BRÜNNHILDE. LA COMPASIVA Y REBELDE DEFENSORA DEL AMOR.
El otro día decía que iba a dedicar una entrada a cada una de las tres jornadas de la Tetralogía en relación a Brünnhilde, de paso comentaba su entrada en la Primera Jornada y como Wagner enlazaba el final del primer acto con el inicio del segundo mediante la huida de Siegmund y Sieglinde. Y es que La Walkyria es una ópera -espero que nadie se ofenda por denominarla así- de persecuciones. El primer acto comienza con la huida de Siegmund de una jauría, lo vemos llegar a la casa de Hunding extenuado, termina con la fuga de Siegmund y Sieglinde; en el segundo acto ambos escapan de la persecución de Hunding y al final será Brünnhilde la que, con Sieglinde montada en su caballo, huye de la cólera del padre; en el tercero éste alcanzará finalmente a la walkyria con objeto de infligirle el castigo y Sieglinde, que guarda en sus entrañas a Siegfried, conseguirá escapar. Todo la acción tiene lugar desde el atardecer de un día hasta el siguiente.
Releyendo la introducción que había hecho sobre el personaje de Brünnhilde, me di cuenta de que hay una palabra clave que no aparecía: amor, lo cual me sorprendió porque, además de ser la clave de la Tetralogía, una de las característica principales de la hija de Wotan es su defensa del AMOR, así, en mayúsculas y su desprecio por las relaciones basadas simplemente en una convención, en esto coincide con sus dos padres: Wotan ("Sacrílego considero yo el juramento que une a los que no se aman") y Wagner.
Al final de la introducción nos habíamos quedado en la entrada de la jovial walkyria, Wotan sólo tiene tiempo de darle dos consignas: salvar a Siegmund y, muerto Hunding, rechazarlo, no lo quiere en el Walhala "escójale aquél a quien él pertenece". Al ver llegar a Fricka encolerizada, Brünnhilde desaparece. La bandos están clarísimos: Hunding y Fricka defensores de la institución matrimonial (el pacto), por un lado, y Wotan, Brünnhilde, Siegmund y Sieglinde, partidarios del amor verdadero, por el otro. Tras su conversación con Wotan, Fricka obtiene lo deseado, el dios no actuará, no consentirá que el marido emplee ninguna estratagema para salirse con la suya, el materialismo de la esposa le impide tener una visión de futuro. Cuando vuelve Brünnhilde todo ha cambiado, Wotan le ordena guardar "el matrimonio y el juramento" a Fricka: "¡lucha, pues, por los esclavos de Fricka".
Mientras el resto de walkyrias están sometidas al dios y obedecen sus órdenes, Brünnhilde es la manifestación del propio querer del dios. Brünnhilde es el único ser en el que Wotan confía, es la expresión de su propia voluntad, no hay secretos entre ellos: "Brünnhilde: A la voluntad de Wotan hablas si me dices lo que quieres; ¿quién soy yo, si no fuera tu voluntad? Wotan: Lo que a ninguno refiero con palabras, inexpresado permanezca entonces eternamente: sólo conmigo tomo consejo si te hablo a ti." Será precisamente la razón por la que Brünnhilde se rebelará a una tercera fuerza, la de Fricka.
Pero la rebeldía de la walkyria no es una reacción inmediata, aunque cuando conoce el cambio de orden opone una ligera resistencia está dispuesta a cumplir la orden del padre, así finaliza la segunda escena del primer acto. Va a ser el AMOR y la COMPASIÓN por Sieglinde y Siegmund y su descendencia la causa última del cambio. Junto al amor entre los welsungos no debemos pasar por alto la lucha existente en el interior de la walkyria entre el amor paterno-filial y el fraternal, en la decisión última de Brünnhilde tiene importancia el hecho de que la pareja de enamorados son sus medio hermanos.
Pero la rebeldía de la walkyria no es una reacción inmediata, aunque cuando conoce el cambio de orden opone una ligera resistencia está dispuesta a cumplir la orden del padre, así finaliza la segunda escena del primer acto. Va a ser el AMOR y la COMPASIÓN por Sieglinde y Siegmund y su descendencia la causa última del cambio. Junto al amor entre los welsungos no debemos pasar por alto la lucha existente en el interior de la walkyria entre el amor paterno-filial y el fraternal, en la decisión última de Brünnhilde tiene importancia el hecho de que la pareja de enamorados son sus medio hermanos.
