Después de tanto Siegfried, ya llegó el momento de ir aligerando un poco y Jacques Offenbach, el virtuoso violonchelista judio nacido en Colonia en 1819 y formado musicalmente en París, es una buena elección para estos menesteres. La Périchole es una opera bufa -opéra-bouffe, reza el libreto- del trío formado por el compositor Offenbach y los libretistas Henri Meilhac y Ludovic Halévy, como -entre otras- La Belle Hélène o La Grande-Duchesse de Gérolstein. Se ha considerado a la Périchole como la Carmen de la opereta y, al igual que la célebre ópera de Bizet, está basada en una novela de Prosper Mérimée: Le Carrosse du Saint-Sacrement y cuenta con los mismos libretistas-. Se estrenó en el Théatre des Varietés de París un 6 de octubre de 1868.
La opereta, que se desarrolla en la ciudad de Lima, cuenta la historia de una cantante ambulante, Périchole, a la que le gustaría dejar su mísera condición. Nada más comenzar la representación ya está todo el mundo bebiendo y cantando loas al vino. Es el día del cumpleaños del virrey del Perú, Don Andrés de Ribiera. Como viene haciendo éste todos los años ese día sale a la calle disfrazado para ver qué es lo que en realidad piensa la gente del gobierno del virreinato. Sin embargo todo el mundo conoce el secreto, el gobernador, para conservar su puesto, ya se ha encargado de difundirlo.
Aparecen dos cantantes ambulantes, Piquillo y Périchole, y acompañados de sus guitarras cantan sus canciones. El disfrazado virrey, aprovechando la ausencia de Piquillo, propone a Périchole que sea una de sus damas de honor. Ella acepta, es una buena oportunidad para acabar con su indigencia. En una carta se despide de Piquillo.
Escuchamos su sentida canción de despedida -aria de la carta- por Teresa Berganza y Teresa Stratas -en inglés-:
«O mon cher amant, je te jure
Que je t'aime de tout mon coeur;
Mais, vrai, la misère est trop dure,
Et nous avons trop de malheur!
Tu dois le comprendre toi-même,
Que cela ne saurait durer,
Et qu'il vaut mieux... (Dieu! que je t'aime!)
Et qu'il vaut mieux nous séparar!
Crois-tu qu'on puisse être bien tendre,
Alors que l'on manque de pain?
A quels transports peut-on s'attendre,
En s'aimant quand on meurt de faim?
Je suis faible, car je suis femme,
Et j'aurais rendu, quelque jour,
Le dernier soupir, ma chère âme,
Croyant en pousser un d'amour...
Ces paroles-là sont cruelles,
Je le sais bien... mais que veux-tu?...
Pour les choses essentielles,
Tu peux compter sur ma vertu.
Je t'adore!... Si je suis folle,
C'est de toi!... compte là-dessus...
Et je signe: la Périchole,
Qui t'aime, mais qui n'en peut plus!...»
Pero hay un problema, Périchole no puede ser dama de honor porque es célibe, hay que buscarle marido. Me la visten con velo y corona y le dan un ramo de flores de azahar, la pobre está como una cuba y canta aquello de...
La opereta, que se desarrolla en la ciudad de Lima, cuenta la historia de una cantante ambulante, Périchole, a la que le gustaría dejar su mísera condición. Nada más comenzar la representación ya está todo el mundo bebiendo y cantando loas al vino. Es el día del cumpleaños del virrey del Perú, Don Andrés de Ribiera. Como viene haciendo éste todos los años ese día sale a la calle disfrazado para ver qué es lo que en realidad piensa la gente del gobierno del virreinato. Sin embargo todo el mundo conoce el secreto, el gobernador, para conservar su puesto, ya se ha encargado de difundirlo.
