sábado, 20 de septiembre de 2008

Flash back sobre un Lacrimosa




¡Qué alegría me he llevado esta noche! Recuerdo perfectamente aquel día de 1993 en que Geni y yo vimos la película Azul del polaco Krzysztof Kieslowski, forma parte de una trilogía sobre los colores de la bandera francesa puestos en relación con las palabras libertad, igualdad y fraternidad (en wikipedia podéis encontrar más información sobre la película). Salimos del cine impactados, tanto por la historia como por las imágenes y la música, una de esas películas que dejaron huella en ambos. A Geni le encantó la música, recuerdo que le dije que sí, que me había gustado pero que dudaba de que fuera de la película esa música tan espectacular pudiera resultar atractiva, al menos para mí, y si lo hacía estaba convencido de que sería por muy poco tiempo, así que no me preocupé por investigar más allá de la simple retención del nombre del compositor Zbigniew Presiner -pronto lo olvidé, un nombre demasiado complicado-. Era una música con un envoltorio de modernidad pero que ya estaba oída hacía mucho tiempo.






Hace un rato me disponía a escuchar un disco de Sumi Jo que se titula "Prayers" (2001), he repasado la lista de compositores: Ravel, Mozart, Caccini, Strauss, Rossini, Fauré, Schubert, Gounod, Donizetti, Bernstein y un tal Preisner que no me sonaba de nada, el fragmento se titulaba "Lacrimosa". Estaba claro. Kaddisch, Ave Maria, Laudate Dominum, Pie Jesu, Amazing Grace... no me interesaban tanto como esa pieza de un compositor que a saber de qué época sería, lo mismo era barroco... Pues no, no era barroco. Era contemporáneo y he tenido una impresión parecida a cuando escuché la banda sonora de Azul, me gusta pero no me interesa. Con esto no quiero decir que haya relacionado inmediatamente esa música con la película, ha sido buscando y rebuscando por google noticias sobre el compositor cuando he tropezado con la película de Kieslowski y la verdad es que me he llevado una sorpresa y una alegría mezclada con nostalgia al recordar aquellas sensaciones en la sala y en el café a la salida del cine. Me ha apetecido compartirlo con los lectores del blog.

En definitiva, una música con demasiadas pretensiones de modernidad pero totalmente insustancial y caduca que, sin las imágenes de Kieslowski, me aburre soberanamente a la segunda escucha.








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