Pasamos a la lírica y emotiva cuarta escena del segundo acto, Brünnhilde se acerca a Siegmund para anunciarle el destino que le aguarda pero Siegmund se opone con todas sus fuerzas, está dispuesto a cometer un parricidio para evitar la separación de su amada Sieglinde y el fruto de sus entrañas, ésta, durante toda la escena, yace sin sentido. Brünnhilde cambia de parecer, ejecutará la verdadera voluntad de Wotan, así se lo hace saber a Siegmund, desapareciendo después con su corcel.
Escuchamos la escena en una grabación de 1935 en las voces de la musical Martha Fuchs y ese milagro de la naturaleza que era Lauritz Melchior:
Y toda la escena en las voces de Varnay y Windgassen, Bayreuth 1956:
El comportamiento de Brünnhilde provoca sensaciones contradictorias en el padre, es obvio, aquélla ha actuado conforme a la voluntad de éste y al hacerlo HA DESAFIADO SU AUTORIDAD, el apéndice de Wotan -ahora mismo no sé dónde lo leí, se me quedó grabada la expresión- se rebela. Será necesario infligir un castigo y será también necesario, en la medida de lo posible, mitigarlo, nunca evitarlo porque de otra forma la posición de Wotan como dueño y señor entre los dioses, su autoridad, peligra. Dormirá eternamente hasta que un superhombre, un revolucionario -el que busca un cambio del orden establecido- , la despierte.
Tras el escudo de una guerrera rebelde, se esconde una mujer sincera y sensible guiada por el AMOR -rasgo que, como hemos visto, le ha aportado Erda-, salva -la acción, que viene del padre- el fruto de las entrañas de Sieglinde -la videncia es otro de los rasgos de origen materno- con la esperanza de que el deseo de Wotan algún día se cumpla. Un deseo que intentará salvar a Siegmund contraviniendo las órdenes del padre porque sabe que éstas nacen de una voluntad viciada por una imposición que no es inmutable. El dios, atado por los pactos, viendo que su voluntad de poder no podrá verse satisfecha, intentará romper la baraja. Es en la última escena del tercer acto donde todo esto se pone en evidencia, vamos a escuchar un fragmento desde el mismo inicio de esta tercera escena, se trata de la grabación del Festival de Bayreuth de 1951, encontramos a Astrid Varnay como Brünnhilde y a Sigurd Bjorling como Wotan, dirige Karajan:
Tras el escudo de una guerrera rebelde, se esconde una mujer sincera y sensible guiada por el AMOR -rasgo que, como hemos visto, le ha aportado Erda-, salva -la acción, que viene del padre- el fruto de las entrañas de Sieglinde -la videncia es otro de los rasgos de origen materno- con la esperanza de que el deseo de Wotan algún día se cumpla. Un deseo que intentará salvar a Siegmund contraviniendo las órdenes del padre porque sabe que éstas nacen de una voluntad viciada por una imposición que no es inmutable. El dios, atado por los pactos, viendo que su voluntad de poder no podrá verse satisfecha, intentará romper la baraja. Es en la última escena del tercer acto donde todo esto se pone en evidencia, vamos a escuchar un fragmento desde el mismo inicio de esta tercera escena, se trata de la grabación del Festival de Bayreuth de 1951, encontramos a Astrid Varnay como Brünnhilde y a Sigurd Bjorling como Wotan, dirige Karajan:
Y para terminar escuchamos a Varnay en un magnífico y pequeño detalle del mismo fragmento pero en Bayreuth 1956 con Knappertsbusch en el podio, para que no se cabree Golaud:
Ante tan buen artículo, sólo puedo decir algo que sonará a boutade: vista "desde fuera" esta obra parece todavía más grande.
ResponderEliminarGracias por el guiño final, veo que te has quedado con el emotivo crescendo no escrito de Varnay.
Brünnhilde es la revolucionaria, el deseo superador de la necesidad, el brazo ejecutor que cambiará el mundo por medio del motor del amor. Ya lo decía Wotan:
ResponderEliminar"Así, hiciste lo que yo deseaba
hacer de buen grado,
¡eso que la necesidad me obligó
a no hacer!"