domingo, 8 de julio de 2012

Un "Pélleas et Mélisande" de locos en el Liceu

¿Dónde está maac?

En Barcelona la programación de Pélleas et Mélisande, tras 49 años sin representarse en el Gran Teatre del Liceu, ha levantado ampollas, primero la polémica generada por su cancelación por parte de la dirección del teatro a causa de un ERE, al final fue retirado y Pélleas volvió al cartel; después la escasa afluencia de público  a las representaciones, unida al regalo de entradas a troche  y moche. Las razones por las que esta ópera no goza del favor mayoritario del público creo que todos las sabemos: crisis económica, ópera desconocida y difícil, escasa inversión en publicidad por parte del teatro. Calcadito con la Medea de Cherubini prograbada en el V Festival del Mediterráneo de Valencia (sobre todo hubo huecos el día del estreno), salvo en lo tocante a la dificultad de la ópera (Medea es mucho más asimilable para un espectador de tipo medio). Este hecho nos podría servir de consuelo a los valencianos, pero no, todo lo contrario, que en un teatro histórico asentado plenamente en la actividad cultural de su ciudad como es el Liceu ocurran estas cosas (con Krol Roger ocurrió lo mismo hace dos años) es descorazonador, igual es que yo tiendo a idealizarlo, cuando en Valencia no había prácticamente ópera (de uvas a peras en el Teatro Principal y en versión concierto en el Palau) el Liceu era la referencia más cercana.




Foto del Festival de Salzburgo 1997
Dos razones me llevaron a ir a Barcelona para asistir a la ópera de Debussy, la primera y fundamental es que  no se representa habitualmente, cuando a uno se le aparece la oportunidad de verla creo que debe aprovecharla y la segunda es que contaba con la dirección escénica personalísima de Robert Wilson, iba a ser la primera vez que iba a ver un montaje suyo en directo y tenía mucha curiosidad por ver el efecto. Él es un director integral, se encarga de casi todo: la esenografía, la puesta en escena y la luz, sólo ha dejado el vestuario, tan austero como su propuesta, en manos de Frida Parmeggiani, en un segundo plano quedaban las cuestiones orquestales y canoras, con el cartel anunciado era de cajón que iban a resultar problemáticas.

París, 1997 - La fotografía es incapaz de captar el bellísimo efecto de causado por las barras, no capta bien la perspectiva, hay que estar en el teatro para apreciarlo.

Bob Wilson ha ido creando su propia estética,  y su propio lenguaje teatral y es fiel al mismo, esto tiene sus ventajas pero también un gran inconveniente, a lo largo del tiempo sus montajes, basados en el minimalismo más ortodoxo, pueden parecer repetitivos siendo prácticamente imposible distinguir unos de otros. Su producción de Pélleas y Mélisande ya había pasado este mismo año por el Teatro Real, pero su estreno se remonta mucho más atrás en el tiempo, coproducida con la Opera Nacional de París, se estrenó en el Festival de Salzburgo de 1997.

Circula por Youtube un vídeo, publicado con ocasión de la representación de la ópera en el Teatro Real,  en el que se explica muy bien como su lenguaje está muy influido por el teatro japonés, afirma Sylvian Cambreling en este vídeo que en el teatro Kabuki " la expresión no es psicológica sino que viene del cuerpo y la gestualidad que asigna a los cantantes, a los actores, funciona muy bien con la música de Debussy"; yo pienso que además encaja también a la perfección con el drama de Maeternick. Los personajes no se tocan (si no recuerdo mal sólo una vez la pareja protagonista llega a darse la mano, cuando su amor se destapa), la expresión dramática es puramente gestual o corporal y muy estática, sin embargo es evidente que hay un enorme trabajo dramatúrgico detrás.



El espacio escénico, en la misma línea que la gestualidad, es muy plástico, estando basado en elementos muy simples: colores planos, líneas rectas y círculos, realizando un extraordinario uso de la iluminación como generadora de ambientes, perspectiva y volúmenes.

