“La vergine degli angeli” con introducción previa de Boris Cristoff en el San Carlo de Nápoles, 1958. Para mí supuso hace pocos años un verdadero reencuentro con la soprano y su voz.
Una de las razones, entre otras muchas, por las que Renata Tebaldi ha pasado a la historia de la ópera ha sido porque en los años cincuenta fue considerada como la rival de Callas. Seguramente esta rivalidad, real o ficticia, le vino bien a ambas en cuanto que les dio publicidad y benefició sobre todo a sus casas discográficas -Callas estaba en EMI con Di Stefano y Tebaldi en DECCA con Del Monaco-, aunque la griega siempre fue una cantante más mediática. Walter Legge, que era muy avispado, vio pronto que ahí había un filón y propuso que ambas cantaran juntas La Walkyria en La Scala (Tebaldi sería Sieglinde y Callas Brünnhilde), desgraciadamente ambas rechazaron la propuesta porque el asunto tenía su morbo. Lo cierto es que coincidieron en parte del repertorio (Butterfly, Tosca, Maddalena, Gioconda, Aida, Violetta...), pero no en todo -Callas abordó sobre todo el repertorio del siglo XIX partiendo desde el principio del siglo, arañando el XVIII pero centrándose principalmente en Bellini, Donizetti y Verdi, mientras que la de Tebaldi fue de mitad de siglo hacia adelante con una plena incursión en el verismo- . Sus características vocales eran opuestas, si en Tebaldi la característica más destacable es la belleza tímbrica con una voz limpia y pura, en Callas lo es la inteligencia en el uso de un timbre no muy atractivo en origen, talento escénico, inventiva en el canto y extraordinaria capacidad dramática en los recitativos. Parece que ser que se trataba de una confrontación con una base territorial -La Scala- más que de repertorio -en un gallinero no cabían dos gallos, frase que la tradición atribuye a la italiana- que finalizó con la elección de campo: Callas se quedó en La Scala y Tebaldi emigró al Met. Ya es hora de que nos vayamos olvidando de esta famosa confrontación que siempre tiene que salir, y veamos a Tebaldi como lo que fue: una de las grandes sopranos de la segunda mitad del siglo XX, algo que tampoco pretendo descubrir ahora, ya sé que todos lo sabemos.
Renata Tebaldi se consideraba una lírico-spinto -“Yo soy una spinto, grabé Don Carlo, Ballo y Trovatore, pero nunca los canté en el teatro, estas óperas están escritas para sopranos dramáticas y sólo ellas pueden realmente rendir honor a sus respectivas partituras”- y, como hemos podido comprobar y comprobaremos cuando tratemos su aproximación a Aida, tuvo muy claro desde el principio qué es lo que podía y lo que no podía cantar. Los que la pudieron escuchar en directo dicen que las grabaciones no le hacen justicia, tal era la belleza y potencia de su voz -los técnicos de Decca le enseñaron que era conveniente que se separase de los micrófonos cada vez que llegaba a un punto álgido en su canto-. Ya hemos hablado de la belleza de su voz, de ese timbre límpido, unas veces aterciopelado y otras firme. También figuraron entre sus cualidades la homogeneidad entre los registros, la calidad en su dicción -ésta característica, según declaraciones de la propia soprano, era innata en ella y no fruto del estudio-. Tenía problemas de movilidad en el escenario a causa de una poliomelitis padecida durante la infancia, sobre todo le impidieron cantar el rol de Carmen para el que la soprano se consideraba especialmente dotada en lo vocal.
Renata Tebaldi nació el día uno de febrero de 1922 en Pesaro. Pronto pasaran cuatro años de su muerte en San Marino un 19 de diciembre de 2004 y todavía cuesta creerlo. Abandonada poco después de nacer por su padre -más tarde parece que hubo una reconciliación- emigró junto a su madre aa Langhirano (Parma), allí formó parte del coro de la iglesia local y estudió piano desde los trece años, precisamente fue su profesora de piano la que le sugirió recibir clases de canto, y así lo hizo. Pero tenía dieciséis años y para ingresar en el conservatorio de Parma tuvo que fingir que tenía dieciocho.
En 1940, durante unas vacaciones en casa de su familia paterna en Pesaro entró en contacto con una famosa soprano verista de la época, Carmen Melis, la cual accedió a tenerla como alumna, cuando tras las vacaciones volvió a Parma nadie podía creer los cambios que en tan poco tiempo había operado Melis en la joven Renata, así que decide trasladarse a Pesaro para ingresar en el conservatorio de la ciudad -el más prestigioso del momento- y recibir clases de Melis tanto en aquella institución como privadas. Según Tebaldi, Melis no se caracterizó por tener una voz importante pero fue una magnífica transmisora de conocimientos que le ayudó a trabajar la respiración -"tu voz debe ser como una gota de aceite en un vaso de agua, debe apoyarse en algo"- y a elegir el repertorio sobre el que trabajar en el inicio de su carrera.
