Hoy ha sido un día redondo, me he reencontrado con Golaud, al que conocí brevemente hace unos seis años en una Sonnambula que ofrecía el Taller de Ópera de Valencia y he estado con los demás amigos habituales en mis visitas al Palau de les Arts. Como siempre, me ha sabido a poco ya que la mayor parte del tiempo, como por otra parte es natural, la paso en la representación. No tenía muchas esperanzas puestas en Luisa Miller, ni escénicas ni vocales, musicalmente suponía que el coro y, sobre todo, la orquesta iba a sonar tan bien como nos tiene acostumbrados, respecto a ésta hagamos una excepción para el concierto de Flórez. Pero vayamos por partes.
Entre los cantantes había dos grupos: El primero estaba integrado por Marcelo Álvarez y María José Montiel y el segundo por todos los demás. Debo decir que Álvarez me ha sorprendido gratamente, sabía que era una gran tenor, lo que no sabía es que tiene una voz mucho más hermosa en vivo que en lata, lo cual ya es bastante. Ante su exuberancia tímbrica y sus detalles en el fraseo cualquier otro defecto que se le quiera encontrar parecería una nimiedad. No comprendo cómo es que este tenor, con los años que lleva cantando bien, no le han hecho más caso las discográficas, será que no sale bien en las fotos o no es tan simpático como otros.
Aunque el papel de la duquesa no está muy desarrollado María José Montiel no ha pasado desapercibida y ha aprovechado las pocas ocasiones que ha tenido para lucirse y el público la ha recompensado con una gran ovación al final.
Orlin Anastassov ha estado en la misma línea que en su Felipe II del año pasado, es un intérprete correcto de timbre típicamente eslavo, no muy grato, parecido al de Leiferkus pero en bajo.
George Ganidze, de timbre más mediterráneo, ha hecho una interpretación bastante rutinaria de Miller, ha pasado por el personaje como elefante por cacharrería, lo cual es una pena porque el de Miller es un papel muy agradecido para el barítono ya que en sus intervenciones están algunos de los mejores momentos de la ópera.
El coro ha estado bien pero este año viene rindiendo a un nivel inferior del que nos tenía acostumbrados, no suena tan empastado y ha habido momentos en los que ha estado gritón, en la línea impuesta por la batuta, como veremos. Hubiera agradecido un poquito menos de potencia y algo más de clase.
La orquesta, como todo el mundo ya sabe y reconoce dentro y fuera de Valencia, suena estupendamente; sin embargo, Kynan Johns ha abusado del volumen y eso no beneficia a los cantantes, tampoco a algunos aficionados de oídos sensibles, los tímpanos se han resentido.
La puesta en escena de Lamberto Puggelli es muy clásica, un gran panel con proyecciones de cuadros de Rembrandt y Vermeer sobre el que se van abriendo ventanitas que muestran el interior de las habitaciones de la casa de Miller o del palacio del conde Walter, los interiores imitan tridimensionalmente cuadros de los pintores citados; unos mimos intervienen, a modo de dobles, a la vez que los cantantes. Que esté ambientada en Holanda en vez de en el Tirol es algo que da lo mismo, lo que no me ha gustado es el hecho de que, a pesar de que se haya intentado, ubicando a Walter en una especie de salón gótico, no se distinga muy bien la procedencia social de los personajes. Es posible que por la ropa se pueda distinguir pero eso es algo que para el espectador medio actual es imposible. Al principio me pareció muy aburrida y estática pero a lo largo de la representación ha dado mucho juego. Quizás todo ha sido fruto de la propia evolución de la ópera, con un tercer acto muy superior a los dos anteriores. Comentaba en broma al salir que no me hubiera importado que en vez de ofrecer los tres actos hubieran ofrecido el tercero repetido tres veces.
Conclusión: Que me lo he pasado muy bien en Luisa Miller gracias a Verdi y a Marcelo Álvarez. Y ahora me voy a dormir, que es muy tarde. Lo que no sé es cómo he sido capaz de escribir esta entrada, no pensaba hacerlo, de verdad. Me he puesto a escribir y rápidamente ha salido lo que habéis leído. Y con este pareado y un bizcocho, hasta mañana a las ocho.
Entre los cantantes había dos grupos: El primero estaba integrado por Marcelo Álvarez y María José Montiel y el segundo por todos los demás. Debo decir que Álvarez me ha sorprendido gratamente, sabía que era una gran tenor, lo que no sabía es que tiene una voz mucho más hermosa en vivo que en lata, lo cual ya es bastante. Ante su exuberancia tímbrica y sus detalles en el fraseo cualquier otro defecto que se le quiera encontrar parecería una nimiedad. No comprendo cómo es que este tenor, con los años que lleva cantando bien, no le han hecho más caso las discográficas, será que no sale bien en las fotos o no es tan simpático como otros.
Aunque el papel de la duquesa no está muy desarrollado María José Montiel no ha pasado desapercibida y ha aprovechado las pocas ocasiones que ha tenido para lucirse y el público la ha recompensado con una gran ovación al final.
