lunes, 30 de enero de 2012

Don Giovanni - Una aberración lírica. Por Jonathan Miller



Carmen Velasco (Las Provincias): ¿Ha visto aberraciones líricas?
Jonathan Miller:  Sí, muchas. La mayoría de las historias que cuentan las óperas son ridículas, nunca las haría ni mucho menos me sentaría a verlas porque dramáticamente son un coñazo y narran historias absurdas y vulgares. Prefiero escribir o leer un libro que asistir a la ópera. Tengo mejores cosas que hacer que ir a la ópera

No hay mejor manera de definir el Don Giovanni de Jonathan Miller que mediante sus propias palabras, dramáticamente es un coñazo y narra una historia, que en sus manos y por increíble que parezca, parece absurda y vulgar, desde luego es mejor escribir o leer un libro que asistir a su puesta de Don Giovanni, hay mejores cosas que hacer que ver su aberración lírica. 

Pero es que calificar su trabajo como aberrante es incluso ser demasiado benevolente, ni siquiera encontramos en él algo que nos estremezca, nos sacuda o nos escandalice. Jonathan Miller suelta a los cantantes en mitad de la corrala y cada uno que haga lo que pueda, después se lleva los duros y aquí paz y después gloria.

La orquesta y coros al gran nivel que nos tienen acostumbrados. Mehta defiende como puede una partitura que seguramente no le es muy afín pero con él no hay lugar para el desaguisado, un Don Giovanni acartonado, sin chispa, como muy bien dice Titus, pero defendido con tablas y una sólida técnica directorial, eso lo dice Atticus. Si seguís los enlaces situados en sus nombres accederéis a dos buenas crónicas de lo que función el día del estreno.

¿Y qué pasa con los cantantes? Hubo de todo pero si alguien estuvo realmente bien fue Alexánder Tsymbalyuk y su imponente Comendador. Nicola Uliveri, como Don Giovanni, estuvo ajustado en lo vocal, bonita voz, pero muy monótono en lo expresivo; Anna Samuil me decepcionó como Donna Anna, más por su voz de pito (me recordaba a voz de la actriz aquella de la versión doblada de Cantando bajo la lluvia) que por su canto, Sonia Ganassi mostró un timbre apagado, mate, incapaz de proyectarse en los agudos y con feas pérdidas de impostación en los recitativos-zona grave-, David Bizic, que era Leporello, destacó dentro del panorama de inexpresividad radical de la mayoría de sus compañeros, seguramente con otro equipo hubiera pasado desapercibido, potables el Masetto de Simon Lim y la Zerlina, de atractiva voz, de Rosa Feola. Dmitri Korchak ofreció una de cal y otra de arena, excepcional en "Dalla sua pace" y con algunos apuros de fiato y coloratura en "Il mio tesoro", junto con Tsymbalyuk fue el triunfador de la noche.

Dice Helga Schmidt que lo bueno de la producción de Miller, en comparación con otras más modernas, es que puede reponerse infinitamente sin que pierda vigencia, entre es te Don Giovanni y la Carmen de Saura vamos apañados en los próximos años. Lo que no comprendo es que cómo se hizo de rogar Miller para trabajar en Don Giovanni cuando se hundió la plataforma escénica a la vista de lo que tenía preparado: NADA, o quizás fue precisamente por eso, porque al no poder desplazarse los cantantes sobre el escenario iba a tener que currárselo más. La verdad es que entonces, cuando se hundió la plataforma, tuvo una buena excusa, ahora las cosas son distintas. Y mira que aunque el decorado -tres planos negros con puertas y ventanas a gogo- era soso, podría haber dado lugar a un imaginativo juego escénico a poco que se hubieran aprovechado los aproximadamente veinte huecos abiertos.

Mención especial para el vestuario de Clare Mitchell, que dentro de la absoluta negrura escénica, proporcionaba un toque de vistosidad y color en el escenario.

Menos mal que esto lo han hecho con Don Giovanni , si lo llegan a hacer con una ópera de Donizetti, cuyo interés radica fundamentalmente en el canto, creo que me hubiera dado algo.

Y a pesar de todo salí satisfecho, he aquí la grandeza de esta obra maestra de Mozart.

