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Continuamos con la biografía aparecida en la Revista Barcelonesa en 1847:
Continuamos con la biografía aparecida en la Revista Barcelonesa en 1847:

En el mismo invierno salió por primera vez al teatro su hermano Manuel García. La acogida poco favorable que obtuvo del público este joven cantor hizo decir a un periodista que "el femenino era en esta familia más noble que el masculino". Lo que sí puede decirse es que, en su carrera dramática, no hizo la Malibran más que volar de triunfo en triunfo, y esto era menester para consolar al público de París de la pérdida inminente de Mlle. Sontag, que una corte del norte tenía el proyecto de arrebatarle; mientras que por una feliz compensación, revindicaba el antiguo Mundo al Nuevo la posesión de la Malibran y su padre.

En el mismo año, y en un viaje que hizo a Londres, donde permaneció durante los meses de septiembre y octubre, dejó a los inteligentes encantados de una maestría, de que no podían haberse formado una idea cabal ni aún los mismos que la habían oído algunos años antes. A su vuelta a París salió de nuevo, el 4 de noviembre, a recoger laureles en la ópera de la Gazza ladra. El 15 de diciembre, en que se representó esta misma ópera, tuvo, cediendo a las aclamaciones unánimes del público, que volver a salir al teatro después de la representación. Ni fue menos brillante el triunfo que el 22 del mismo mes obtuvo en una representación dada a beneficio de su padre García, que, de vuelta de México, venía a fijarse en París.
No se hizo rogar María para concurrir con Mlle. Sontag al brillo de otra representtación, dada el 3 de enero de 1830, en la Academia real de Música a beneficio de Mma. Damoreau Cinti.
El famoso trío del segundo acto del Matrimonio secreto, que cantaron juntas estas tres actrices, les ofreció una ocasión de desplegar todos los recursos de su arte, y la reunión de estas tres voces tan puras y tan brillantes produjo un efecto extraordinario en la asamblea, que, enajenada durante el trío, prorrumpió, al verlo acabado, en estrepitosos aplausos, pidiendo a grandes voces que se repitiese. ripitiéronlo pues, y, después de concluida la función, salieron las tres célebres actrices a recoger una opima cosecha de ramos y de coronas. Pocos días después, cantó María el papel de Tancredo con Mlle. Sontag, que desempeñaba el de Amenaide. Al acabar esta actriz el aria famosa del segundo acto vinieron a caer a sus pies varias coronas que, recogiéndolas al fin de la pieza, ofreció ella misma a su rival con una gracia encantadora. Llamadas de nuevo a la escena, después de caído el telón, vinieron ambas actrices a recoger nuevos aplausos.

En los tes años que hacía que reinaba en las tablas, había notado los inteligentes en Mma. Malibran, progresos sensibles, al paso que cierta desigualdad en su ejecución. Entregada con pasión al estudio de su arte resentíase alguna vez de sus fatigas en medio de la representación; y sus inmensas facultades músicas pudieron también alguna que otra vez engañar a sus deseos de hacerse admirar; mas desde la época a que nos referimos, adquirió su canto tal robustez, que, a pesar de sus pocos años, pudo decirse que en la admirable aficionada brillaban todas las prendas de una trágica consumada y de una mujer encantadora. Cuando, volviendo a salir al teatro, apareció de nuevo en noviembre de 1830 en el papel de Desdémona, su voz había tomado más intensidad y vigor en las notas graves, y las agudas respondían casi siempre a su voluntad con la misma exactitud. Mucho tiempo conservaron los aficionados el recuerdo de la escena del Barbero de Sevilla entre esta actriz y Lablache.
Jamás, puede decirse, jamás llegó actriz alguna a adquirir tan alto grado de popularidad, ni a excitar un entusiasmo más frenético, que el que en aquella época excitó María. Jamás brillaron sobre las tablas de la escena italiana tanta naturalidad en el canto, ni tanta vehemencia en la acción. Los críticos, a la verdad, y no sin fundamento, le han reprendido de exagerar alguna vez su papel; la han acusado de romanticismo; pero en la escena su acción seducía, y su gesto fascinaba y arrastraba a los mismo que fuera del teatro le hacían un cargo de su exageración.

La conducta de Mma. Malibran estuvo siempre al abrigo de la maledicencia, y la tierna Desdémona, que fijaba con razón un precio tan elevado a su sabor, habría desdeñado las riquezas comparadas con un sacrificio de otra especie. Sabido es con efecto que María devolvió en una ocasión a un banquero muy conocido 100.000 francos que este le había enviado en billetes de banco, como un argumento irresistible para entablar un íntimo de conocimiento. En octubre de 1831 Mma. Malibran, acompañada de Mr. Beriot, recorrió los departamentos del Norte de Francia, encantando con su voz los oídos de los pacíficos flamencos.
De vuelta de este viaje, emprendió otro a Inglaterra, donde, después de haber recogidos nuevas palmas y muchos miles de duros, murió desgraciada y casi repentinamente en Manchester, dejando, a lo que se dijo, una fortuna considerable.
Como ya decía en la primera parte, el artículo aparece sin firmar.
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Terminamos con un ramillete de escenas de la confrontación de las reinas Elisabetta y Maria, de Maria Stuarda, ópera cuyo papel protagonista Donizetti compuso para la Malibran :
1) Montserrat Caballé (1971), con Verrett como Elisabetta
2) Eliane Coelho (1993), con Toczyska como Elisabetta
3) Mariella Devia (2008), con Antonacci como Elisabetta
4) Leyla Gencer (1967), con Verrett como Elisabetta
5) Edita Gruberova (1989), con Baltsa como Elisabetta
6) Nelly Miricioiu (1992), con Soffel como Elisabetta
7) Beverly Sills (1970), con Farrell como Elisabetta
8) Joan Sutherland (1971), con Tourangeau como Elisabetta
Qué frustración no poder escuchar nada de ella, ¿verdad?. El tema es para apasionarse, coger un camión y hacer un tour, desde luego.
ResponderEliminarEs normal leer que "la joven cantarina transponía a menudo sus arias de un tono y de un semi-tono", cuando se habla de una naturaleza vocal grave, que alcanzaba por abajo la tesitura de contralto, y cuando también se le criticaba la falta de homogeneidad. Es lógico suponer que no tuviera un registro sopranil pleno.
En la lista de Stuardas, se echa de menos un duelo Callas-Simionato.
Aunque es un dato sin importancia, he buscado la fecha de la grabación de Miricioiu: 1992 (Amsterdan). Por si sirve de algo.
Gracias Golaud, ya está corregido, los datos eran copia de la información de Youtube.
ResponderEliminarSeguro que si el fenómeno Malibran, la voz quiero decir, se diera hoy en día más de uno ponía el grito en el cielo por las transposiciones, y por lo de marcar al director ya ni te cuento, con lo endiosados que se volvieron en el siglo XX los directores.