sábado, 6 de diciembre de 2008

Otra vez a la carga


Ya estoy otra vez a la carga, menuda tarde más entretenida: formatear, instalar, bajar programas, actualizar... que ahora no esucho el sonido, que no sé qué driver tengo que bajar... El ordenador más limpio que una patena y ninguna entrada preparada. Esta mañana no pude poner a Cecilia Bartoli cantando el aria de Euridice de L'anima del filosofo ossia Orfeo ed Euridice de Haydn. Pero ahora sí que puedo, y es lo que voy a hacer.

Orfeo ed Euridice, con libreto de Carlo Francesco Badini, estaba previsto que se estrenara en Londres en 1791, pero por obra y gracia de Jorge III se prohibió su representación y pasó al olvido, hasta que fue rescatada en 1951 en el Maggio Musicale Fiorentino de la mano de Maria Callas, Boris Christoff y Erich Kleiber, es una pena pero me temo que no hay testimonio.


El segundo acto transcurre en un paisaje campestre. Orfeo y Eurídice, recién casados, disfrutan de su felicidad rodeados por un coro de Amores (Amorini). Se escucha un gran ruido lejano que inquieta a Eurídice. Como están en plena luna de miel y Orfeo es todo un hombretón, éste no duda en ir a ver lo que sucede, dejando a Eurídice más sola que la una. Es un buen momento para que un enviado del enamorado Aristeo (Arideo) -personaje fundamental pero que no aparece en la ópera- intente raptar a la atractiva joven. Eurídice, que lo ve venir, intenta escapar, con tan mala suerte que es mordida por una serpiente y muere.

Escuchamos, por segunda vez, aunque en un fragmento algo más largo -incluyo el recitativo acompañado previo-, la muerte de Eurídice. Pertenece a la grabación que, entre 1995 y 1996, realizaron Christopher Hogwood y The Academy of Ancient Music con Bartoli, -en dos papeles: Euridice y el Genio, esto ya lo había hecho Joan Sutherland-, Heilmann, y D'Arcangelo. Por una vez los susurros de la Bartoli están totalmente justificados.



Dov'è l'amato bene? Sostenetemi. Oh pene!
Come I flutti di Lete
già l'onda mia vital
lenta si muove.
Ah, mai più sventurata,
non potrò rimirar il mio tesoro!
M'abbandona il respiro; io manco, io moro.


Del mio core il voto estremo
dello sposo io so, che sia.
Al mio ben l'anima mia
Dona l'ultimo sospir.

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