Ya está dando Parsifal sus últimos coletazos, al igual que la serie de entradas dedicadas a Luisa Miller, así que ya va llegando la hora de pensar en Iphigénie en Tauride (1779) de Gluck. Pero, tranquilos, no vamos a ir muy rápido, para comenzar vamos ha tener una introducción de lujo.
En 1957 se reponía en La Scala Iphénie en Tauride en una producción firmada por Visconti que, según cuenta Jacques Bourgeois, se basaba en la idea de dar vida a los frescos de Tiepolo con la intención de mostrar un aspecto inédito de un personaje de la tragedia clásica en la encarnación de Maria Callas. "Vestida de brocados, adornada de perlas, con tiaras en el peinado, Callas, sacerdotisa de Diana en el reino escita de Thoas, se desenvolvía en un mundo de esteticismo que le maravillaba al recordar su Grecia natal. Su aspecto era tan glorioso como Visconti había deseado y su facultad de dar a las palabras un significado en la música encontraba, a través de la reforma de Gluck, un impacto particular. La obra había sido cantada, en Milán, en su versión italiana. Seis años más tarde, en París, registra en estudio y en francés el magnífico lamento en el que Iphigénie se compadece de los males infligidos por el destino. Agotador desde el punto de vista de la tesitura, este aria ofrece a Maria Callas la ocasión de desplegar una línea de canto 'spianato' única, en la que la emoción se identifica con el movimiento mismo de la melodía".
Vamos a escuchar el lamento de Ifigenia: "Ô malhereuse Iphigènie!" en esta última grabación con la Orchestre de la Societé des Concerts du Conservatoire , bajo la dirección de Georges Prêtre. Es del año 1963, no pensemos que vamos a encontrarnos a Maria Callas en su esplendor vocal, pero da lo mismo, la inteligencia con la que canta y la emoción que transmite está muy por encima del desgaste vocal de la soprano en aquellos años. Dudo mucho que nadie pueda conseguir igualar la capacidad de Callas para transmitir el sentimiento de melancolía, desamparo y soledad de Iphigénie:
Vamos a escuchar el lamento de Ifigenia: "Ô malhereuse Iphigènie!" en esta última grabación con la Orchestre de la Societé des Concerts du Conservatoire , bajo la dirección de Georges Prêtre. Es del año 1963, no pensemos que vamos a encontrarnos a Maria Callas en su esplendor vocal, pero da lo mismo, la inteligencia con la que canta y la emoción que transmite está muy por encima del desgaste vocal de la soprano en aquellos años. Dudo mucho que nadie pueda conseguir igualar la capacidad de Callas para transmitir el sentimiento de melancolía, desamparo y soledad de Iphigénie:
IPHIGÉNIE
Ô malheureuse Iphigénie!
Ta famille est anéantie.
Vous n'avez plus de rois, je n'ai plus de parents;
melez vos cris plaintifs a mes gémissements.
Ta famille est anéantie.
Vous n'avez plus de rois, je n'ai plus de parents;
melez vos cris plaintifs a mes gémissements.
Anda que no tienes tú prisa ni nada, a este paso llegarás a Così fan tutte en diciembre. Y yo que aún no he empezado con Luisa Miller, se me amontona la faena.
ResponderEliminarBueno, voy a mi ritmo, aún no he acabado con Luisa Miller. Ifigenia está ahí al lado: al mes que viene. Esto no ha sido más que el aperitivo.
ResponderEliminar...yo, si voy al día con Luisa Miller y tengo que pedir disculpas por que en una ocasión comentando la programación del Palau la tilde de "una Verdi de segunda división"
ResponderEliminary siguiendo el cursillo acelerado por correspondencia (via Maac)espero con impaciencia el próximo trece para disfruatarla.
Un abrazo
Con Callas hasta a mi me gusta Gluck, no he encontrado ninguna voz de mujer que consiga emocionarme como ella!
ResponderEliminar