Sus comienzos no debieron ser muy fáciles ya que le pilló la Segunda Guerra Mundial de por medio. Por causa de la guerra el conservatorio de Pesaro cerró y Carmen Melis se mudó a Como, mientras que Tebaldi tuvo que regresar con su madre. Por aquellas fechas un familiar consiguió que el joven Del Monaco la escuchara, según diría el tenor “la Tebaldi en aquella época tenía aproximadamente veinte años y una voz que se mostraba de una pureza y un esplendor inimitable. Quizás entonces todavía no estaba perfectamente centrada en las notas agudas, en el si natural y en el do. Le manifesté mi aprobación y le sugerí que buscara la perfecta igualdad en la gama completa. Despidiéndola pensé que quizás ella podía convertirse en una voz única en el mundo de la lírica. No me equivocaba.”
Dicen que su primera aparición en público, que debió ser a principios de los años cuarenta, fue interpretando el aria de La Wally "Ebben Ne andrò lontana". Escuchamos el aria cantada en La Scala en 1953:
Su debut tuvo lugar en 1944, por mediación de Carmen Melis, en el Teatro Rovigo (Veneto) cantando el papel de Elena (Mefistofele), le siguieron Mimì (La Bohème), Suzel (L'amico Fritz) y Maddalena (Andrea Chénier). Después marchó a trabajar en Milán pero en el país estaba en plena guerra y se habían suspendido las representaciones. Saltó a la fama en 1946 cantando, junto a Francesco Merli, Desdemona (Otello) en Trieste. “Todos los teatros me abrieron sus puertas y fue muy emotivo comprobar que todos los sacrificios que había hecho mi madre por mi -a ella siempre le hubiera gustado verme casada y establecida- no habían sido en vano. Desdemona, hasta el final de mi carrera permaneció como mi heroína favorita: inocente, de naturaleza bondadosa, víctima del amor y de unos celos que no obedecen a razones.”
Uno de los papeles que más cantó en escena y por el que hoy no es muy recordada es el de Violetta de La Traviata, aquí la tenemos en 1948 en una grabación para la RAI, escuchamos el “Sempre libera”, sin duda es la parte que menos le favorecía por sus características vocales pero las resuelve estupendamente:
Tebaldi como Desdemona acompañada por Del Monaco en Florencia: “Dio ti giocondi, o sposo:
Terminada la guerra consiguió una audición con Toscanini para cantar en La Scala, no cabe duda de que le gustó al maestro ya que fue elegida para cantar en la gala de reapertura de La Scala. Cantó junto a Tancredi Pasero “Dal tuo stellato soglio”, afortunadamente hay testimonio:
Andrea Chénier junto a Del Monaco bajo la dirección de De Sabata. 1949:
Incorporó al repertorio el papel de Margherita (Mefistofele), Elsa (Lohengrin) y Eva (Los Maestros Cantores), siempre cantados es italiano.
"L'altra notte in fondo al mare” de Margherita en Mefistofele de Boito, es una de las arias cantadas por Tebaldi que más me fascinan:
En Italia cantó frecuentemente papeles wagnerianos pero en el Met no se atrevió con ellos porque allí había que cantarlos en alemán, idioma que la italiana no dominaba. Escuchamos su sueño de Elsa:
Su consagración definitiva llegó cuando, persuadida por Toscanini, decidió cantar Aida en La Scala, era el año 1950, sus compañeros eran Mario del Monaco y Fedora Barbieri, dirigía Antonino Votto. Era un personaje que había trabajado con Melis, al igual que Leonora de Il Trovatore, ésta no llegó a interpretarla nunca en escena, aquélla sí aunque con muchas dudas, afortunadamente el gran Toscanini estuvo ahí, animándola y ayudándola a solventar los problemas que el personaje le planteaba. Ese mismo año cantó bajo la dirección de Toscanini el Requiem y el Te Deum de Verdi, durante los ensayos Toscanini si dirigió a Tebaldi diciéndole que el Mi natural del Te Deum debía sonar como si viniera del cielo, por ello hizo que se situara sobre el coro, de ahí surgió la falsa anécdota que dice que el maestro había declarado en los ensayos del Te Deum que ella tenía la voz de un ángel.
Deslumbrante “Ritorna vincitor” cantado en 1949:
Poco después rescató del olvido para el Maggio Musicale Fiorentino una ópera de Rossini que no se cantaba desde 1860: L'assedio di Corinto. Junto con Guglielmo Tell fueron las únicas óperas del compositor de Pesaro que cantó.