Orlin Anastassov ha estado en la misma línea que en su Felipe II del año pasado, es un intérprete correcto de timbre típicamente eslavo, no muy grato, parecido al de Leiferkus pero en bajo.
George Ganidze, de timbre más mediterráneo, ha hecho una interpretación bastante rutinaria de Miller, ha pasado por el personaje como elefante por cacharrería, lo cual es una pena porque el de Miller es un papel muy agradecido para el barítono ya que en sus intervenciones están algunos de los mejores momentos de la ópera.
El coro ha estado bien pero este año viene rindiendo a un nivel inferior del que nos tenía acostumbrados, no suena tan empastado y ha habido momentos en los que ha estado gritón, en la línea impuesta por la batuta, como veremos. Hubiera agradecido un poquito menos de potencia y algo más de clase.
La orquesta, como todo el mundo ya sabe y reconoce dentro y fuera de Valencia, suena estupendamente; sin embargo, Kynan Johns ha abusado del volumen y eso no beneficia a los cantantes, tampoco a algunos aficionados de oídos sensibles, los tímpanos se han resentido.
La puesta en escena de Lamberto Puggelli es muy clásica, un gran panel con proyecciones de cuadros de Rembrandt y Vermeer sobre el que se van abriendo ventanitas que muestran el interior de las habitaciones de la casa de Miller o del palacio del conde Walter, los interiores imitan tridimensionalmente cuadros de los pintores citados; unos mimos intervienen, a modo de dobles, a la vez que los cantantes. Que esté ambientada en Holanda en vez de en el Tirol es algo que da lo mismo, lo que no me ha gustado es el hecho de que, a pesar de que se haya intentado, ubicando a Walter en una especie de salón gótico, no se distinga muy bien la procedencia social de los personajes. Es posible que por la ropa se pueda distinguir pero eso es algo que para el espectador medio actual es imposible. Al principio me pareció muy aburrida y estática pero a lo largo de la representación ha dado mucho juego. Quizás todo ha sido fruto de la propia evolución de la ópera, con un tercer acto muy superior a los dos anteriores. Comentaba en broma al salir que no me hubiera importado que en vez de ofrecer los tres actos hubieran ofrecido el tercero repetido tres veces.
Conclusión: Que me lo he pasado muy bien en Luisa Miller gracias a Verdi y a Marcelo Álvarez. Y ahora me voy a dormir, que es muy tarde. Lo que no sé es cómo he sido capaz de escribir esta entrada, no pensaba hacerlo, de verdad. Me he puesto a escribir y rápidamente ha salido lo que habéis leído. Y con este pareado y un bizcocho, hasta mañana a las ocho.
¿Lo de dejarse a la Luisa es adrede?
ResponderEliminarHe puesto la foto, qué más quieres. Jajaja. Uf.. Voulgaridou, el nombre lo dice todo.
ResponderEliminar¿Pero la foto no es el cuadro que le hicieron a la Scarlet Johanson para la peli esa de la perla?
ResponderEliminarJoaquim, me estás liando... Jajaja
ResponderEliminarAsí es como aparece Luisa Miller en la puesta de Lamberto Puggelli, como La joven de la perla. Por cierto, estupenda película.
¿Hubieras preferido que hubiera puesto esta?:
http://i3.photobucket.com/albums/y78/DisneylandResort/DisneyGallery-5-13/parrduckpearl1.jpg
Me he perdido con tu pregunta Joaquim, o con tu broma ja ja ja. La puesta en escena está ambientada en los interiores de Vermeer, no si es eso lo que preguntabas. Aunque unos interiores al estilo de esas casas de muñecas que jugabamos de pequeños, que se destapaban y aparecían los dos pisos y las habitaciones...
ResponderEliminarCoincido contigo, la verdad es que nuestra Luisa Voulgaridou pues estuvo muy pero que muy regular, qué pena. No sé si mejorando su técnica tendría algún arreglo su voz, quién sabe no soy experta.
La orquesta me pareció por momentos de un volumen excesivo, me gustó más la dirección de Maazel. Es imprescindible cuando se dirige tener en cuenta a los cantantes y no sé si se tuvieron en cuenta en todo momento.
El conde Walter (Orlin Anastassov)
me gustó, lo encontré correcto. Seguramente en la Luisa Miller que vimos se podría decir que Marcelo Álvarez sobresalía excesivamente del conjunto y que como muy bien dice Titus, salvo la representanción. Su voz es fantástica, si mejorara su forma de moverse en escena y aligerara su estética ja ja ja sería como dice Joaquim "de reclinatorio"
Álvarez es de reclinatoriable -menuda palabreja-, aunque esté gordo se merece tres Ave Marias y un Padre Nuestro.
