viernes, 24 de septiembre de 2010

Sombras oscuras que me ocultáis la luz.

De la cantata "Correa nel seno amato" de Alessandro Scarlatti  (1660-1725) escucharemos el aria "Ombre opache". Se trata de una cantata de cámara para voz, 2 violines y continuo de temática pastoral en la que la solista interpreta tanto las partes del narrador (en el recitativo previo, que no he subido) como del protagonista (en el aria), lo importante aquí es transmitir el estado anímico -afecto- del pastor, su dolor por unos amores no correspondidos. La interpretación corre a cargo de la etérea voz de la argentina María Cristina Kiehr y el Concerto Soave bajo la dirección de Jean-Mark Aymes. En todo el tiempo que hemos estado repasando algunos grupos de los ochenta -principalmente- ha tenido que ser esta música, y no otra, la que me recondujera al viejo camino con el que se inició este blog. Quizás para muchos no sea una pieza que entre fácilmente, si es tu caso te recomiendo una atenta escucha y un poco de insistencia. Hay algún que otro caso  al que directamente le recomendaría que pasara de hacer esfuerzo alguno, que lo suyo no tiene remedio, que no pierda el tiempo. Como introducción escucharemos la Sinfonía que abre la cantata, no pensaba ponerla pero al haberla subido por error he decidido no desperdiciarla.
 


Ombre opache che il chiarore della luce m’ascondete,
se pur sete del dolore fide amiche, or che il desio, deh,
piangete al pianto mio.



6 comentarios:

  1. Desoladora, agreste y etérea aria, donde se echa de menos el oboe del pastor.
    De los ochenta, salvo a REM...

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  2. Una música preciosa, pero la voz de María Cristina Kiehr, por muy etérea que sea, está llena de sonidos fijos y eso no me gusta. El caso es que hay momentos donde se nota el vibrato, lo que me hace pensar que los sonidos fijos son voluntarios. Si es así, no comparto esta elección.

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  3. Titus, tu los llamas fijos, yo los puedo llamar blancos, siento mucho que no te guste Kiehr. A mí en este repertorio me encanta.

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  4. Barbe, yo es que en 1980 tenía 14 años, me dan de pleno, por eso salvo a unos cuantos más.

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  5. Tristeza a espuertas, de esa que sin embargo alivia (o compensa) extrañamente de la propia. El misterioso poder de la música. Me parece que a Scarlatti le encantaria la interpretación. Y seguro que no me desmiente.

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