Escucharemos “Selva opaca” de Guglielmo Tell, grabación de 1953:
A partir de entonces sería asidua de teatros como los de la Ópera de Roma -desde 1942 a 1962-, Comunale de Florencia, Scala de Milán -de 1946 a 1955) a partir de 1955 sus interpretaciones en el teatro milanés fueron muy esporádicas, volvió en 1959 para interpretar Tosca y en 1960 con Andrea Chénier-, San Carlo de Nápoles -actuó desde 1948 a 1962 y en 1967-, en el San Carlo estrenó Giovanna d'Arco- según declaraciones de la soprano era su segundo hogar espiritual tras el Met.
Nos dejamos llevar por el ímpetu de la "stretta" final del Acto I de Giovanna d'Arco "Pronta sono!... Son guerriera", está acompañada por Rolando Panerai y el joven Carlo Bergonzi, hacía pocos meses que éste se había pasado a la cuerda de tenor. Lo que no comprendo es por qué en el libreto figura como dúo entre Carlo y Giovanna y en la grabación se escucha a tres cantantes:
Debutó en el Covent Garden londinense en 1950 con Desdemona (Otello) y el Réquiem de Verdi, bajo la dirección de Victor de Sabata.
Fue también una cantante habitual de la Ópera de San Francisco (debutó como Aida en 1950) y sobre todo del Met (debut junto a Del Monaco con Desdemona en 1955 con un total de 270 representaciones), allí cantó, entre otras La Fanciulla del West, Tosca, Manon Lescaut,, La Forza del Destino, Simon Boccanegra, Falstaff y Violetta. También allí tuvo lugar su despedida dieciocho años después de su debut como Desdemona y con ese mismo papel.
Cantó también en Alemania, Londres, París, Viena, Barcelona (en el Liceu canto por primera vez en 1953 en Manon Lescaut, precisamente es en este teatro donde la soprano debutó Madama Butterfly), Japón y Sudamérica.
Y ahora una tanda de interpretaciones puccinianas:
Tosca con Giuseppe Taddei en el Colón de Buenos Aires, 1953:
Mimì de La Bohème, el dúo conclusivo del primer acto "O soave fanciulla" acompañada por Jussi Björling en 1956:
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Por su sencillez y franqueza una de mis arias preferidas de Puccini, “In quelle trine morbide” (Manon Lescaut), Ginebra 1949:
Sus primeras interpretaciones de Adriana Lecouvreur de Cilea en el Met en 1963 fueron un desastre, el estado de su voz era terrible para un rol que no requiere un registro muy alto. Fue entonces cuando se retiró durante un año para replantearse su técnica vocal. Reapareció con La Bohéme, su registro medio se había recuperado, el alto había mejorado pero seguía teniendo problemas en el extremo agudo, éstos permanecieron hasta el fin de su carrera.
“Io son l'umile ancella” de Adriana Lecouvreur, uno de los personajes preferidos por la soprano:
Escasos fueron sus acercamientos al barroco, La pasión según San Mateo -la cantó en dos ocasiones- y Giulio Cesare de Haendel, del que interpretó en tres ocasiones el papel de Cleopatra. Como curiosidad vamos a escucharla en "Da tempeste" de Giulio Cesare, una interpretación fuera de estilo en lo instrumental y de tiempos lentos:
Es absurdo detallar todos sus compañeros de reparto o los directores con los que trabajó, pero por citar a algunos entre los primeros: Bergonzi, Björling, Corelli, Del Monaco -su pareja por antonomasia-, Di Stefano, Gedda, Gigli, Kraus, Tucker, Vickers, Vinay, Lauri Volpi o incluso Domingo al inicio de su carrera, cuando no había aún comenzado su carrera discográfica; y entre los segundos: Bernstein, Böhm, Bonynge, Giulini, von Karajan, Kempe, Levine, Mehta, Mitropoulos, Molinari-Pradelli, de Sabata, Serafin, Solti, Toscanini... ¿Impresionante verdad?
En cuanto a su repertorio ya hemos podido comprobar que se dedicó principalmente a dos compositores: Verdi (Desdemona de Otello, Leonora de Il Trovatore, Lenora de La forza, Alice Ford de Falstaff, Amelia de Un ballo, Giovanna d'Arco, Amelia de Simon Boccanegra, Elisabetta de Don Carlos, además de la Misa de Réquiem y el Te Deum) y Puccini (Liù, Manon Lescaut, Cio-Cio-San, Minnie, Tosca, Giorgetta de Il Tabarro, Lauretta de Gianni Schicchi y Suor Angelica). Se retiró a mediados de los años setenta cuando los médicos le aconsejaron reducir su actividad como cantante a causa de problemas de salud.
