Partenope es una ópera en tres actos estrenada en el King’s Theatre del Haymarket de Londres un 24 de febrero de 1730.
El libreto es una adaptación anónima del original de Silvio Stampiglia, evidentemente, escrito treinta y un años antes, en 1699, ya había sido utilizado anteriormente por otros compositores, entre ellos por Caldara, Vivaldi, Porpora y Vinci; es posible que la versión de Caldara fuera conocida por Haendel durante su estancia en Venecia en la primera década del siglo XVIII.
Haendel ya había intentado componer una ópera basada en el libreto de Stampliglia en 1726, pero su propuesta había sido rechazada por la Royal Academy of Music alegando, entre otras razones, el carácter frívolo de su argumento. Y es que Partenope tiene mucho de ópera cómica. Habría que remontarse a Agrippina, compuesta en 1709 durante la estancia del compositor en Venecia, para encontrar una ópera de similares características dentro de lo que hasta el momento era la producción de Haendel.
Dos años antes de que Haendel emprendiera definitivamente la composición de su ópera había tenido lugar en Londres el ataque masivo contra la ópera italiana cuyo punto culminante se alcanzó el 29 de enero de 1728 al estrenarse en el Lincoln’s Inn Fields Theatre de Londres “The Beggar’s Opera”, las consecuencias fueron nefastas para Haendel, la Academy tuvo que cerrar sus puertas y sus dos prime donne (Francesca Cuzzoni y Faustina Bordoni) más su castrado Senesino abandonaron Inglaterra. Pero Haendel no abandonó, marchó a Italia a principios de 1729 con objeto de contratar nuevos cantantes solistas, estuvo allí cinco meses que le sirvieron, además, para ponerse al día respecto a las novedades de la ópera italiana. Fue a la vuelta a Inglaterra, durante su escala en Halle, cuando parece que recibió, de manos de uno de los hijos de Bach, la invitación para tener un encuentro entre ambos, sin embargo Haendel no quiso cambiar su itinerario y tal encuentro no pudo tener lugar. De vuelta en Londres compuso Lotario, que se estrenó en diciembre de 1729, meses antes que la ópera que nos ocupa, una vez que la Academia londinense estuvo bajo el pleno control del compositor pudo lanzarse sin trabas a la composición de una ópera sobre el tema de Partenope, basado en la sirena que dio origen a la ciudad de Nápoles.
El rol de Arsace, Príncipe de Corinto, fue estrenado por el castrado y compositor boloñés Antonio Maria Bernacchi (1685-1756). Contratado por Haendel en su viaje a Italia, sería el sustituto de Senesino en la Royal Academy a partir de 1729. Bernacchi, que acababa de estrenar meses antes el rol titular en Lotario, había sido profesor de Farinelli, cantante que era más joven y con el que mantuvo una gran amistad -Farinelli cantó en su funeral- . Bernacchi era un artista muy prestigioso en Italia pero no obtuvo suficiente reconocimiento en Londres, lo cierto es que 44 años eran quizás demasiados para un castrado, abandonaría su carrera profesional siete años después del estreno de Partenope.
A juzgar por las crónicas de la época, parece ser que era un castrado preocupado por su voz en cuanto instrumento, buscaba la pureza del sonido y la virtuosidad en la ejecución antes que la utilización de recursos expresivos. Así que gustaba de los ornamentos siendo famoso porque con sus cadencias intentaba limitar los sonidos de instrumentos de la orquesta -como los de la flauta y el oboe- o incluso el canto de los pájaros.
Mrs. Pendarves, tras esucharlo en Londres, escribiría: "Bernacchi tiene una gran extensión, su timbre es cálido y claro, pero no tan dulce como el de Senesino, mejor son sus maneras; su aspecto no es muy hermoso, dado que es grande y gordo como un fraile español (...) ciertamente es un buen cantante, pero no se adapta al gusto inglés".
Hoy seguiremos con el personaje de Arsace y escucharemos el aria “Furibondo spira il vento”, con ella se cierra de una manera espectacular el segundo acto de la ópera. Es la típica aria de tormenta (di tempesta) en la que el protagonista se identifica con las fuerzas de la naturaleza, en este caso se equipara a la confusión que genera un huracán (Arsace está confundido entre su amor por Partenope y el sometimiento que le ha impuesto el ansia de venganza de su antigua prometida, Rosmira); con esta excusa exhibe un canto destinado a su lucimiento, lleno de virtuosismo, con saltos y escalas vertiginosas.
El libreto es una adaptación anónima del original de Silvio Stampiglia, evidentemente, escrito treinta y un años antes, en 1699, ya había sido utilizado anteriormente por otros compositores, entre ellos por Caldara, Vivaldi, Porpora y Vinci; es posible que la versión de Caldara fuera conocida por Haendel durante su estancia en Venecia en la primera década del siglo XVIII.
