Antes de la invención del fonógrafo y el gramófono y su desarrollo posterior en los primeros años del siglo XX, la única posibilidad que había para llevarse la música a casa eran las cajas de música, mediante rodillos dentados o discos producían el sonido por procedimientos mecánicos, ya existían en el siglo XVIII pero su máximo desarrollo tuvo lugar en el siglo XIX, sobre todo en Suiza, a lo largo del siglo XX su popularidad fue descendiendo progresivamente. Rita Fox Music Boxes, una empresa dedicada desde 1947 a la venta y restauración de cajas de música grabó fragmentos musicales de óperas encontrados en antiguas cajas de música, las grabaciones reproducen los sonidos tal y como salen de las cajas sin ningún tipo de corrección posterior. No es música para estar escuchando a toda hora pero sí para perder un rato curioseando, tiene un encanto especial, hay fragmentos de óperas de Verdi, Wagner, Rossini, Thomas, Gounod, Meyerbeer, Bizet, Mascagni:
Maac, pobres antepasados nuestros que solamente podían escucharlo así, y yo solamente escuchando el pequeño fragmento, me ha entrado sueño.
ResponderEliminarSi vieran ahora las herramientas que tenemos, se morían del susto o nos quemaban directamente por brujería.
Entrañable post
Su sonido me resulta afectuoso y familiar. Siempre me han atraído.
ResponderEliminarEn París, bajo los soportales del Palais Royal, un pequeño comercio especializado todavía vende artilugios de éstos, para todos los bolsillos. Existen unas pequeñas de la marca suiza Jobin Music, de las que se pueden escoger más de sesenta melodías diferentes, muchas de las más afamadas óperas. Nunca puedo evitar entrar, escuchar y consumir...
Un sencillo pero elegante regalito.
En las arias del Trovatore clavan los trinos mejor que muchas cantantes, jejeje.
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