Carlo Bergonzi
Cuando uno es tenor y ha nacido a 5,4 km de Sant'Agata, donde estuvo ubicada la residencia de Verdi durante los últimos 50 años de su vida, y a 10,6 km de La Roncole, en Busseto, lugar donde el compositor habia nacido, parece que deba estar predestinado a cantar Verdi como nadie, y eso es lo que pasó con Carlo Bergonzi, el tenor verdiano por excelencia. Sin embargo Bergonzi debutó como barítono en El Barbero de Sevilla y siguió cantando en esta tesitura durante dos años hasta que descubrió que en realidad era tenor, se tomó un pequeño descanso para recomponer su organización vocal y en 1951 debutaba como protagonista de Andrea Chénier en Bari. Pronto comenzaría a asumir roles, entre los más de 50 que interpretó, como los de Gabriel Aroldo (Simon Boccanegra), Don Alvaro (La forza del destino), Radames (Aida), Carlos VII (Giovanna d'Arco), Rodolfo (Luisa Miller), Macduff (Macbeth), Carlo (I Masnadieri), Jacopo (I due Foscari), Ernani, Foresto (Attila), Alfredo (La traviata), Il duca (Rigoletto), Riccardo (en Oberto y en Un ballo in maschera), la parte de tenor del Requiem de Verdi y, como no, Manrico de Il trovatore. Y grabó para Philips un disco referencial que todo aficionado a la ópera debería tener: "Verdi. 31 tenor arias". Hablar de Bergonzi, sobre todo cuando interpreta a Verdi, es hablar de naturalidad, de un don innato, que no se aprende ni se transmite, su voz es grata al oído pero está lejos de la belleza tímbrica de un Björling o del joven Di Stefano (por citar a algunos), sus bazas principales son la musicalidad, una dicción y un fraseo pulidos y una limpia y hermosa línea de canto que deslumbra por su maestría en el empleo de las dinámicas. Destacó en otros repertorios pero cuando uno lo escucha cantando Verdi tiene la sensación de que es así como se debe cantar y de que hay otras formas de hacerlo que pueden ser muy válidas pero que nunca serán mejores.
En segundo lugar quedó un grandísimo tenor, uno de mis preferidos, Aureliano Pertile, obtuvo 10 votos, nadie como él supo conjugar técnica y pasión; el tercer puesto fue a parar a Giusepe Di Stefano con 8 votos, dotado, sobre todo en su juventud, de un timbre privilegiado, de los más hermosos que han existido, también era un cantante muy natural y comunicativo, el prototipo de tenor italiano, pero su mala técnica de canto (con esos agudos abiertos, poco homogéneos en relación al centro y destemplados) y la asunción de personajes demasiado dramáticos para sus características de lírico-ligero en origen terminaron pasándole factura; el cuarto fue una auténtica sorpresa, no me lo esperaba, Salvatore Licitra, 6 votos, tenor fallecido recientemente con tan solo 43 años, fue muy criticado cuando apareció su grabación del personaje de Manrico efectuada con Muti en La Scala, en la versión de Muti me sorprende la ligereza del tiempo empleado, igual parte del mérito de que la versión haya gustado tanto se deba al director, de todas formas Licitra lo canta muy bien y el timbre aquí es bellísimo.
Carlo Bergonzi (11 votos)
Aureliano Pertile (10 votos)
Giuseppe Di Stefano (8 votos)
Salvatore Licitra (6 votos)
Me alegra el resultado. De hecho fueron mis dos tenores votados (Bergonzi y Pertile). Poco puedo reprochar a la luminosidad de Di Stefano o a ese Licitra que llegué a confundir con Pavarotti, pero es abrir la boca Bergonzi y escuchar a un tenor verdiano de reglamento. Tienes toda la razón, cuando se escucha a Bergonzi todo lo demás parece secundario y Bergonzi se convierte en el referente con el que valorar a los demas en tanto se acerquen a su pulidísimo estilo.
ResponderEliminarGracias por este torneo, liguilla o campeonato del mundo. Que vengan más.
No estoy muy satisfecho de este "Torneo de Reggendos" cuando me de el punto y vuelva a repetir algo así retomaré el término "Liguilla" que, aunque más inapropiado, me gusta mucho más, ya he comprobado que elegir un fragmento corto no es mejor, seguramente hay que tirar hacia lo espectacular, pero la Pira, que seguramente hubiera dado de sí con lo estar cantada o no a tono y con o sin "da capo", no la hubiera puesto ni loco, también me seduce más la idea de hacer competir a sopranos, parece que tenga más morbo, la anécdota más famosa y más antigua de pelea entre divas es del siglo XVIII cuando Francesca Cuzzoni y Faustina Bordoni terminaron, tras una buena tanda de insultos en escena, estirándose de los pelos, la culpa de Haendel por haberlas juntado.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con lo que dices de Carlo Bergonzi.No se puede cantar mejor a Verdi.Te dejo un enlace de su "Celeste Aida" de Verona del año 1966.Han pasado 46 años y aún falta por salir el tenor que le supere,iguale o por lo menos que se le acerque. http://www.youtube.com/watch?v=l52wH1RETrU
ResponderEliminarSalvo que siendo diferente lo iguale, lo demás es imposible, se trata de una personalidad única.
EliminarBergonzi bien ganado. Supo cantar lo que sabía poder hacer según sus talentos: Verdi y la escuela italiana. Lo escuché, después de los ochenta, en un concierto en San Pablo, Brasil, y no había perdido su elegancia de fraseo y su voz inimitable. En realidad fue uno de los pocos Reggendos que reconocí antes de que Maac los desanonimara. Fue asesor de Licitra a quien, en esta liguilla, superó ampliamente. Su paso de barítono a tenor le dejó esos armónicos graves inimitables.
ResponderEliminarPèrtile más allá de todo elogio cis-celeste.
No quise ser Anónimo. Soy Gustavo. Pero es un lío, aquí, poner un comentario y 'Seleccionar un perfil'.
EliminarTan lío es que tuve que repetir la redacción cuatro veces, porque me desaparecía y, al final, me salió una en la cual repito dos veces 'inimitable'. (No porque Bergonzi no se lo merezca.)
ResponderEliminarGracias, Gustavo, por el esfuerzo. Además, me has enseñado el prefijo "cis", no lo conocía.
EliminarGrande Bergonzi! Lo escuché en una Tosca en el Teatro Colón en 1972. Inolvidable.
ResponderEliminar¡Qué suerte! Y qué envidia, de la buena.
ResponderEliminar