domingo, 25 de mayo de 2008

CHRISTA LUDWIG canta MOZART: Ah qual poter, oh Dei! Donaste alla beltà.


La Clemenza di Tito es considerada por muchos como la última ópera seria de la historia, lo cual puede ser discutible, de lo que no hay duda es que la llamada ópera seria pertenecía más al Antiguo Régimen que a una Europa que había entrado ya en un proceso de reforma del Estado. Este carácter anacrónico, su estatismo, la pasividad del personaje principal, su escasa evolución dramática, unido a su ubicación temporal dentro de la producción mozartinana -estrenada el 6 de septiembre de 1791, al final de la vida del compositor, entre Così fan tutte (enero de 1790) y La Flauta Mágica (estreno en septiembre de 1791, pero cuya composición se inició antes que La Clemenza)- han hecho que se tienda a justificar su composición -como cuando se afirma que la compuso en tan sólo dieciocho días-, esto es signo de que hay algo en La Clemenza que no funciona o que no nos cuadra, y no es precisamente su música.

La razón más convincente que se ha dado para explicar su carácter irregular es que su composición no obedece a un deseo nacido del propio Mozart sino a un encargo del empresario Domenico Guardasoni y su función muy concreta: la celebración de la coronación del emperador Leopoldo II como rey de Bohemia. Mozart tuvo que dejar de lado la composición de La Flauta Mágica para dedicarse a La clemenza, contó con la ayuda de Süssmayr, que se ocupó de la mayor parte de los recitativos secco de la ópera.

La primera composición operística basada en el libreto de La Clemenza di Tito de Metastasio se debe a Antonio Caldara y se había estrenado 57 años antes para festejar el cumpleaños del emperador Carlos VI y antes que Mozart sería utilizado por Leo, Hasse, Gluck, Jommelli, Traetta y otros. Otra vez la vemos utilizada como medio para ensalzar la figura del monarca o del príncipe. Tito, la personificación de aquél, no evoluciona a lo largo de la obra, es bueno desde el principio hasta el fin.

Si juntamos los nombres de Mozart y una de las más asiduas visitantes de este blog, Christa Ludwig, no pueden salir más que cosas buenas. Vamos a escuchar dos arias de Sesto, víctima del poder de la belleza de Vitelia, en La Clemenza di Tito: "Parto, parto, ma tu ben mio..." y "Deh per questo istante...".


SESTO: Parto, parto, ma tu ben mio, meco ritorna in pace; sarò qual più ti piace; quel che vorrai farò. Guardami, e tutto oblio, e a vendicarti io volo; a questo sguardo solo da me si penserà. Parto, ma tu... Ah qual poter, oh Dei! Donaste alla beltà.

SEXTO: Ya, ya me voy pero, tú, bien mío, vuelve a estar en paz conmigo; será como te plazca todo lo que quieras, haré. Mírame, y lo olvidaré todo, y volaré a vengarte. ¡Solamente esa mirada tuya ocupará mis pensamientos! Me voy pero tú... ¡Ah! ¡ Qué poder, dioses, concedisteis a la belleza!



SESTO: Deh per questo istante solo ti ricorda il primo amor. Chè morir mi fa di duolo il tuo sdegno il tuo rigor. Di pietade indegno è vero, sol spirar io deggio orror. Pur saresti men severo, se vedessi questo cor.
Disperato vado a morte; ma il morir non mi spaventa; il pensiero mi tormenta che fui teco un traditor! (fra sè) Tanto affanno soffre un core, ne si more di dolor!

SEXTO: Sólo por este instante recuerda el primer amor, pues me hace morir tu desdén y tu rigor. No soy digno de piedad, es cierto, sólo horror debo de inspirar; pero serías menos severo si pudieras ver este corazón .
Desesperado, voy a la muerte, aunque morir no me asusta; el pensamiento que me atormenta es que fui traidor a ti. (para sí) Tanto afán sufre mi corazón... ¡y no se muere de dolor...!

1 comentario:

  1. Maac,
    Leyendo lo que has escrito y de la forma en que lo has hecho; resaltando unas letras sobre otras he tenido una asociación de ideas; Me sucedió hace unos días -era la primera vez que me ocurría en mi vida y me desconcertó - leyendo un informe alguien me dijo: subráyame lo importante, solo eso. Tendré que aprender de tí maac, lo has hecho muy bien.

    No sé qué es lo que no funciona en esta ópera,tú lo atribuyes a ser un encargo. No sé. Para mi no es de las óperas que más me gustan de Mozart, pero la selección que has hecho me parece fantástica y a Christa Ludwig no le se puede pedir más.

    Gracias!

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