jueves, 10 de diciembre de 2009

Liguilla en Wartburg (33) - Cae Julia Varady



Pasa a seminfinales la soprano núm. 18 con 9 VOTOS, y nos despedimos de JULIA VARADY (6 VOTOS), una de mis sopranos preferidas, pero no me importa tanto porque la 18 también lo es.  Como soy muy cómodo rescato un post que colgué hace bastante tiempo, es muy laaaargo así que vamos primero con la


PRÓXIMA ELIMINATORIA:

Soprano 24 contra soprano 51:

Dich teure Halle 24:


Dich teure Halle 51:


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Sé que hoy voy a ser menos objetivo que nunca, tengo un cariño especial por esta soprano, no lo voy a negar, porque es una de las pocas grandes cantantes que he tenido la suerte de escuchar en directo, y no una vez, dos veces, en La clemenza di Tito (versión concierto con la orquesta y coro del Liceo de Barcelona en mazo de 2002) y en el Réquiem de Verdi. Se retiró cuando todavía estaba en buena forma vocal, ¡y llevaba cuarenta y un años de carrera!, todo un ejemplo de longevidad. Frecuentemente pienso que, por lo menos en nuestro país, no se le hace justicia a Julia Varady, una de las sopranos más grandes que han existido en la era post-Callas.
La soprano rumana nació en Oradea (Transilvania), lugar de fronteras movedizas, el 1 de septiembre de 1941.

  A los seis años comenzó estudiando violín en el Conservatorio de Cluj. Su abuelo tocaba el violín, su abuela tenía una hermosa voz, a su madre le hubiera gustado emprender una carrera artística, así que no contó con la oposición de su familia cuando decidió dedicarse al canto. A los catorce años descubre el canto. "Cantar no es un juego sino una necesidad de expresarse", reconocería la soprano años más tarde. Desde que se interesó por el canto preparó su voz al tiempo que estudió pedagogía musical en el Conservatorio George Dima Cluj. También estudió en el Conservatorio de Bucarest con Arta Florescu. "Estudié en el más puro estilo del bel canto romántico, el método García, seguía atentamente las indicaciones de mis profesores, pero muchas cosas vinieron instintivamente. Nunca tuve problemas para meterme en la piel de un personaje. Mi único problema fue el alemán". Debutó en 1961 como mezzosoprano en la Ópera de Cluj (Orfeo ed Eurydice de Gluck y Fiordiligi de Così fan tutte). Siguiendo el consejo de su profesora del conservatorio, Emilia Popp, se pasó de la cuerda de mezzo a la de soprano. Eso explica en parte la razón por la que Varady muestra esa suficiencia en la zona media y grave de su tesitura, aunque también es cierto que entre ambas zonas hay un abismo, con la consiguiente pérdida de homogeneidad.

1962 es época de vacilaciones, así cantó papeles como los de Pamina y Fiordiligi de Mozart, Desdemona del Otello verdiano, Santuzza de Cavalleria Rusticana, pero también papeles de mezzo como Konchakovna (El príncipe Igor de Borodin) o Marfa (Kovanchtchina de Mussorgski), también cantó Rossina (El Barbero de Servilla) o Le comte Ory, las arias de Semiramide y La Cenerentola en concierto, "tenía conciencia de que mi voz era muy oscura para este repertorio, pero sirvió para aprender a adaptarme". Varady está plenamente convencida de que el canto es una cuestión instintiva, para ella un cantante debe buscar el medio de encontrar naturalmente los colores de cada rol.
En 1970, tras una audición ante Christoph von Dohnányi, fue contratada por la ópera de Frankfurt, en un año interpretó Donna Elvira, Elisabetta de Don Carlo, Antonia de Les contes d'Hoffmann, Saffi del Barón zíngaro y la junges Mädchen en Moses und Aaron.

Al año siguiente logró, en el Festival de Munich, un éxito que fue decisivo en su carrera, Vitelia en La clemenza di Tito, a raíz del mismo fue contratada por la Ópera de Munich y desde ese momento actuó casi exclusivamente en Alemania, también perteneció a la compañía de la Ópera de Berlín y cantó bastante en la Opera de París y Viena, otros teatros en los que actuó esporádicamente fueron el Met (en este teatro triunfó como Donna Elvira pero seguidamente rechazó la propuesta de cantar allí Musetta de La Bohème), el Covent Garden y el Colón. No ha sido Varady una cantante a la que haya gustado dar la vuelta al mundo interpretando sus papeles, ha preferido pertenecer sólo a unos cuantos teatros. En España actuó por primera vez en 1982 con el Réquiem de Verdi bajo la dirección de Eliahu Inbal.

Sinopoli le propuso cantar en Bayreuth (¿Isolda?) pero Varady tardó en responder -estaba a dos días de un estreno en Munich- y cuando lo hizo era demasiado tarde. Lo mismo le ocurrió con la propuesta de grabar La Traviata con Giulini, pidió unas semanas de reflexión y buscaron a otra cantante, la grabación que se hizo nunca se publicó, y algo parecido le ocurrió con Nabucco y con La forza del destino. Fidelio sólo la cantó en versión concierto bajo la dirección de Harnoncourt, Varady tenía miedo de que el alemán, que no es su lengua natal, castigara su voz en las partes recitadas.


