Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, Richard Strauss marchó a Suiza, allí descubrió un poema de Joseph von Eichendorff, Im Abendrot, basándose en él compuso una pieza para soprano y orquesta. Al principio era una pieza aislada y no formaba parte de los Cuatro últimos lieder, la terminó en mayo de 1948, después compuso tres lieder más sobre textos de Herman Hesse, también para soprano y orquesta, que junto con el primero forman los Vier Letzte Lieder (por voluntad de un editor londinense). Meses después de su composición moriría, nunca escuchó la interpretación de estas piezas. Su estreno tuvo lugar el 22 de mayo de 1950 con Kirsten Flagstad, la Orquesta Philharmonia y dirección de Wilhelm Furtwängler.
Quién me iba a decir que terminaría rindiéndome ante la versión de los Vier letzte Lieder -y más concretamente la de Im Abendrot- que Böhm grabara en 1953 con la Filarmónica de Viena y Lisa Della Casa para Decca. No era por la soprano, straussiana de primera fila, maravillosa Zdenka, Arabella, Ariadne, Condesa Madeleine, Mariscala, Chysothemis, ni por su timbre argénteo y resplandeciente, no era porque prefiriera a Schwarzkopf, no lo era porque fuera incondicional de Szell, sino por la misma dirección de Böhm, que se me antojaba demasiado intrascendente, demasiado veloz, pensaba que pasaba por encima del lied como elefante por cacharrería. Qué equivocado estaba, ahora es Szell el que casi se me antoja demasiado lánguido. Esta noche se me ha ocurrido comprobar las duraciones y me he sorprendido, y eso que ya me esperaba que la de Szell fuera más larga (8'18'') que la de Böhm (6'03''), pero no que hubiera tanta diferencia de tiempo entre ambas. Pero qué maravillosa es Schwarzkopf, y eso que está grabado en 1966, cómo mantiene el tipo ante tanta lentitud, no es fácil, qué melancolía, qué matices. Böhm-Della Casa, Szell-Schwarzkopf, la cara y la cruz de la misma moneda, unos maravillosos y los otros también. Yo no sé vosotros, yo, no pienso elegir. Van las dos grabaciones seguidas, se puede seleccionar la que se quiera pulsando con el puntero del ratón sobre el botón que pone "channel guide":
Quién me iba a decir que terminaría rindiéndome ante la versión de los Vier letzte Lieder -y más concretamente la de Im Abendrot- que Böhm grabara en 1953 con la Filarmónica de Viena y Lisa Della Casa para Decca. No era por la soprano, straussiana de primera fila, maravillosa Zdenka, Arabella, Ariadne, Condesa Madeleine, Mariscala, Chysothemis, ni por su timbre argénteo y resplandeciente, no era porque prefiriera a Schwarzkopf, no lo era porque fuera incondicional de Szell, sino por la misma dirección de Böhm, que se me antojaba demasiado intrascendente, demasiado veloz, pensaba que pasaba por encima del lied como elefante por cacharrería. Qué equivocado estaba, ahora es Szell el que casi se me antoja demasiado lánguido. Esta noche se me ha ocurrido comprobar las duraciones y me he sorprendido, y eso que ya me esperaba que la de Szell fuera más larga (8'18'') que la de Böhm (6'03''), pero no que hubiera tanta diferencia de tiempo entre ambas. Pero qué maravillosa es Schwarzkopf, y eso que está grabado en 1966, cómo mantiene el tipo ante tanta lentitud, no es fácil, qué melancolía, qué matices. Böhm-Della Casa, Szell-Schwarzkopf, la cara y la cruz de la misma moneda, unos maravillosos y los otros también. Yo no sé vosotros, yo, no pienso elegir. Van las dos grabaciones seguidas, se puede seleccionar la que se quiera pulsando con el puntero del ratón sobre el botón que pone "channel guide":
IM ABENDROT (Joseph von Eichendorff)
Wir sind durch Not und Freude
gegangen Hand in Hand,
vom Wandern ruhen wir (beide)
nun überm stillen Land.
Rings sich die Täler neigen,
es dunkelt schon die Luft,
Zwei Lerchen nur noch steigen
nachträumend in den Duft.
Tritt her und lass sie schwirren,
bald ist es Schlafenszeit,
dass wir uns nicht verirren
In dieser Einsamkeit.
O weiter, stiller Friede!
So tief im Abendrot,
wie sind wir wandermüde-
ist dies etwa der Tod?
EN LA PUESTA DE SOL
Con penas y alegrías,
mano a mano, hemos caminado.
Reposemos ahora de nuestros viajes,
en la tranquila campiña.
A nuestro alrededor se inclinan los valles,
ya el cielo se oscurece.
Sólo dos alondras alzan todavía el vuelo
soñando de nuevo en el perfumado aire.
Ven y déjalas trinar,
pronto será hora de dormir,
Ven, para que no podamos perdernos
en esta soledad.
Oh, inmensa y dulce paz,
tan profunda en la puesta de sol,
qué cansados estamos de caminar.
¿Quizás sea esto la muerte?
LAS 2 MAAC, LAS 2. Se aprovecha todo, todito. ¡Qué excelsas están ambas! y que lied tan maravilloso
ResponderEliminarSin aceptar la elección como renuncia, pues las dos son maravillosas, tengo que reconocer que me "pone" un puntito más Szell-Schwarkopf. Y estoy convencido que no es por la voz...
ResponderEliminarAdoro a Schwarzkopf y a Lisa della Casa. No cabe elección. Me quedo con ambas.
ResponderEliminarY creo que los tándem son los adecuados. La Schwarzkopf, con esos matices recónditos y la hondura del canto, está bien arropada por los colores tornasolados y brumosos de Szell; della Casa más sencilla en su decir, más espontánea en su visión de la puesta de sol, con ese timbre preciosista, encuentra su respuesta en Böhm.
La fecha tardía de la versión de Schwarzkopf añade más mérito.
Me has emocionado con estas selecciones, maac.
Maravillosa música, me pone un poco más la Schwarzkopf pero ambas me han gustado mucho.
ResponderEliminarEstoy con Ximo: LAS DOS VERSIONES, aunque yo también prefiero a Della Casa en Strauss que a la Schwarzkopf (sé que esto es considerado por muchos un sacrilegio...) Ese disco con Böhm es oro puro. ¿Qué me dices del dúo de Arabella, eh? :-D
ResponderEliminarBienvenido, Kraus, es un placer tenerte por aquí.
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