martes, 21 de octubre de 2008
Martina Arroyo, a la sombra de Price.
Martina Arroyo, ya sé que los que venís al blog habitualmente de sobra la conocéis, es una de las grandes olvidadas entre las sopranos de la segunda mitad del siglo XX, marginada por las casas discográficas -no tanto como Gencer- sobre todo en Verdi, es inevitable tener que recurrir a registros piratas para escucharla, esto hoy ya no es tanto problema como lo era veinte años ha, tal es la proliferación de grabaciones en directo en la actualidad. Éstas, cuando tienen un buen sonido, suelen ser preferibles a las de estudio. Afortunadamente Arroyo frecuentó mucho el Met y existen numerosos testimonios con buen sonido de sus actuaciones en este teatro.
Muchos son los puntos en común de Arroyo con Leotyne Price, ambas americanas, negras y con un repertorio coincidente y una voz y estilo de canto, en muchos aspectos, similar, si bien parece que el timbre de Price es algo más brillante y personal, mientras que su interpretación tiene un plus de calidez en la ejecución del que Arroyo carece, resultando, ésta en conjunto, más fría, estamos siempre hablando de cuestiones de matiz y bastante sujetivas. Tímbricamente parece que Arroyo mostraba mayor uniformidad entre el registro grave y el agudo; el terciopelo, sensualidad y la potencia parece que eran similares, aunque para hablar de esto último tendría que haberlas escuchado en directo, las grabaciones pueden llevar a engaño. En todo caso, lo dicho, voces muy muy parecidas. Aunque en el caso de Arroyo se ha llegado a hablar de soprano falcón para mí el paradigma de esta tipología vocal sería Verret, siendo Arroyo la típica lírico-spinto. Se suele decir que no sacrificaba nunca durante sus interpretaciones lo musical en favor de lo dramático, precisamente es la crítica que siempre se le ha hecho, su escaso compromiso dramático, poca atención a la articulación de las palabras y su fraseo mecánico o superficial, la pronunciación italiana también es muy defectuosa, defecto que compartía con su colega, y los recitativos a menudo resultan anodinos, lo vamos a comprobar en "Tacea la notte placida" y "D'amor sull'ali rosee" de Il trovatore, menuda diferencia de la parte que es recitativo y la que es puro canto:
Las coincidencias señaladas, y sin restar méritos a Price, el hecho de que Arroyo naciera ocho años después y llegara también después a los escenarios, y el mayor éxito en Europa de su compatriota, parece que perjudicaron bastante su carrera discográfica. No quiero decir que Martina Arroyo no tuviera éxito en Europa, que lo tuvo, de hecho triunfó antes en Berlín y Viena que en Nueva York, sino que su éxito no es comparable con el de Leontyne Price, que fue buscada por el mismo Karajan para interpretar Aida en 1958 en Viena -año en que también se produjo su debut en el Covent Garden- y en 1960 triunfaba en La Scala con el mismo papel, por no hablar del célebre Trovatore de Salzburgo en 1962 bajo la batuta de Karajan y acompañada por Corelli, Bastianini y Simionato.
Escuchemos la Aida de Arroyo:
Martina Arroyo nació un 2 de febrero de 1937 en Harlem, Nueva York, hija de un emigrante puertorriqueño y una muchacha oriunda de Charleston (Carolina del Sur); debutó en 1958 en un concierto en el Carnegie Hall, Price era ya de sobra conocida por el gran público desde hacía tres años gracias a sus intervenciones en televisión. Aunque Martina consiguió un contrato con el Met éste sólo le ofrecía papeles cortos, así que viajó a Europa cantando Aida en Berlín y Viena. En 1965 pasó a formar parte de la plantilla de la ópera de Zurich, ese mismo año se produjo su consagración cuando, visitando a sus familiares en Nueva York, recibió una llamada de Rudolf Bing ofreciéndole sustituir a Birgit Nilsson en el papel de Aida. Al inicio de la función, ante la ausencia de Nilsson, el público se mostró reticente pero al terminar la representación Arroyo obtuvo un gran éxito. El resultado fue un contrato con el Met para las próximas temporadas.