Para amenizar la entrada y no perder la costumbre , aunque nada tiene que ver con Don Giovanni pero sí con Mozart, escucharemos "E Susanna non vien... Dove sono" de la Condesa en Las bodas de Figaro por Mirella Freni, ahora mismo pienso que ni Schwarzkopf pudo hacerlo mejor -ni yo mismo me lo creo, pero da igual-:


12 comentarios:

  1. Tienes toda la razón. Aberración lírica es incluso benévolo para semejante excremento mental que estoy seguro de que estará tipificado como estafa en el código penal.
    Has hecho bien en recordar que este caradura, cuando se produjo el hundimiento de la plataforma en 2006, se hizo el digno y a punto estuvo de largarse sin representar su deposición mental porque decía que no se reunían condiciones para desarrollar toda su concepción dramática. ¡Qué jeta!... Hasta en el portal de mi casa te monto yo un DG como este...
    ¿Qué narices habrá estado haciendo el mes y pico que se ha pasado en Valencia? ¿comiendo paella?, ¿siguiendo el juicio de Camps para inspirarse en aberraciones?...
    Mira que es complicado que un DG acabe siendo soporífero, y el tipo este casi lo consigue. Menos mal que el genio de Mozart puede hasta con este...

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  2. Totalmente de acuerdo con el comentario original y con el de Atticus. Miller sucks!!!! Abajo Miller! Este tio tiene el gran caradurismo de tratar de encarar a un genio como Wofgang A. a quien no comprende pero ni una pizca!
    Solo la musica y el excelente libreto del gran Abate nos redimen en este patetico espectaculo.

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  3. Muy buena la conexión de la crónica con las declaraciones de Miller. Genial Maac.
    A ver si se enteran en Les Arts.

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  4. Leyendo la entrevista completa, ¿no habéis pensado que Miller pretendía quedarse con todos? Por lo que veo lo ha conseguido.

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  5. Miller lo que pretendía es llevarse un cheque bien lleno de ceros a la cartera a cambio de nada, y lo ha conseguido. No hay razones para pensar que pretendiese nada más, no le concedamos la capacidad de tener dobles intenciones a quien no ha demostrado tener siquiera ideas simples.

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  6. A mí la entrevista me parece muy bien, ya lo dije en el blog de Titus, si es eso lo que piensa me parece perfecto. Lo que ya no me parece tan bien es que venga de turismo, se lleve los duros y el aplauso de los gerentes del Palau. Menos mal que en el estreno se llevó un merecido abucheo.

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  7. Da gusto ver lo bien que armonizáis los levantiscos en lo relativo al D.G. del señor Miller. Ha sido también un placer leerte a tí, Maac.

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  8. Gracias, Glòria, lo que nos hubiera gustado a todos es coincidir pero en sentido contrario, pero no ha podido ser.

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  9. He tardado en escribir porque aún no salgo de mi estupor. No puedo menos que coincidir en casi todo lo que decís, pero incluso me sorprendo de que, a pesar de todo hayáis salido con cierto grado de satisfacción. Personalmente me machacaron una obra de arte, pero todos, no solo Miller y su cementerio escénico. Creo que Mehta estaba físicamente mermado y muy desmotivado ante lo que se movía delante de él y eso se transmitió en la dirección que me pareció muy del montón. (Por supuesto dentro de las maravillas que son capaces de interpretar los miembros de la orquesta). Hasta al mismo Tsymbalyuk le noté unos cambios de volúmenes que no venían al caso, y su "conversación" con DG sentados como si estuvieran tomando tapas me pareció vulgarísima. Todo lo demás mediocre y falto de chispa. Sinceramente creo que este desconcierto se debe a la falta de motivación del señor director de escena. Yo no le espero más. Nunca olvidaré sus tristes bancos laterales, los nichos que hacen de ventanas y balcones, el cambio de los fuegos del infierno por esas pobres ánimas en pena, los cantantes-estátua con los pies pegados a tierra... y mil detalles más. Sin duda es la representación que más me ha decepcionado en la corta historia de Les arts.

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  10. Y nunca unas representaciones han despertado una reacción tan unánime.
    ¿Qué día estuviste, Anónimo?

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  11. En la misma que tú, Maac. Olvidé identificarme: Mimenor.
    Saludos!

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  12. Sí, sí, siendo tú doy fe de que estuviste en la misma, aunque sólo nos vimos en la entrada y no pudimos comentar.

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