jueves, 19 de junio de 2008

Repóquer de Adrianas y, de paso, homenaje a Carreras

Para muchos Francesco Cilea (1866-1950), aunque también es conocido por L'Arlesiana, es uno de esos compositores veristas de una sola ópera (one-opera wonders): Adriana Lecouvreur. Ésta puede considerarse junto de Cavalleria rusticana, Pagliacci y Andrea Chenier como una de las obras maestras del género, aunque no siga todos sus presupuestos. Se estrenó en Milán (Teatro Lirico) un 26 de noviembre 1902 con libreto de Arturo Colautti que se basa en una obra homónima de Eugène Scribe y Ernest Legouvé. Es una ópera que depende, en mayor medida que otras, de la calidad de los protagonistas, quienes deben conjugar perfectamente canto y expresión, de otra forma el aburrimiento está más que asegurado. Las situaciones melodramáticas que se dan y son subrayadas por la música de manera muy pucciniana -a veces incluso verdiana: los morta, morta de Manrico- y la belleza y amplitud de esas melodías para el lucimiento de los grandes cantantes, hacen que yo disfrute de una ópera que, en principio, tiene todas las papeletas para conseguir lo contrario.

La acción se desarrolla en París, a mediados de la primera mitad del siglo XVIII en la Comédie Francesa, Adriana -que fue un personaje real- es una célebre actriz del momento, "una humilde servidora del genio creador". Michonnet, un director de escena está secretamente enamorado de ella, sin embargo la actriz está enamorada de un tercero, Maurizio, éste es el Conde de Sajonia, pretendiente del trono polaco, aunque Adriana -que le entrega un ramito de violetas como señal de su amor por él- lo ignora. ¿Cuál es entonces el problema? Pues, como es habitual en la ópera, el problema de Adriana, que es soprano, tiene que ver con la mezzosoprano, ésta es la princesa de Bouillon y también está enamorada de Maurizio, es tan malvada que, ríete de Amneris, le regala a la actriz, con ocasión del cumpleaños de ésta, un cofre que contiene una falsa carta de Maurizio y un ramo de violetas marchitas envenenado. Se trata del ramo que Adriana había regalado a Maurizio y que éste, a su vez, forzado por una situación embarazosa se lo había regalado posteriormente a la princesa de Bouillon. El resultado final es que la protagonista al oler las flores muere, porque, que yo sepa, no se las come, en la ópera todo es posible.

Entre los protagonistas del estreno encontramos a Enrico Caruso como Maurizio y al barítono Giuseppe de Luca como Michonnet. El personaje de Adriana Lecouvreur se ha identificado siempre con Magda Olivero, famosa es la anécdota que cuenta que Francesco Cilea solicitó a Olivero que cantara Adriana tras el primer retiro de la cantante. Después de ella han sido magníficas Adrianas sopranos como Renata Tebaldi, Montserrat Caballé, Renata Scotto y Raina Kabaivanska. Con ellas cumplimos las cinco que se requieren para hacer un repóquer, se quedaron fuera Leyla Gencer y Mirella Freni.

Montserrat Caballé:



Magda Olivero:



Renata Scotto



Renata Tebaldi:



Y Raina Kabivanska, que hace el repóquer, en imágenes:





Ya que estamos con Adriana Lecouvreur vamos a aprovechar para hacer un pequeño homenaje a José Carreras que, con 61 años, hace solamente unos días celebraba sus cincuenta años en el Liceu de Barcelona ya que debutó en el año 1958 con sólo once años de edad. Escuchamos el final de la ópera junto a Caballé y la Orquesta del Teatro alla Scala de Milán en Tokyo en 1976.






6 comentarios:

  1. Dejarse a la Freni es casi un sacrilegio, ¿no?
    Lo de Carreras te lo agradezco.

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  2. Ja, ja, ja, pero hay longanizas más apetecibles que otras. Icluso las hay de Jabugo, ¡ummmmm que ricas!

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  3. A esta ópera un par de tijeretazos no le vienen mal. Tiene momentos espléndidos, el Io son l'umille ancello, Poveri fiori, Acerba volutta. etc, pero si la escucho entera se me atraganta.

    Una ópera "más avanzada" de Cilèa que merecerse conocerse es Gloria. Creo haber leído en algún sitio que era su obra predilecta. El problema es que no hay versiones con repartos de altura.

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  4. Golaud, Gloria nol conosco... Apuntado queda.
    Ximo ¿A quién quitamos para poner a Freni?

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  5. me quedo con aquellas cantantes que logran transmitir emoción en su canto,aunque no tengan una voz a priori esplendente:Olivero,Kabai.,Scotto, de todas ellas valoro su acercamiento a diversos personajes, sobre todo donde habundan el recitativo, como éste.Son auténticas cantantes-actrices,Tebaldi y caballe no.Y entre estas dos, me quedo con la de Pésaro,por su belleza vocal y homogeneidad de registros además de una dicción preclara.caball nunca me ha convencido, tal vez sólo al principio de su carrrera, y aquí veo dos vicios imperdonables en un cantante de ópera, su dicción mala y su sobreactuación en determinados pasajes,como en el recitativo de entrada a este aria tan bonita.Frenta a la naturalidad de las anteriores, veo sobreactuación, como también lo veo en el monólogo de fedra que aparece al final. LUego su registro grave, calamitoso. gracias

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