París, 1997.
Antes de ver la función tenía mis reservas, me preocupaba el hecho de que siendo en sí una ópera bastante estática el estilo de Bob Wilson resultara demasiado redundante, pero nada de eso, es la ópera ideal para el estilo de Wilson, él mismo lo reconoce, al igual que reconoce que odia el naturalismo, para él el teatro o la ópera son artificiales y es absurdo pretender hacer a partir de ellos algo natural. su pretensión es que con su puesta en escena se pueda escuchar mejor sin necesidad de cerrar los ojos. Sus propuestas desde luego, se esté o no de acuerdo con ellas, son  interesantes. Y Wilson, dentro de sus premisas, respeta el libreto prácticamente en su totalidad y las licencias que se toma son insignificantes, al menos para el que esto escribe, por ejemplo, si nos paramos en la escena en la torre con los cabellos de Mélisande descendiendo y enredándose en las ramas ¿qué importancia tiene que ls espectadores no veamos el cabello de Mélisande si Wilson pone todas los condiciones necesarias para que nos lo podamos imaginar? Lo mismo podemos decir del bebé de Mélisande, no se ve pero está muy presente. Me ha gustado mucho Wilson, no lo puedo decir más claro.



Por lo tanto, estamos ante una excelente producción escénica pero que desgraciadamente no se ha visto acompañada por una interpretación musical del mismo nivel, comenzando con los cuatro papeles protagonistas, de ellós sólo Laurent Naouri, que interpretaba a Golaud,  ha estado a la altura pero tampoco ha sido para lanzar cohetes, me ha defraudado un poco, quizás por la estima que le tenía por lo que había escuchado en grabaciones. El Pélleas de Jean Sebastian Bou, ni chicha ni limoná, potable, ningún problema grave ni ninguna virtud destacable. Mélisande ha sido encarnada por Maria Bayo, una soprano de timbre poco grato y con problemas en los graves, poco proyectados, forzados, mal integrados en el conjunto de su organización vocal, pero la voz es la que es y contra eso los cantantes poco pueden hacer, lo malo es que en lo dramático tampoco ha mostrado profundización psicológica, su Mélisande es absolutamente naif, demasiado leve, no es un ser sufriente, es una especie de niña que sólo parece motivada por el capricho. Hubo un momento durante la función en la que recordé lo que me había dicho Joaquim mientras tomábamos un café antes de entrar: que en esta ópera están todos locos, al recordarlo en el último acto casi se me escapa una carcajada, pero es que es la sensación que tenía tras analizar las distintas interpretaciones: todos grillados. Y es que tampoco John Tomlinson está para cantar el papel de Arkel, el rey  es más que un personaje de carácter, de esos que suelen interpretar cantantes más o menos consagrados que han venido a menos, tiene varias intervenciones que exceden con creces de lo que se espera de un secundario, Tomlinson se agota, no puede, tiene problemas por arriba, su voz está ya muy fatigada, al mismo tiempo sorprende su potencia pero soltaba algunas frases patéticas yo creo que en un intento fallido de ocultar un vibrato ancho, aún así en lo dramático resultó muy convincente. Hilary Summers, que interpreta a Geneviève, más aún que Bayo, tenía problemas de homogeneidad e impostación, no me han gustado nada sus bruscos cambios de color. Correcta Olatz Saitua como Yniold.

Uno ya se ha viciado con la Orquesta de la Generalitat Valenciana y cometería un error si la comparara con la del Liceu, tengo que decir que de las veces en que he escuchado a la orquesta catalana es una de las que mejor la he encontrado, la dirección de Michael Boder me ha parecido acertadísima en todo momento, muy matizada,  me ha hecho disfrutar muchísimo de la música de Debussy, para mí ha sido una auténtica sorpresa porque iba con muchísimas reservas.



A pesar de todos estos peros interpretativos ha valido la pena hacer el viaje, cualquier excusa es buena para visitar Barcelona, pero es que Pélleas et Mélisande es una ópera bellísima que gana en escena, Robert Wilson le saca el máximo partido, encima el viaje me ha permitido saludar la pareja de "afrancesados" (nunca mejor dicho siendo tiempo de Debussy), como siempre es un placer gozar de su compañía, y tambien he podido conocer a otra pareja, la de "El café de nit", lástima que cuando mejor estábamos se hiciera la hora de la representación y tuviera que salir pitando, seguro que tendremos otras ocasiones de vernos en el futuro y con más tiempo. Gracias a los cuatro por dedicarme parte de vuestro tiempo, sobre todo sabiendo que había compromisos de por medio, de verdad que me sentí alagado.

