domingo, 16 de noviembre de 2008

Gluck - Iphigénie en Tauride - Acto 2

Orestes perseguido por las Erinias de Bouguereau (1862)

Continuamos con la grabación de Minkowski con Mireille Delunsch (Iphigénie), Simon Keenlyside (Oreste) y Yann Beuron (Pylade).

El segundo acto transcurre en una prisión -o una parte del Templo de Diana destinada a las víctimas de los sacrificios-, en un lateral de esta sala hay un altar. En su interior se encuentran Orestes y Pílades esperando su suerte.
Orestes está desolado porque él se cree la causa de la muerte de su amigo Pilades: He nacido para el crimen (J'etais né pour le crime), además tiene remordimientos por haber asesinado a su madre. Tras el preceptivo recitativo tiene lugar el aria "Dieux qui me poursuivez" en la que se lamenta porque cree haber traicionado la naturaleza y la amistad, todo castigo divino estará justificado.



Parece que Orestes pierde un poco los papeles y Pílades, tras intentar centrarlo -Vuelve en ti, muramos con dignidad, olvídate de tu cólera y deja de ultrajar a los dioses, a Pílades y a ti mismo- trata de reconfortarlo: la muerte no le da miedo si le es concedido morir junto a aquél: "Unis dès la plus tendre enfance", incluso la muerte es un favor, dice Pílades, si nos une. Este aria de Pílade da mucho juego a la hora de rascar en el tipo de relación que mantiene esta pareja, sobre todo hoy que han desaparecido todo tipo de prejuicios sobre la homosexualidad. En todo caso, melódicamente es uno de los grandes momentos, no ya del segundo acto, sino de toda la ópera. Sin duda el canto de Pílades sirve para fortalecer a Orestes, pero no por mucho tiempo.



Pasamos a la segunda escena, muy agitada y de gran contraste con el final de la anterior. Un sacerdote del templo y algunos guardias acuden para separar a los amigos llevándose a Pilades. De nada sirven las súplicas de la pareja para permanecer juntos, el sacerdote cumple órdenes.



Nueva escena, la tercera. Orestes ha quedado solo, está desesperado. De repente tiene un instande de paz: "Le calme rentre dans mon coeur" , solo y exhausto se adormece. Es una especie de escena de la locura. Como se puede comprobar a lo largo de todo este acto la comunión entre lo escénico y lo musical es total, el resultado es un segundo acto de una unidad y un desarrollo teatral magistral, no se va más allá de lo absolutamente imprescindible en favor de la progresión dramática.




En el sueño se le parecen las Euménides (Erinias, Furias) para atormentarle por el asesinato de su madre, y tras ellas aparece el espíritu de Critemnestra. Como la ópera estaba destinada al público de París era casi imprescindible introducir un número espectacular y danzable con presencia del coro.



Cuando llega Ifigenia la visión terrorífica desaparece y Orestes se despierta confundiendo por un momento la silueta de la hermana con una visión de su madre -en principio el acto debía terminar en la escena anterior pero Gluck consideró que no debía perderse el efecto dramático que produce el hecho de que al entrar Ifigenia el hermano la confunda con la madre, así que los cinco actos que estaban previstos se convirtieron en cuatro al quedar unidos los originales segundo y tercero-. Interrogado por Ifigenia, Oreste confiesa que él es de Micenas, y le informa de que el rey Agamenón fue asesinado por su mujer, y que su propio hijo vengó la muerte de su padre, lo que confirma el sueño que había tenido Ifigenia en el transcurso del primer acto. Después le anuncia que Orestes ha muerto y que Electra está sola en Micenas. Ifigenia hace que se lleven al prisionero, está verdaderamente tocada, además tiene pendiente algunos preparativos rituales.



Y entonces, acompañada por las sacerdotisas del templo, canta su magnífica aria: Ô malheureuse Iphigénie, en la que se lamenta de la pérdida de su familia y se dispone a realizar la preparación de la ceremonia fúnebre de Orestes: Contemplez ces tristes apprêts.



Finalmente escuchamos una selección de otras interpretaciones, a modo de bonus:

- El aria "Dieux qui me poursuivez" (Orestes) por Ernest Blanc en 1961, dirige Pretre:



- El mismo fragmento de Orestes cantado por un tenor, Plácido Domingo, en el Met 8/12/2007:



- George Thill cantando "Quel langage accablant... Unis dès la tendre enfance", el aria de Pílades en 1932



- Nicolai Gedda cantando "Unis dès la plus tendre enfance", en 1961 con Pretre:



- Paul Groves, también con el aria de Pílades en el Met, 8/12/2007:



- Otra vez Plácido Domingo, como Orestes, acosado por las Erinias en la "escena de la locura":



- Suzanne Balguérie, para amantes de la fritura, en 1932 dejó una versión de "O malheureuse Iphigénie":



- Maria Callas interpreta "O malheureuse Iphigénie" en italiano (O sventurata Ifigenia). La grabación pertenece a las representaciones en La Scala en 1957:



- Y ahora Rita Gorr en el idioma original:



- Susan Graham en el Met 8/12/2007:



DESCARGA AQUÍ LA ÓPERA COMPLETA: GLUCK - IPHIGÈNIE EN TAURIDE (ROH, Convent Garden, septiembre 2007)- Susan Graham (Iphigénie), Simon Keenlyside (Oreste), Paul Groves (Pylade), Clive Bayley (Thoas), Gail Pearson (Primera sacerdotisa, Una mujer griega), Claire Wild (segunda sacerdotisa), Cecile van der Sant (Diane), Jacques Imbrailo (Un escita), Krzystof Szumanski (Un ministro).
Coros de la Royal Opera House, Covent Garden, The Orchestra of The Age of Enlightenment - Director: IVOR BOLTON


2 comentarios:

  1. Como siempre maac, nos lo cuentas genial. Me gustan mucho las óperas de reforma de Glück y estoy disfrutando de lo lindo con este nuevo recorrido. Pero déjame que haga especial mención a una de las interpretaciones del bonus, aunque sea recurrente. Callas confesó sentir especial interés por óperas de corte y argumento clásicos como Iphiégene en Tauride o Medea de Cherubini, y hubiera querido cantar más óperas del compositor de Orfeo ed Euridice. No me extraña, su porte y arte regios venían femonales a este repertorio. ¿Quién echa de menos la "ortodoxia" al escucharla? Bueno, sí, se echa de menos una sonido como el de Minkowski y su orquesta. Pero al final lo que prima en una grabación como la del 57 es la inteligencia musical de la cantante, y uno se pringa de ella hasta la médula. Pienso también en la Armida de Rossini, ¿quién ha superado su interpretación en la época en que se canta mejor al compositor de Pésaro?. En fin, por esta parte, estupendo bonus. Para degustar el post como se merece, tan cargado de contenido, hay que hacer varios capítulos, mañana sigo con el II.

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  2. Pues sí, tienes razón, y yo pienso lo mismo, escuchas a Callas y es Ifigenia, las demás son sucedáneos. Yo no sé qué tenía esta mujer que a casi todos -no me atrevo a decir todos- los personajes les encontraba la medida. No me gusta hablar mucho de Callas, aunque es inevitable, pero es que se han dicho ya tantas cosas... Pasan los años, los estilos de interpretación quedan obsoletos, pero su canto permanece tan vivo como siempre. Incluso, y esto ya lo dije en una entrada, cuando la voz estaba destrozada tenía detalles que nadie puede igualar. Pues eso... que mi Ifigenia tiene la cara de Callas.

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