Sus principales roles atendiendo al número de representaciones fueron:
1. Tosca (162 representaciones)
2. Mimí de La Bohème (111 repr.)
3. Violetta de La Traviata (102 repr.)
4. Desdemona de Otello (101 repr.)
5. Maddalena de Andrea Chénier (88 repr.)
6. Adriana Lecouvreur (54 repr.)
7. Leonora de La Forza del destino (52 repr.)
8. Aida (44 repr.)
9. La Gioconda (39 repr.)
10. Manon Lescaut (37 repr.)
11. Alice Ford de Falstaff (31 repr.)
12. Elsa de Lohengrin en italiano (27 repr.)
Personajes de los cuales hay grabación comercial pero nunca cantó en escena fueron: Liù (Turandot), Leonora (Il Trovatore), Suor Angelica, Georgetta (Il Tabarro), Lauretta (Gianni Schicchi), su tardía Amelia (Un ballo in maschera) junto a Pavarotti en 1970, Santuzza (Cavalleria Rusticana) y Elisabetta (Don Carlo).
Leído de cabo a rabo, aunque no he escuchado nada.
ResponderEliminarBRAVO por la Tebaldi, mi soprano de iniciación a la ópera (ACE OF DIAMONDS) y BRAVÍSSIMO para tí maac.
Yo sempre he creído que si los Ángeles tienen la voz de la Tebaldi, en el cielo deben haber unos tapones para los decibelios de los coros celestiales.
Voz bellísima pero a los ángeles yo los imagino con una voz mas contratenoril, mira por donde.
Cuando vino a presidir una edición del Concurso Viñas (principios de los ochenta) la fuí a saludar en el Saló de Cent del Ayuntamiento de Bracelona y la antigua asistente de las sopanos del Liceu, la Sra, Asunción, me la presentó. Por poco me muero.
Ella muy amablemente, pero con un cierto distanciamento de diva y un tanto coqueta y extraordinariamente elegante (hay que ver el cambio de look que le hiciron en USA)me dijo, "Caro sei troppo giovane per essere un ammiratore. Yo le hablé de los discos y ella dulce pero implacable me dijo, "i cantanti devono essere ascoltati nel teatro, dal vivo".
RECLINATORIO DE TERCIOPELO
He encontrado a faltar una mención a su excelente Elisabeth del Tannhäuser (en italiano claro)
Pues es verdad que se me ha pasado, estuve tentado de poner su "Salve d'amor recinto eletto" (Dich teure Halle) pero preferí Elsa por el hecho de que la cantó más veces, 27 frente a 12. Eva la cantó muchas menos, 4 veces.
ResponderEliminarXimo, tienes razón en lo de los decibelios. Yo a los ángeles me los imagino cantando en plan Jennifer Larmore o Sara Mingardo, o sea, muy bien pero muy bajito.
ResponderEliminarMaac, me ha gustado que recalques lo de que es mejor olvidar las disputas entre Callas y Tebaldi. Cuánta gente hay que por admiración hacia una de ellas se autoimponen una barrera que les impide disfrutar de la otra, como si fuesen excluyentes. Por lo demás, me ha encantado tu texto y la selección de vídeos.
Pues yo las voces de los ángeles siempre las he identificado con Der Tölzer Knabenchor, ya sé que no es muy original, pero es así. En realidad es lo que quería decir con el título entre interrogantes, que la de Tebaldi es una voz demasiado suntuosa y material para parecerse a la de los ángeles -mira tú por dónde la de Victoria de los Ángeles, que ha salido a relucir como sin quererlo me parece más cercana a lo etéreo e inmaterial-. Además es que a Tebaldi no la encuentro ni espiritual como podría ser otra voz suntuosa como la de Norman o incluso la enigmática voz de Ferrier, ni tiene ese carácter cósmico -en el que no existe el tiempo ni el espacio- que podría tener la voz de Flagstad, a pesar de ser la de la italiana una voz limpia y pura como pocas. Es un tema que me atrae muchísimo y muy subjetivo el de el carácter de cada voz, me gustaría dedicarle una entrada pero sería muy complicado y seguramente no estaría de acuerdo conmigo mismo a los cinco minutos de publicarlo porque este tipo de sensaciones suelen ser circunstanciales y, por lo tanto, cambiantes.
ResponderEliminarNo hace falta ser voz de ángel cuando se disputa con cuatro o cinco cantantes de la historia conocida el premio a la naturaleza vocal más bella y prodigiosa. Lo que nadie puede negar es que algo de "divino" sí que tenía.
ResponderEliminarXimo, ¡Wagner sólo en alemán! ;)
Sí, Wagner siempre en alemán pero entre Tebaldi, por no decir Pertile, cantando en italiano y no cantándolo siempre es mejor lo primero.
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