Una de mis cantantes de jazz preferidas -y creo que como de casi todo el mundo, es lógico que así sea- es Billie Holiday. Ella -y no la otra Ella- popularizó a finales de los años treinta una canción de Abel Meeropol -letrista y compositor que lo tenía todo: orígenes rusos y judíos y afiliación al Partido Comunista Norteamericano- que se titulaba "Strange Fruit", es una de las más populares de la historia del jazz vocal y no hay selección que la pase por alto. El caso es que yo hace años que la escuchaba como si fuera una canción de amor -así de bestia es uno- pensando en una atractiva fruta exótica, como mucho podría imaginarme que su temática fuera el desamor, pillar la letra sobre la marcha es demasiado para mi cuerpo. Cuando un buen día me enteré del significado real de la canción me quedé de piedra, lo que era día se tornó noche. A pesar de ello la canción no dejó de interesarme sino todo lo contrario, el círculo se cerraba y podía sentir por fin esa brutal crudeza, desprovista de toda violencia o exceso, con la que la que la cantaba Billie. Eran tiempos en los que la liberación de los negros estadounidenses todavía no había llegado, la misma cantante se había visto vejada en numerosas ocasiones, ella misma relató como los hospitales se habían negado a ingresar a su enfermo padre por el color de su piel o que en alguna ocasión en hoteles la obligaron a utilizar el montagargas, incluso fue perseguida hasta abandonar el Estado de Alabama por intentar cantar "Strange Fruit", la canción con la que sobre un escenario en negro y los ojos cerrados concluía todos sus recitales. Hoy los tiempos han cambiado mucho pero siguen existiendo frutos extraños en otras partes o por otros motivos.
Vamos a escuchar otras versiones, la de Holiday, que es la referencia, ya la hemos escuchado ahora les toca el turno a las de de Nina Simone, en la misma línea pero más patética, y Cassandra Wilson, que no es una versión más sino que tiene unos arreglos muy originales, quizás demasiado elaborados y poco espontáneos, la hacen un poco cansina:
También Siouxie & The Banshees quisieron en 1987 hacer su propia versión, y debo decir que no está nada mal aunque no me extrañaría que a más de un lector del blog le disgustase, forma parte de un disco titulado "Through the Looking Glass" que recoge versiones de canciones de otros artistas, a modo de homenaje. Como es lógico está en las antípodas de las versiones anteriores, afortunadamente los Siouxie escapan de toda connotación rockera, le dan un aire como de marcha fúnebre y basta la personalísima voz de Siouxie para poner la marca de la casa, cuando tropiezas con trabajos como el que nos ocupa es cuando comprendes que eso es lo que debe hacerse cuando se hace una versión otro tema y no limitarse a copiar el original a modo de réplica, pues cuando estás ante una obra maestra difícilmente se puede igualar, y no lo digo por las versiones de Simone o Wilson:
Strange fruit
Southern trees bear strange fruit,
Blood on the leaves and blood at the root,
Black bodies swinging in the southern breeze,
Strange fruit hanging from the poplar trees.
Pastoral scene of the gallant south,
The bulging eyes and the twisted mouth,
Scent of magnolias, sweet and fresh,
Then the sudden smell of burning flesh.
Here is fruit for the crows to pluck,
For the rain to gather, for the wind to suck,
For the sun to rot, for the trees to drop,
Here is a strange and bitter cry.
Los árboles sureños dan una fruta extraña, la sangre en las hojas y sangre en la raíz, cuerpos negros que se balancean en la brisa meridional, fruta extraña que cuelga de los árboles del álamo.
Escena pastoral del sur galante, de los ojos que bombean y de la boca torcida, olor a magnolias, dulce y fresco, como el repentino olor de la carne ardiendo.
Aquí está la fruta para que los cuervos desplumen, para la lluvia al frunce, para que el viento aspire, para que el sol se descomponga, para que los árboles caigan, aquí hay un extraño y amargo llanto.
Blood on the leaves and blood at the root,
Black bodies swinging in the southern breeze,
Strange fruit hanging from the poplar trees.
Pastoral scene of the gallant south,
The bulging eyes and the twisted mouth,
Scent of magnolias, sweet and fresh,
Then the sudden smell of burning flesh.
Here is fruit for the crows to pluck,
For the rain to gather, for the wind to suck,
For the sun to rot, for the trees to drop,
Here is a strange and bitter cry.
Los árboles sureños dan una fruta extraña, la sangre en las hojas y sangre en la raíz, cuerpos negros que se balancean en la brisa meridional, fruta extraña que cuelga de los árboles del álamo.
Escena pastoral del sur galante, de los ojos que bombean y de la boca torcida, olor a magnolias, dulce y fresco, como el repentino olor de la carne ardiendo.
Aquí está la fruta para que los cuervos desplumen, para la lluvia al frunce, para que el viento aspire, para que el sol se descomponga, para que los árboles caigan, aquí hay un extraño y amargo llanto.
...bienvenido a este Septiembre de reencuentros.
ResponderEliminarInteresante y didáctica la entrada sobre el tema de Billie, no conocia la versión de Siouxie, conmovedora y sobre todo después de conocer con precisión el contenido de la letra
Un abrazo
Nada como la amargura de Billie para tal infinita tristeza.
ResponderEliminarDiana Ross también tiene la suya, pero tampoco acongoja.