jueves, 20 de diciembre de 2007

Elisabeth Schwarzkopf


Siempre me interesaron más las voces femeninas que las masculinas. Hoy he decidido tener mi propio blog. Un blog dedicado a dos de mis más grandes pasiones: la voz femenina y la ópera.

Comenzamos con Elisabeth Schwarzkopf, fue la primera cantante de ópera de la que compré un recital, una recopilación de lieder de diversos autores, su voz que me ha ido acompañando a lo largo de los últimos veiticinco años en los buenos momentos, y en los no tan buenos. La Schwarzkopf, no hace falta que diga a estas alturas que es una de mis sopranos favoritas, falleció hace poco más de un año, el 2 de agosto de 2006, nació en Jarotschin (Poznan), el 9 de diciembre de 1915, entonces perteneciente a Prusia, hoy a Polonia. Años después adquirió la nacionalidad británica.

Ya en 1928, con apenas trece años, intervino como Euridice (Orfeo de Gluck) en su colegio de Magdeburgo. Cursó sus estudios musicales en la Hochschule für Musik de Berlín en 1934, allí trabajó con Lula Mysz-Gmeinear, cantante de lieder, quien consideró que su timbre era el de mezzosoprano. Aprendió también piano, armonía, contrapunto. Unos años más tarde, el doctor Egenolf firmó su primer contrato con la Ópera del Estado de Berlín, fue éste quien la convenció de que su voz no era de mezzo, sino de soprano. Debutó entonces con el papel de una Muchacha Flor de Parsifal en 1938, cantó después el primer Muchacho de La flauta mágica, el Pájardo del bosque de Siegfried y Valencienne de La viuda alegre.
En 1941 le ofrecieron ya papeles de más importancia: Oscar de Un ballo in maschera, Zerbinetta de Ariadne auf Naxos. Maria Ivogün se fijó en ella y la inició en el arte del lied y de la música de cámara junto con su marido, el pianista Michael Raucheisen (debutaría como recitalista en 1942).
En septiembre de 1941 fue su primera salida al extranjero, junto con la compañía de la Deutsche Oper cantó en L'Opéra de Paris el papel de Adela en El Murciélago.
No cabe la menor duda de que era una mujer de armas tomar, pues en octubre de 1941, como después de la primera de una serie de representaciones de El Murciélago la habían pasado de interpretar el papel de Adele al de Ida, en plena función, un gesto de rabia hizo que diera una patada con fuerza tal que su zapato salió volando y destrozó parte del decorado, el escándalo fue tan sonado que a partir de entonces y durante algún tiempo tuvo que cambiar su nombre por el de Maria Helfer.
En 1942, en Viena, durante un recital, llegó a un público distinto. La nitidez de su voz, su intimismo chocaron ala crítica. Sin embargo, cuando la invitó Karl Böhm a la Ópera de Viena cayó enferma y tuvo que descansar en un sanatorio de los montes Tatras.
Fue durante esta etapa cuando se afilió al partido nazi, decisión que le causó muchos problemas, especialmente tras instalarse en Gran Bretaña en 1953 (debido a su matrimonio con el famoso productor Walter Legge)
Su presentación efectiva en Viena tuvo lugar en 1944, como soprano de coloratura. Cantó Rosina, Blonde, Zerbinetta.
Walter Legge descubrió en la época de la posguerra su talento musical, en 1946 recibió de él una invitación para realizar una audición a raíz de la cual firmó un contrato en exclusiva con EMI. Más tarde se casó con ella.
También en 1946 abandona definitiva Berlín para instalarse en Viena, en esta ciudad permanecerá hasta 1950, cantando papeles como Mimi y Violetta.
En 1947, hizo giras por Inglaterra junto con la compañía de la Ópera de Viena y obtuvo un gran éxito -junto con la Seefried- en Don Giovanni. Contratada con regularidad por el Covent Garden, actuó allí hasta 1951. También en 1947 se presentó en Salzburgo con la Susana de Las bodas de Figaro.
Karajan, como director de orquesta y productor, la llevó consigo a la Scala de Milán (debutó allí en 1948 cantando La Mariscala), donde cantó Pamina, Fiordiligi, Elsa, Elvira, Melisande, Elisabeth de Tannhäuser, Margarita, Alice Ford, la Mariscala...
En 1950, bajo la dirección de Furtwängler, cantó Marcelina de Fidelio.
En 1951, y a petición de Stravinsky, estrenó en Venecia el papel de Anne Trulove en The Rake's Progress. En el cincuentenario de la muerte de Verdi, cantó el Réquiem bajo la batuta de V. de Sábata.
En 1953 estrenó El triunfo de Afrodita, de Carl Off.
En 1955 cantó Der Rosenkavalier en San Francisco.
No cantó en el Met hasta 1964, pues su carrera transcurrió más lentamente en América que en Europa.
En 1960, a los 45 años, Elisabeth Schwarzkopf hizo recuento y se quedó únicamente con los cinco papeles que prefería por encima de todo, renunciando a los demás: Elvira (Don Giovanni), la Condesa (Le nozze di Figaro), Fiordiligi (Così fan tutte), la Mariscala (Der Rosenkavalier), la condesa Madeleine (Capriccio).
Desde 1971 cantó sólo en recitales (su último papel fue La Mariscala durante el primer acto de El caballero de la rosa en Bruselas, 31/XII/1971) y se despidió de los escenarios en 1979, al morir su marido, dedicándose a la enseñanza y a la puesta en escena (Der Rosenkavalier en la Monnaie, 1981).
Falleció el 2 de agosto de 2006 en Schruns, Vorarlberg (Austria).

