viernes, 21 de octubre de 2011

Silvestrov - REQUIEM POR LARISSA


El compositor ucraniano Valentin Silvestrov, nacido en 1937 compuso entre 1997 y 1999 una obra en señal de duelo por el fallecimiento de su esposa titulada "Requiem for Larissa". El Réquiem de Silvestrov se compone de siete movimientos. Para su ejecución requiere un coro mixto, orquesta, piano y sintetizador.



El texto es el tradicional del Réquiem, aunque no en su integridad sino las partes que más interesaron a Silvestrov,  que son las que hablaban de la pérdida y la tristeza, además se añade un fragmento de "El sueño", una composición de un poeta ucraniano, Taras Shevchenko, que ya había sido utilizado anteriormente en un ciclo de canciones titulado "Canciones de Paz". En conjunto es una obra plagada de profunda emoción y tristeza.

De todo el Réquiem la parte que más me ha llamado la atención es la más mozartiana o clasicista, su quinto movimiento, el Agnus Dei (Andante-Moderato). Puede que sea lo más digerible, lo más convencional,  y no sirve para hacerse una idea total del Réquiem pero, en la imitación mozartiana, con la intervención del violín solista, consigue una sensación de serenidad que, dentro de su modernidad, produce un efecto anacrónico que  me ha gustado mucho:



Un Requiem que no es fácil de escuchar pero que me ha dejado impactado por su enorme belleza; sin embargo, por otro lado, tiene un toque chill-out que me deja un poco perplejo. Me sigue desconcertando Silvestrov .

4 comentarios:

  1. Pues yo cada vez estoy más concertado: Me gusta todo lo que tiene de clásico (prestado) y me sobra todo lo añadido.

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  2. Josë Luis, ya he dicho que este fragmento no es lo más representativo del Réquiem, es posible que te hagas una idea equivocada.

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  3. He conocido tu blog y me parece excelente. Muchas gracias por brindar la oportunidad de conocer contenidos tan interesantes. Saludos cordiales.

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  4. Acabo de conocer este Réquiem. Evidentemente produce la perplejidad y "disonancia" inicial de buena parte da la música de nuestros días. Sin embargo una audición en regla, a conciencia, como se debe apreciar la música, me lo ha mostrado profundamente hermoso, emocionante en su indescriptible desolación; una obra grandiosa pero intimista; una maravilla. Muchas gracias por tus acertados comentarios y saludos cordiales.

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