En 1968 debutó en el Covent Garden. Ese mismo año interpretó el papel de Elsa de Lohengrin en el Met convirtiéndose en la primera Elsa negra de la historia.
Con su voz de lírico-spinto puede considerarse una de las grandes verdianas de su época, tenía todas las cualidades para triunfar en papeles como los de Aida, Amelia (Un ballo in maschera), Leonora (La forza del destino) y Elena (I Vespri Siciliani), sólo grabó comercialmente tres óperas de Verdi: Un ballo in maschera (Muti), I Vespri Siciliani (Levine) y La forza del destino (Gardelli), mientras que no existe grabación comercial de Ernani, Macbeth, Il trovatore, Don Carlos ni Aida, y todas las cantó en el Met, es para echarse las manos a la cabeza.
También intervino en otras grabaciones comerciales como Don Giovanni (Donna Elvira con Böhm y Donna Anna con Colin Davis), Judas Maccabaeus de Haendel, Cavalleria rusticana (Gardelli), Les Huguenots (Bonynge), la Missa Solemnis (Ormandy) y la Novena Sinfonía (Bernstein) de Beethoven, el Stabat Mater de Rossini (Schippers), el Requiem de Verdi (Bernstein), la Sinfonía 8 de Mahler (Kubelik) y Adromache's de Barber (Schippers).
Fuera del repertorio verdiano, además de las obras citadas en el párrafo anterior, interpretó Madama Butterfly, Turandot (Liù y Turandot) de Puccini; Elsa (Lohengrin).
Para finalizar escuchemos "Arrigo! Tu parli a un core" de I Vespri Siciliani, está impecable: belleza y homogeneidad tímbrica, musicalidad, legato...
Se retiró de los escenarios en 1989, dedicándose a la enseñanza en diversas universidades americanas y en Salzburgo.
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Una magnífica soprano que tuvo la mala suerte de convivir con dos divas de la magnitud de Price y Caballe.Su timbre es siempre uniforme y en su única actuación en Barcelona en el Palau allá por el año 1970 demostró tener una voz de gran volumen,sobre todo en el agudo.Su canto siempre se muestra seguro pero eso sí un punto inexpresivo,le falta contraste en el dibujo de los distintos estados de ánimo.
ResponderEliminarAcabo de escuchar a Martina arroyo y ha sido un gran y grato descubrimiento.
ResponderEliminarNo es Callas, ya se sabe, pero vocalmente la ejecución es casiperfecta. Esa voz tiene una calidad comparable con el platino. ES platino puro. La encuentro incluso vocalmente más perfecta que la L.Price, aunque es cierto las características que favorecían a esta última arriba sañaladas.
Sopranos verdianas del s.XX de la postguerra:
Zinka Milanov.
Anita Cerquetti
L.Price
M. Arroyo
Pocas sopronos que no estén aquí pueden considerarse como referentes en cuando a lo que debe de ser una vocalidad verdiana, incluyo a la Tebaldi. M. Callas para mi gusto, le falta al centro entidad, anchura, aunque hay que conocer sus Leonoras(forza y Trovatore) Aidas(México)Lady Macbeth, Abigail,Traviata, Amelia(live),Elena(Vespri) para darse cuenta del juego dramático que da de sí los personajes verdianos.
¿ Que a Callas le falta al centro entidad? ¿ Y eso?
EliminarCallas tenía precisamente un centro y grave muy sólidos, a prueba de bombas ¿no crees?
EliminarArroyo fue superior a Price. No entiendo eso que era más " fría". Tenía una voz más caudalosa y mejor grave y agudo.
ResponderEliminarMás fría en el sentido de que era menos impulsiva, Price más pasional y expresiva, pero lo dicho, es cuestión de matices y totalmente subjetivo. Comprendo que para muchos no sea así.
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