Haendel ya había intentado componer una ópera basada en el libreto de Stampliglia en 1726, pero su propuesta había sido rechazada por la Royal Academy of Music alegando, entre otras razones, el carácter frívolo de su argumento. Y es que Partenope tiene mucho de ópera cómica. Habría que remontarse a Agrippina, compuesta en 1709 durante la estancia del compositor en Venecia, para encontrar una ópera de similares características dentro de lo que hasta el momento era la producción de Haendel.
Dos años antes de que Haendel emprendiera definitivamente la composición de su ópera había tenido lugar en Londres el ataque masivo contra la ópera italiana cuyo punto culminante se alcanzó el 29 de enero de 1728 al estrenarse en el Lincoln’s Inn Fields Theatre de Londres “The Beggar’s Opera”, las consecuencias fueron nefastas para Haendel, la Academy tuvo que cerrar sus puertas y sus dos prime donne (Francesca Cuzzoni y Faustina Bordoni) más su castrado Senesino abandonaron Inglaterra. Pero Haendel no abandonó, marchó a Italia a principios de 1729 con objeto de contratar nuevos cantantes solistas, estuvo allí cinco meses que le sirvieron, además, para ponerse al día respecto a las novedades de la ópera italiana. Fue a la vuelta a Inglaterra, durante su escala en Halle, cuando parece que recibió, de manos de uno de los hijos de Bach, la invitación para tener un encuentro entre ambos, sin embargo Haendel no quiso cambiar su itinerario y tal encuentro no pudo tener lugar. De vuelta en Londres compuso Lotario, que se estrenó en diciembre de 1729, meses antes que la ópera que nos ocupa, una vez que la Academia londinense estuvo bajo el pleno control del compositor pudo lanzarse sin trabas a la composición de una ópera sobre el tema de Partenope, basado en la sirena que dio origen a la ciudad de Nápoles.
El rol de Arsace, Príncipe de Corinto, fue estrenado por el castrado y compositor boloñés Antonio Maria Bernacchi (1685-1756). Contratado por Haendel en su viaje a Italia, sería el sustituto de Senesino en la Royal Academy a partir de 1729. Bernacchi, que acababa de estrenar meses antes el rol titular en Lotario, había sido profesor de Farinelli, cantante que era más joven y con el que mantuvo una gran amistad -Farinelli cantó en su funeral- . Bernacchi era un artista muy prestigioso en Italia pero no obtuvo suficiente reconocimiento en Londres, lo cierto es que 44 años eran quizás demasiados para un castrado, abandonaría su carrera profesional siete años después del estreno de Partenope.
A juzgar por las crónicas de la época, parece ser que era un castrado preocupado por su voz en cuanto instrumento, buscaba la pureza del sonido y la virtuosidad en la ejecución antes que la utilización de recursos expresivos. Así que gustaba de los ornamentos siendo famoso porque con sus cadencias intentaba limitar los sonidos de instrumentos de la orquesta -como los de la flauta y el oboe- o incluso el canto de los pájaros.
Mrs. Pendarves, tras esucharlo en Londres, escribiría: "Bernacchi tiene una gran extensión, su timbre es cálido y claro, pero no tan dulce como el de Senesino, mejor son sus maneras; su aspecto no es muy hermoso, dado que es grande y gordo como un fraile español (...) ciertamente es un buen cantante, pero no se adapta al gusto inglés".
Hoy seguiremos con el personaje de Arsace y escucharemos el aria “Furibondo spira il vento”, con ella se cierra de una manera espectacular el segundo acto de la ópera. Es la típica aria de tormenta (di tempesta) en la que el protagonista se identifica con las fuerzas de la naturaleza, en este caso se equipara a la confusión que genera un huracán (Arsace está confundido entre su amor por Partenope y el sometimiento que le ha impuesto el ansia de venganza de su antigua prometida, Rosmira); con esta excusa exhibe un canto destinado a su lucimiento, lleno de virtuosismo, con saltos y escalas vertiginosas.
Escucharemos varias versiones, todas buenas y algunas mejor que otras:
David Daniels en estudio de grabación:
Philippe Jaroussky en directo:
Andreas Scholl, también en directo:
La mezzo Marilyn Horne:
Llámame clasicón y aburrido, pero la que más me gusta es Marilyn Horne. Scholl, no sé si es la grabación al ser un directo, pero la intensidad de la voz fluctua mucho.
ResponderEliminarEstas arias destinadas como tu dices al lucimiento no son las que más me gustan de Handel, sobre todo a estas horas que ya ando algo derrotado... pero aún así, Horne me ha gustado.
A mí también es la de Horne la que más me gusta en la parte vocal, que no en la instrumental, seguida de cerca por Daniels.
ResponderEliminarLas variaciones de intensidad de Scholl parece que son problemas -relativos dada la velocidad- de fiato ¿es eso a lo que te refieres no?
ResponderEliminarPues si es eso, por más que sean relativos, el hecho es que suena mal. No sé si fuerzan demasiado el virtuosismo.
ResponderEliminarMi segundo también es Daniels, pero no tan de cerca. Instrumentalmente, son dos mundos. En general, siempre que no se pasen de velocidad, me gustan más las nuevas orquestraciones como supongo que a tí.