Tras el aria y cabaletta, Leonora jura al Conde que será suya si éste deja escapar a Manrico -ese "lo giuro a Dio che l'anima tutta mi vede!"-. Sale un carcelero, mientras el Conde habla con él, Leonora bebe el veneno que lleva en el anillo y dice aquello de "M'avrai, ma fredda esanime spoglia". La tendrá... pero muerta.
Y el desenlace: "Coge mi mano; es hielo...(le señala el pecho) Pero aquí... aquí fuego horrible arde...", y Manrico: "¿Qué has hecho?... ¡Oh cielo!", y ella: "Antes que vivir siendo de otro... He querido tuya morir..." El Conde, tras la muerte de Leonora, en un gesto de rabia, detiene a Manrico y ordena que lo lleven al patíbulo. Azucena, forzada por el Conde, contempla la muerte -que tiene lugar fuera de escena- de su supuesto hijo. Horrorizada, confiesa al Conde que Manrico en realidad era su hermano. La venganza por la muerte de su auténtico hijo se ha cumplido.
No es tan complicado como dicen.
Tienes razón y agradezco el diáfano resumen que presentas. lo malo es que se va a olvidar y seguiré condenada al equívoco que me persigue desde mi primera audición de esta ópera. Por cierto, no has puesto mi aria preferida: Stride !!! por Cortez, Urmana o, Cosotto.
ResponderEliminarSaludos, maac.
Con algunos anillos te llevas mejor que con otros, ejem, y mira que con este tienes delito.
ResponderEliminarMe encanta este final, me encanta la música de Il Trovatore. La ópera está construida a base de golpes de efecto, y seguramente es muy criticada por eso, también musicalmente, pero no hay un número que no disfrute. Escuchando a Callas- sé que la sacas sólo para los días de fiesta- uno se acuerda de la frase de Toscanini "se necesita a los cuatro mejores cantantes del mundo para montar esta ópera". Una buena vara de medir el nivel de los cantantes actuales.
Me sumo a la petición de Glòria por lo que a Cossotto respecta, jeje.
Me tira mucho Il trovatore, sobre todo en lo musical, pero es que además es una ópera en la que todos pierden, incluso la que se venga, lo cual no deja de ser atractivo. Verdi y Callas anticipan, uno desde el primer compás del acto y otra desde que abre la boca en el mismo, que Leonora ya está muerta. No me gusta hablar mucho de Callas, de quien pienso que ya se ha dicho todo lo que se puede decir pero sí diré una cosa, que en el aria hay que ver como se recrea, matiza y se gusta en cada una de las palabras que pronuncia, y todo adornado de un canto ligadísimo y musicalidad exquisita, hay interpretaciones más bellas desde un punto de vista estrictamente sonoro pero pocas tan profundas.
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