Aparecen dos cantantes ambulantes, Piquillo y Périchole, y acompañados de sus guitarras cantan sus canciones. El disfrazado virrey, aprovechando la ausencia de Piquillo, propone a Périchole que sea una de sus damas de honor. Ella acepta, es una buena oportunidad para acabar con su indigencia. En una carta se despide de Piquillo.
Escuchamos su sentida canción de despedida -aria de la carta- por Teresa Berganza y Teresa Stratas -en inglés-:
«O mon cher amant, je te jure
Que je t'aime de tout mon coeur;
Mais, vrai, la misère est trop dure,
Et nous avons trop de malheur!
Tu dois le comprendre toi-même,
Que cela ne saurait durer,
Et qu'il vaut mieux... (Dieu! que je t'aime!)
Et qu'il vaut mieux nous séparar!
Crois-tu qu'on puisse être bien tendre,
Alors que l'on manque de pain?
A quels transports peut-on s'attendre,
En s'aimant quand on meurt de faim?
Je suis faible, car je suis femme,
Et j'aurais rendu, quelque jour,
Le dernier soupir, ma chère âme,
Croyant en pousser un d'amour...
Ces paroles-là sont cruelles,
Je le sais bien... mais que veux-tu?...
Pour les choses essentielles,
Tu peux compter sur ma vertu.
Je t'adore!... Si je suis folle,
C'est de toi!... compte là-dessus...
Et je signe: la Périchole,
Qui t'aime, mais qui n'en peut plus!...»
Pero hay un problema, Périchole no puede ser dama de honor porque es célibe, hay que buscarle marido. Me la visten con velo y corona y le dan un ramo de flores de azahar, la pobre está como una cuba y canta aquello de...
Ah! quel diner je viens de faire,
E quel vin extraordinarie,
J'en ai tant bu, mais tant, tant, tant,
Que je crois bien que maintenant
Je suis un peu grise... mais chut!
Faut pas qu'on le dise, chut!
Si ma parole est un peu vague,
Si tout en marchant le zigzagun,
E si mon oeil est égrillard,
Il ne faut s'en étonner car
Je suis un peu grise...
Se la escuchamos a Teresa Berganza, Frederica von Stade, Felicity Lott, Joan Sutherland y Anne Sofie von Otter:
Al final resulta que el esposo que le han buscado es Piquillo y el primer acto termina en un clima de euforia y borrachera general.
Me encanta Offenbach, músico genial de origen alemán y asentado en Francia, para mí imprescindible en el panorama musical del siglo XIX.
ResponderEliminarLo aprecio especialmente porque en medio de tanto melodramón La música de Offenbach tiene una frescura y sobre todo un sentido del humor incomparables. A mí me vuelve loco Wagner, pero reconozco que de vez en cuando tengo que desintoxicarme con Offenbach o Rossini.
Hay una cosa que me llama mucho la atención en las obras de Offenbach y es que incorpora en sus obras referencias a los adelantos científicos propios de su siglo.
La canción de la borrachera es una pieza muy habitual en los recitales de las Mezzos. Yo recuerdo habersela visto al menos a la Berganza y a la Von Stade en el Palau de Valencia y siempre causan un efecto de risa inmediata en el público.
Vive l'operette !!!
La carta, por Berganza es una referencia. Nadie le ha dado el sentimiento como ella.
ResponderEliminarNo sé muy bien qué se siente, cuando se sienten "sensaciones encontradas" y supongo que te debo un pequeño comentario del concierto de Montserrat Caballé.
ResponderEliminarHoy cumplía "75 anyets de res" -que diría Ximo- y la orquesta le ha cantado el happy birthday
Rescuchando lo fantásticamente que cantaba, ahora soy incapaz de añadir nada más, lo siento.
Nos ha dado muchísimo a lo largo de toda su carrera y con lo de hoy no ha añadido nada. Quizás no hacía falta, por eso, no sé, he sentido el concierto como una despedida.
Nada dura siempre Maac, pero
como en el poema de W. Wordsworth ... la belleza de su voz
siempre subsistirá en el recuerdo.