ResponderEliminarA Kynan Jones se le fue de las manos tanto la orquesta como el coro, sobre todo en la entrada del coro durante la segunda parte del concertante, no sé a quién atribuir la culpa de esa prematuridad coral. Aún así, a pesar de los estacatos rosinianos que decía Goulaud, no pudo evitar que se pusiera la carne de gallina, ahí sí me gustó ese inmenso volumen sonando en la sala, en otros momentos el volumen fue bastante molesto con un abuso de la percusión muy maazeliano. Voulgaridou tiene una voz preciosa y una técnica nefasta -ni rastro de estacatos ni trinos, además respiraba donde le venía en gana-, ese es su problema. Parecía una Luisa wagneriana, sin menospreciar a Wagner, en la que la coloratura brilló por su ausencia. Conforme fue avanzando la obra la encontré mucho mejor, pero esto no quiere decir nada porque había comenzado tan mal.
Ja ja ja, pues si es de reclinatorio y de rosario Álvarez, aunque me moleste su forma de actuar y de moverse en escena, un tanto desfasado e histriónico.
ResponderEliminarNo puedo decir que Voulgaridou -al final acabaré aprendiendome el tragalenguas de su apellido- tenga una voz preciosa, lo siento Maac, no me gustó nada.
Estoy de acuerdo con todo lo que comentas sobre lo que ocurrió musicalmente en Luisa Miller. Bravo Álvarez, no sabrá moverse en escena, pero cantar de sobra, y mención especial para Montiel. Decepcionante el barítono que cantó prácticamente igual todo, lo mismo daba que fuera aria o cabaletta, que la cantó con su repetición, por cierto, no como Álvarez (me quedé con ganas de más). Entre él y Voulgaridou me arruinaron el "Amdrem raminghi e poveri" que tanto me gusta del tercer acto. A Anastassov no me lo llego a imaginar de Felipe II. De todas formas, hacía tiempo que no pisaba un teatro de ópera, e intenté disfrutar al máximo. Fue genial descubrir cómo suena la orquesta del Palau de les Arts, aunque, como decís, llegaba a molestar en determinados momentos. Espero tener la ocasión de disfrutarla en un Wagner.
ResponderEliminarMaac, permíteme hacer un par de comentarios extra-musicales. Me alegré mucho de poder reencontarme contigo. La estancia en Valencia se me hizo muy corta, tengo mono de más, y no por culpa de Voulgaridou precisamente, sino por la estupenda acogida que recibí por parte de todos a los que os pude saludar. Con algunos pude hablar más y con otros menos, pero no hubo mucho tiempo. Me he traído muy buenas sensaciones a casa. Espero que pueda compartir más momentos con vosotros. Formais un grupo estupendo.
Permíteme también dar especialmente las gracias a assai, ha hecho posible que asistiera a esta Luisa Miller y se ha preocupado lo que no está escrito para que todo saliera bien. Además, ¡el chocolate del entreacto estaba buenísimo! :)
Al final se acabará descubriendo que si vamos al Palau es sólo por el chocolate, en realidad la ópera ni fu ni fa.
ResponderEliminarA ver, a ver. ¿Ese chico tan estupendo que me presentó Assai en el entreacto es Golaud? ¡Pero si creía que era un compañero de trabajo o algo así! Anda que sois discretos, y yo... tututututut. Si es así, encantada, pero espero confirmaciones, ejem.
ResponderEliminarEn general coincido con casi todo lo dicho. Me defraudó la puesta en escena, tan bonita me la habían vendido que después, fue una más. Los movimientos del coro, dándole la espalda al público en más de una ocasión. Los dobles que hacían que perdieras la atención sobre lo realmente importante. En cuanto a Voulgaridou (lo acabo de copiar de Assai) me pareció mucho más oportuna como Liú que en este papel de más destreza técnica. Tampoco tengo muy claro que tenga una voz verdiana y menos wagneriana, creo que de momento anda buscando un buen maestro de canto.
Tengo la sensación de haber acudido a una representación mediocre, excepción hecha de Alvarez del que me sorprendió un timbre mucho más ligero del que esperaba y que estuvo intachable en sus intervenciones. Oí que su muerte gustó mucho entre el respetable. No me molestó demasiado su actuación ni tampoco los forte de la orquesta que me encantan, sobre todo en Verdi. Creo que le dio la pasión que le restó la puesta en escena.
(MIentras otros aprovecharon para ganar la Davis)
Bona nit.
Jajaja, lo de wagneriana era una broma, por supuesto. Lo decía por la falta de coloratura en el primer acto y un pequeño pasaje del tercero. En fin... Lo mejor que puede hacer es seguir estudiando. Por cierto, menos mal que no iba a hablar de Voulgaridou -nombre que no se me olvida, es "alto, sonoro y significativo".
ResponderEliminarGolaud, seguro que repetiremos. Mimenor, mira que os pregunté si os habían presentado y me dijisteis los dos que sí.
ResponderEliminarGolaud ESTAS PERDIDO, si has probado el chocolate de ASSAI. ESTAS MUERTO, tiene una pócima especial con brujería y ya no te libras, por suerte, JAMÁS.
ResponderEliminarA ver si un día coincidimos TODOS, C*ÑO!
es como una Kundry, BUENA
ResponderEliminarMe había dejado de comentar la chica "picuda" de la perla ¡¡¡GENIAL!!!
ResponderEliminar