11 comentarios:

  1. Jajajajajaja, me alegro que a pesar de la esquizofrenia colectiva llegaras a disfrutar.
    Estaba convencido que el trabajo de Wilson merecería tu aprobado, también el de Boder, aunque yo hubiera deseado un poco más de intensidad, pero Boder sabe con quién trata y lo que puede sacar de ellos. Por lo demás, plenamente de acuerdo, sobretodo con las ganas de volvernos a ver, con más tiempo y dedicación, ya que las tertulias que montamos son de las sinceras, no como aquellas....que nos dieron la oportunidad de conocernos, eso siempre habrá de reconocerse.
    Viva Debussy y viva los locos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Disfruté muchísimo, tengo mono y todo. A ver cuándo puedo volver, la verdad es que no me importaría sacarme un abono, pero la pasta no me llega más que para uno o dos caprichos al año. Me encanta Barcelona pero no sé cómo se puede vivir entre tanto gentío, sobre todo en el centro. La diversidad y aglomeración, con todas sus consecuencias negativas, ya forma parte de la identidad de la ciudad. Desde las últimas veces que he estado he notado un cambio notable pero eso igual lo cuento en una maac-chorrada.

      Eliminar
  2. Tal y como comentamos, estaba seguro que te gustaria mucho, veo que me quedé corto, de lo cual me alegro. También estoy de acuerdo en que los personajes estan un poco "locos", especialmente Melisande, però los libretistas son así.
    Estoy convencido que tendremos más ocasiones para seguir charlando, fue un auéntico placer hacerlo antes de la función. Espero repetir pronto.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Seguro que sí, para los de Bayreuth lo voy a tener complicado, el cole empieza el 7 de septiembre en VAlencia, pero a la Netrebko no me la quiero perder y menos con Gergiev y los de San Petersburgo interpretando Tchaikovsky.

      Eliminar
  3. Ostras! lo que hubiéramos comentado en el entreacto! me alegro que Wilson te haya emocionado. Las voces, para mí, estuvieron mejor en el estreno, sobre todo Golaud y Pelléas, en cambio, la orquesta sonó el sábado muy bien, vaya interludios. En general, he preferido esta segunda audio-visión, será que me la conozco más y me fijé en los detalles sonoros y lumínicos. A ver cuando repites, y mírate el correo!
    un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Qué lástima, kalamar! Me hubiera gustado saludarte. El correo sí lo miré, fue el facebook, no lo suelo mirar todos los días. Dónde estabas ¿no sería en el 2º piso centrado fila uno?

      Eliminar
  4. ¿ésa era tu butaca? magnífico sitio! yo estaba en un palco de platea centrado, se oye un poco alejada la música, pero a caballo regalado..

    No te llegan los correos del FB al hotmail?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me llegan avisos pero el texto no, si no entro no lo leo. Era la primera vez que estaba en esa parte del teatro y me gustó mucho tanto como llegaba el sonido como la visión del escenario, el Liceu, a pesar de la cantidad de localidades que posee no tiene los pisos altos muy alejados de la boca de escena, les Arts, con menos localidades, los tiene más alejados.

      Eliminar
    2. Y bueno, en ese sitio la perspectiva que se tiene de la sala es preciosa.

      Eliminar
  5. Esta ópera no termina de engancharme y sé que lo que me falta para ello es verla en directo. Esta hubiese sido una buena oportunidad, pero me ha pillado en una época en la que me es imposible, qué lástima. Espero tener otra oportunidad más adelante.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo desde luego no la escucho todos los días, sin duda es una ópera para el teatro, o incluso para versión concierto, pero requiere demasiada atención y concentración a lo largo de su duración, no tiene puntos álgidos y otros más reposados, es como muy uniforme (esto me es difícil de explicar, me metería en un berenjenal), y mantener la atención adecuada en casa es difícil, sobre todo si tienes niños. Vamos, que no es como Rigoletto que la escuchas y cantas mientras planchas.

      Eliminar