"L'amor, l'amor che non ci dà mai tregue finchè la vita... strugge. È come l'ombra... c'è chi fugge... insegue... E chi l'insegue... fugge." (Ford, Falstaff)
"Decidí marcharme al amanecer (...) sabía que iba a dejar para siempre mi casa, mi país; sin embargo, no sentí nostalgia ni me conmoví." (Livia)
Hace unos días, charlando con Atticus sobre Il Trovatore, salió a colación Senso de Luchino Visconti, me dijo que le parecía que en esta película salían escenas de esta ópera de Verdi, yo recordaba la película muy difusamente y en ese momento ni siquiera estaba seguro de haberla visto pero estaba casi convencido de que sí porque me había tragado el ciclo completo que le había dedicado a Visconti La Dos hace bastantes años, si no recuerdo mal eran tiempos de José María Calviño o de Pilar Miró, tendría por entonces unos 18 ó 20 años. No era de extrañar que Visconti, tan unido al mundo de la ópera (sus célebres puestas en escena en La Scala, París o el Covent Garden), hubiera recurrido a la música de Il Trovatore en cualquiera de sus películas. Al llegar a casa lo consulté en Youtube y efectivamente, en Senso la música de Il Trovatore está muy presente, pero de haberla visto antes... nada de nada.
Senso, el primer film de Visconti ambientado en una época histórica, es un melodrama de 1954 que se basa en un breve relato de Camillo Boito, el libretista del Otello verdiano, el guión lo escribió el propio Visconti junto a Suso Cecchi D’Amico; fueron ayudantes de dirección Francesco Rosi y Franco Zeffirelli.
La película se desarrolla en la Italia del Risorgimento, en vísperas de la unificación del país, en la primavera de 1866 durante los últimos meses de la ocupación austríaca; el gobierno italiano ha efectuado un pacto con Prusia y la guerra de liberación para expulsar a los invasores es inminente. Una joven condesa, Livia, interpretada por Alida Valli –a Visconti le hubiera gustado tener a Ingrid Bergman- se enamora de un oficial austríaco, Franz Mahler, interpretado por Farley Granger –Visconti había pensado en Marlon Brando-, una especie de Don Juan, no tiene escrúpulos, se aprovecha de la dama. Un egocéntrico: “-¿Por qué se mira con tanto interés? ¿Tanto le gusta mirarse? – Sí, me gusta. No paso nunca delante de un espejo sin hacerlo (…) Me gusta mirarme para estar seguro de que soy… yo”. Pero es también un pacifista que no encuentra sentido en la guerra: “Yo pienso que el que los hombres hayan nacido unos a esta orilla del río y otros al lado de aquel monte, no significa que Dios haya puesto al río y al monte para tenerlos separados”. Pacifismo que es siempre loable pero en el caso del oficial austríaco se traducirá en trampas, cobardía y deserción.
El primer título de la película era Custozza, y durante el rodaje fue Tempestad de verano, pero hubo que hacer cambios, la censura no permitió que la película se centrara en la derrota italiana en la batalla de Custozza o en que la condesa se perdiera entre la multitud al final de la película, como si fuera una prostituta, así que al final se quedó con el de Senso.
En Senso Visconti muestra la decadencia moral de la aristocracia, que es capaz de colaborar con el enemigo de Italia (el conde, otro ser sin escrúpulos), enfrentándola al pueblo que lucha por su independencia. “Mi marido y yo tenemos opiniones muy diferentes respecto a los austríacos, él está dispuesto a aceptarlos e incluso les pide favores, yo soy como mi primo, una verdadera italiana”. Pero sobre todo analiza el comportamiento del ser humano en un momento histórico concreto, de cómo el amor es capaz de cambiar al ser humano, hacer olvidar su situación personal (la condesa está casada), y sus ideales políticos (su enamorado es el enemigo mientras que ella simpatiza con los activistas). El amor incontrolado e incontrolable, triste, culpable, vergonzoso, que no tiene límites , “¿cómo podía haber pasado una noche entera con un desconocido, un austríaco, un oficial, yo… una mujer italiana, casada, una mujer que no había sido nunca frívola?”, que marca el destino del ser humano y puede llevar a la traición a tus propios ideales o incluso, por despecho, al mismo ser amado , “el tiempo ya no existía, sólo existía el placer no confesado que sentía al oírle hablar, al oírle reír y al oír el eco de nuestros pasos en aquella ciudad silenciosa”.
En las primeras secuencias de la película se muestra un fragmento de Il trovatore evocando a Verdi como una de las figuras clave del nacionalismo italiano de mediados del XIX: En el teatro La Fenice se está representado Il trovatore, cuando termina el aira "Di quella pira", los patriotas italianos organizan un tumulto tirando papeletas de colores (blancas, rojas y verdes, la bandera de Italia) desde el gallinero del teatro ante la presencia de las tropas austríacas, el detonante: un ramito de flores con tres colores(uno de cada color de la bandera italiana) que es lanzado por una mujer -“¡Fuera los extranjeros de Venecia!”- y golpea en la espalda de un soldado austriaco. Calmado el tumulto se puede escuchar "D'amor sull'ali rosee" mientras la condesa flirtea en su palco con el joven oficial austríaco.
Senso también tiene en su banda sonora música de la Séptima Sinfonía de Anton Bruckner.
Formalmente tiene un alto valor pictórico y teatral u operístico (sobre todo en las escenas nocturnas en exteriores), con unas imágenes bellísimimas, espectaculares, muy cuidadas (detalles como el sol al anochecer, la luz de las antorchas o velas y sus claroscuros, el brillo del agua de los canales venecianos, luces que atraviesan visillos que movidos por el viento de ventanas abiertas proyectan sombras móviles en las paredes de las estancias, telas que difuminan los rostros, la vida de los terratenientes en el campo, los campesinos aventando el trigo para separar la paja del grano; el humo, los disparos, los escorzos de soldados caídos en la batalla y el movimiento de las tropas en las escenas de guerra…).
Hay muchos ejemplos de cómo la pintura sirvió de inspiración para muchas de las escenas de Senso, nosotros vamos a mostrar sólo uno:
Il bacio de Francesco Hayez |
Fotograma de Senso |
Y finalizamos con una anécdota, en el año 1996 el Teatro La Fenice sufrió un devastador incendio, para proceder a su reconstrucción vino muy bien acudir las imágenes del interior del teatro rodadas por Visconti:
¡Qué inspirado te ha salido el comentario!. No es uno de mis Visconti preferidos pero le doy un alto valor estético. Julián Maríuas cuando era crçitico de cine en La Gaceta Ilustrada me hizo ver que tanta belleza visual actuaba en detrimento del contenido, una turbia historia de amor no correspondido. Tal vez sí sea esta falta de equilibrio entre lo visto y lo contado aquello que me impide enconbtrar en Senso la plenitud creativa de Il Gatopardo.
ResponderEliminarSaludos!
Gracias. Es la historia de varias traiciones, Glòria.
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