Su VOZ, de timbre muy personal, se caracterizó por la perfección técnica sin renunciar a la expresividad, su canto era cálido, elegante y melódico (Alain Pâris). En sus inicios se dedicó al repertorio típico de una soprano ligera, Zerbinetta (Ariadne auf Naxos), papel que exige un Mi5, poco a poco fue derivando a papeles de lírico-ligera o lírica pura: Adele, Nedda, Liu, Rosina, Kostanze, Mariscala, Elsa, Fiordiligi, Melisande, Margarita, Donna Elvira, la Condesa de las Bodas y de Capriccio, Manon, Sophie, Butterfly, Agathe, etc...
En 1946, Legge la describía como una voz "fresca y brillante, llena de alegría, no muy amplia pero admirablemente proyectada, con encantadores pianísimos agudos". Para Gonzalo Badenes "en origen, el instrumento se defendía muy bien con las agilidades y poco a poco fue centrándose en un repertorio más lírico. Hacia 1953 la voz había ganado consistencia, reduciendo algo la gama en el agudo y alcanzando una emisión perfecta, por cuadratura, fraseo, dicción, expresividad, flexibilidad para la messa voce y para el canto florido, variedad de colores, naturalidad estilística, dominio absoluto de la técnica vocal... (hasta 1959)... el ideal de voz, expresión e interpretación... esa plenitud disminuye a partir de 1960. El procedimiento se hace más evidente. Surgen amaneramientos en la expresión, la voz pierde homogeneidad y riqueza tímbrica, la emisión tiende a entubarse". De su interpretación en Der Rosenkavalier ha escrito Celletti: "La gama vocal es de una riqueza incomparable y la interpretación, a veces elegante, a veces mordaz, lánguida, elegíaca, es prácticamente perfecta". Su legado no fue sólo operístico sino que también brilló en el arte del lied, en el que es uno de los referentes y en el mundo de la opereta vienesa.

Primero vamos a escuchar a una Elisabeth Schwarzkopf ya madura, cuando su voz había perdido parte de sus cualidades tímbricas, estamos en 1963 y canta "Vilja" de The Merry Widow de Lehar, Willi Boskovsky en la dirección, son destacables el encanto y la naturalidad con que se enfrenta a esta conocida pieza de opereta, toda una lección de musicalidad, fraseo y uso de la media voz:

4 comentarios:

  1. Primero:
    Felicidades por la iniciativa. No te arrepentirás ni tu, ni muchísima gente. Te sorprenderás.
    Segundo:
    Esto no creo que sea un exilio voluntario, más bien una liberación.
    Tercero:
    Con esta madrina, te auguro un gran éxito.
    Apostar por la Schwarzkopf es un inicio seguro, aristocrático y que da un pedigrí importante al blog.
    Espero que con la cantidad de iniciativas blogeras que últimamente han surgido, pueda estar a la altura de las circunstancias, pero una cosa tienes que tener muy clara, los amigos siempre seréis prioritarios.

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  2. Felicidades Miguel Angel!!!
    Realmente me hacía cruces de que no tuvieras blog propio. Cada vez hay más sitios donde mirar, y cada vez es más divertido.
    Un abrazo

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  3. Gracias, Ximo y Alvaro, por vuestros comentarios, yo también espero estar a la altura de lectores como vosotros.

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  4. Enhorabuena por tu blog y por tu buen gusto, la Schwarzkopf nada menos, eso sí que es empezar con buen pie.

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