jueves, 31 de mayo de 2012

39ª maac-chorrada. Control de alcoholemia.


Domingo, 27 de mayo, ocho de la mañana. Iba por una carretera local que atravesaba longitudinalmente varias poblaciones, de esas que están plagadas de rotondas entre rectas a doble carril, el nerviosismo se había apoderado de él y no estaba prestando atención a las señales de limitación de la velocidad,  realmente estaba ignorando su velocidad, pensaba en otra cosa, en cómo sería ella, no había querido mostrarle una foto y la decisión de conocerla la había tomado basándose en colores y medidas según la descripción que le había hecho de sí misma, pensó que en realidad todos esos datos no eran nada, ignoraba cómo era su rostro, qué mirada tenía, si le resultaría atractiva o no, de pronto vio una figura humana en la carretera con una señal azul en la mano que le indicaba con extraños movimientos que moderara su velocidad, era un policía, se sobresaltó, varios metros más adelante una serie de balizas señalizaban que la circulación se reducía a un solo carril y en un papel que ocultaba una señal de tráfico móvil estaba escrito “CONTROL ALCOHOLEMIA”, varios policías municipales estaban recogiendo las balizas, su trabajo había terminado, menos mal, los había pillado a contrapié, por un momento había pensado que nadie le quitaba la multa por exceso de velocidad, sonrió y respiró hondo para tranquilizarse y continuar su camino, habían quedado en la puerta de una discoteca, ella acudiría en coche, le había dicho que era guarda de seguridad, estaba vigilando unos edificos de oficinas y estaba sola, tenían todo el tiempo del mundo para entregarse al placer. Unos kilómeros más adelnate el GPS le advirtió que había llegado a su destino pero no veía la discoteca, decidió avanzar unos metros más hasta la altura de una rotonda, allí, si no encontraba la discoteca, daría la vuelta y volvería a casa, pensó que quizás había sido víctima de una tomadura de pelo, a lo lejos divisó un coche de policía aparcado en el arcén, otra vez la policía. Al llegar a la rotonda dio dos vueltas completas hasta que por fin vio la edificación en la que se habían citado, “POMUCO”, una discoteca que seguramente estaba de moda, a él no le sonada de nada, ya no estaba en la edad en la que se utilizan las discotecas para ligar y nunca le había gustado bailar en ese tipo de antros de carretera, entonces sonó el móvil, no sabía quién era, en la pantalla aparecía un mensaje: número desconocido, descolgó.
 - Eres el renault rojo que ha estado dando vueltas en la rotonda, le dijo con fimeza una voz de mujer,
-  Sí, sí, contestó él con nerviosismo, y antes de que le diera tiempo a elaborar alguna frase la llamada se cortó.
Intentaba meter el coche en una especie de solar y al detenerse para contestar el teléfono había quedado cruzado invadiendo un trozo de arcén, entonces apareció el coche de policía que había divisado antes de llegar a la rotonda, pensó que hoy no iba a ser su día, había tenido suerte en el control de alcoholemia pero ahora parecía que no la iba a tener, quizás los policías que estaban desmontando el control tomaron nota de la matrícula y habían avisado al compañero y éste lo buscaba para notificarle la multa por exceso de velocidad, decidió aparcar el coche en el solar, fuera de la carretera y del arcén, quedarse quieto, evitar levantar sospechas, había dado demasiadas vueltas a la rotonda y se había desplazado hacia el solar con indecisión  y torpeza, el coche de policía se acercó y se puso en paralelo al renault, se abrió la ventanilla, él también decidió abrir la suya y una atractiva mujer policía le dijo:
- Soy yo.
-       -  ¿Pero no me habías dicho que eras guardia de seguridad?
-       -   Como comprenderás no te voy a decir que soy policía sin conocerte de nada, sígueme.

2 comentarios:

  1. Un cuento que te mantiene en la intriga hasta el final. Chorrada? pues bienvenidas sean!

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    1. Josep, gracias, es un pasatiempo, lo mejor es la segunda parte, cada uno que ponga lo que quiera, jajaja.

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