De los escenarios teatrales se retiró en 1996. Dejó de cantar ópera en el año 2002 tras una versión de concierto de Edgar de Puccini en el Festival de Montpellier, su despedida definitiva la hizo en 2003 cantando el Réquiem alemán de Brahms bajo la dirección de su marido, Dietrich Fischer-Dieskau, en Salzburgo. "A veces me digo que he abandonado demasiado pronto, que podría aún cantar algunos papeles mejor que muchas de las jóvenes intérpretes, pero en el fondo pienso que está bien que fuera así". 


Declaraba en 2004 que la última producción que le produjo verdadera satisfacción fue Nabucco de Verdi en la puesta en escena de Robert Carsen en la Bastilla y recordaba que directores como Karajan, Solti, Carlos Kleiber y Sinopoli han muerto, Giulini está retirado, Abbado y Sawallisch no dirigen ópera. Quedan, recordando directores con los que se ha sentido cómoda, Gardiner, Muti, Pinchas Steinberg y Christian Thielemann. Ahora se dedica a la enseñanza en la Eislerhofschule de Berlín. Cuando Zubin Mehta le propuso volver a los escenarios, Varady contestó: "¡No quiero morir dos veces!". "Me basta con escuchar mis grabaciones. Durante mi carrera me escuchaba desde el interior, ahora puedo juzgarme desde la distancia".

Su repertorio mozartiano es extensísimo: Fiordiligi, Donna Elvira, Donna Anna, Condesa de Le nozze, Susanna, Cherubino, Pamina, Vitelia, Elettra de Idomeneo y Cecilio de Lucio Silla.
Del repertorio itialiano ha cantado Adele (Le comte Ory), La Cenerentola, Santuzza (Cavalleria rusticana), Madama Butterfly, Liù (Turandot), Georgette (Il Tabarro), Leonora (Il Trovatore y La forza del destino), Elisabetta (Don Carlo), Aida, Fenena y Abigail (Nabucco), Desdemona (Otello de Verdi), Violetta (La Traviata), Amelia (Un ballo in maschera). En el repertorio francés a cantado Micaela (Carmen), Antonia y Giulietta (Los cuentos de Hoffmann de Offenbach) De Wagner ha sido magnífica intérprete de Freia (El Oro del Rhin), Senta (El holandés errante), Sieglinde (La Walkyria) y Eva (Die Meistersinger).

También ha interpretado Ginevra (Ariodante de Haendel) Orfeo de Gluck, Judith (El castillo de Barbazul), Arabella, Compositor de Ariadne auf Naxos de Richard Strauss, Saffi de Zigeunerbaron de J. Strauss, Cordelia (Lear de Reimann) Kochakovna (El príncipe Igor de Borodin), Tatiana (Eugene Onegin), Lisa (Pique Dame).
En versión concierto ha interpretado Leonore (Fidelio), Marguerite (La Damnation de Faust de Berlioz), Cecilio (Lucio Silla de Mozart), Fidelia (Edgar de Puccini), Odabella (Attila), Elsa (Lohengrin).
En estudio ha grabado la emperatriz de Die Frau ohne Schatten, Lady Macbeth de Verdi y Medea de Liebermann. Estrenó el Réquiem de Reimann en 1982.



Julia Varady saltó a la fama como soprano mozartiana y asumió la práctica totalidad de los roles mozartianos para soprano lírica y lírico-spinto. Su timbre, aunque resulta atractivo, sobre todo en la parte central de su tesitura, no es esencialmente bello como lo han sido los de otras sopranos de su generación como Caballé, Price, Freni o Te Kanawa. Su voz es homogénea pero es al descender a la zona grave cuando hay cierta pérdida de homogeneidad, sin embargo sus graves resultan impresionantes, no tienen esa aspereza que muestran otras sopranos cuando emplean la resonancia de pecho. Se conservó en muy buen estado a lo largo de toda su carrera, seguramente porque supo dosificar los esfuerzos y no forzar nunca su instrumento, famosas fueron sus numerosas cancelaciones, su retirada a tiempo -para algunos incluso demasiado temprano- potenció que siempre se haya tenido un grato recuerdo de su canto. A sus cualidades instrumentales hay que añadir su inteligencia dramática, el saber haber utilizado la voz no sólo para crear belleza sino también como medio de expresión. Si se escucha el aria final de Butterfly,"Tu, Piccolo Iddio", en el recital de Edimburgo de 1979, se puede comprobar como Varady resulta expresiva sin descuidar nunca la musicalidad, no tiende al desgarro sino a la expresión más íntima del personaje, componiendo un áurea de melancolía sobre el personaje de la geisha mediante un variado juego de intensidades en la emisión.
- Las declaraciones de Varady están sacadas de una entrevista que le hicieron para Le Monde la Musique en noviembre de 2004.


Una de arias variadas en Box.net:



1 comentario:

  1. Pues la 51 ...aunque no tengo claro porqué....que me perdonen los fans de estas señoras (si los hay) que no sé quienes son..pero las dos me parecen un pelin "chillonas".

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