprender, y lo sigo haciendo. Después llegó el CD y el vinilo ese de la colección fue directo al armario de dónde nunca más ha salido, creo que nunca más escuché nada de esta ópera de Hindemith; sin embargo he retenido esas primeras sensaciones que la escucha me produjo durante unos veinticinco años, por eso pienso que algo debe tener esta obra cuando eso es así, porque de Moses und Aaron, que también tenía su fragmento en el disco, solo recuerdo que me faltó tiempo para saltarlo.


Bueno, el caso es que pretendía hablar de Hindemith y me he ido por los cerros de Úbeda. La cuestión es que, cuando Hindemith estaba componiendo su ópera Mathis der Maler, recibió un encargo del director de la Filarmónica de Berlín, que no era otro que Wilhelm Furwängler, para componer una sinfonía para ser estrenada por su orquesta, y el compositor reutilizó temas de la ópera Mathis der Maler que, como hemos visto, estaba en proceso de gestación, y bautizó la sinfonía con el mismo nombre, "Matías el pintor".

La historia de Mathis de Maler es una reflexión sobre la creación artística y esta basada en la obra de un pintor cuya vida cabalgó entre el siglo XV y XVI, se llamaba Mathias Grünewald y se redescubrió a principios del siglo XX causando sorpresa por su individualidad dentro de las corrientes artísticas italianizantes de la época, también y, al margen de su calidad artística, destacó por su compromiso social y el apoyo a las revueltas campesinas antifeudales. Hindemith establece en su obra un paralelismo entre la oposición de Grünewald a la jerarquía de la iglesia católica y su defensa del luteranismo y la situación en la que se encontraba el propio compositor respecto al régimen nazi, en privado lo condenaba mientras que en su vida pública lo toleraba, aunque finalmente adoptó una postura de compromiso que lo llevó a ser considerado por Goebbels como un disidente. Su posicionamiento político, antes que su estética musical, llevó a que se convirtiera, sin ser judío (su mujer sí lo era), en uno de los compositores de "música degenerada" (entartete music) y a que se prohibiera la interpretación de sus obras en público.

Furtwängler dirigió la sinfonía con la Filarmónica de Berlín pero no llegaría a estrenar la ópera, ya que en 1934 Furtwängler publicó un polémico artículo titulado Der Fall Hindemith (El caso Hindemith), en este artículo el director alemán se plantea el tema de la peligrosa injerencia de la política en el mundo del arte. Las consecuencias fueron nefastas para la carrera artística de Furtwängler, fue cesado en todos sus cargos. Hoy, paradójicamente, pueden encontrar cierta relación, salvando muchas distancias, con el Palau de les Arts y parece inevitable relacionar el asunto Hindemith con los últimos acontecimientos acaecidos en Les Arts donde parece ser que se pretende, esperemos que al final no sea así, someter la programación a determinados intereses partidistas de índole nacionalista, cuando lo correcto sería ofrecer espectáculos de calidad libres de todo prejuicio nacional o ideológico. Es una pena que el Palau de les Arts, desde el mismo día que comenzó su andadura, no haya podido librarse de injerencias políticas, en uno u otro sentido, una muestra más de la estrechez de miras de nuestros políticos, yo pensaba que, con el cambio de gobierno en la Generalitat, las cosas iban a cambiar, hoy me doy cuenta de que he sido un iluso, si bien es cierto es que a raíz de las últimas declaraciones del conseller Marzà todo se ha suavizado un poco. Volviendo a Mathis de Maler, la ópera se estrenó finalmente en Zúrich en 1938. 

La sinfonía está inspirada en el Retablo de Isenheim, pintado por Grünewald para la Abadía del mismo nombre, en Alsacia, un políptico formado por 9 paneles.

El Retablo de Insenheim cerrado: San Sebastián, Crucifixión y San Antonio Abad.
Posición central: Anunciación, Concierto de Ángeles, La Virgen y el Niño y Resurrección.
El retablo abierto: La visita de San Antonio a San Pablo, esculturas de Nicolas de Haguenau y Las tentaciones de San Antonio.
Cada movimiento de la sinfonía parte de una parte distinta del retablo, la grabación está efectuada por la Filarmónica de Berlín en 1955 con dirección del propio Hindemith: 

  • Primer movimiento: Concierto de los Ángeles (Engelkonzert)




  • Segundo movimiento: El entierro de Cristo (Grablegung)



  • Tercer movimiento: Las tentaciones de San Antonio (Versuchung des heiligen Antonius).


La podremos escuchar este jueves en el Palau de les Arts por la Orquesta de la Comunitat Valenciana bajo la dirección de Roberto Abbado. El programa se completará con otras dos sinfonías: 

Haydn: Sinfonía número 93 - La primera de las de Londres, en los clásicos 4 movimientos.
Beethoven: Sinfonía número 1, un Beethoven de 30 años que ya despunta, también en 4 movimientos.

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