La cara de tonto que se me queda cuando pasa uno o dos días y una entrada no tiene ni un comentario. Me tenéis mal acostumbrado y es que es algo que al principio de escribir en el blog, hace ya cinco años me traía sin cuidado. Ahora no. Quizás es egoismo, quizás inseguridad, no lo sé. Lo cierto es que me produce desasosiego, intranquilidad, comienzo a pensar en el qué habré hecho mal o en el que podría haber hecho para mejorar la entrada y hacerla más participativa. No sirve de nada que lo haga, al menos hasta hoy, porque nunca se me ocurre nada, la entrada en cuestión, la que sea, era la que quería hacer, no otra y es entonces cuando me digo a mí mismo que no debo caer en el servilismo o en el buscar los comentarios a toda costa, si no hay comentarios pues mala suerte y ya está. Es verdad que por experiencia sé que en verano disminuye mucho la actividad del blog, no sólo por la cantidad de visitas y comentarios, la cantidad de entradas también se ve disminuida notablemente. Pero no puedo evitar estar dale que dale, pensando por qué esta vez no fui capaz de generar comentarios. De la cantidad de visitas no me quejo, pero ahí está el problema, hay bastantes visitas y no hay comentarios, sería casi preferible que no hubiera ni lo uno ni lo otro, al menos más tranquilizador: no genera comentarios porque nadie lo ha leído, claro que en este supuesto el blog duraría tres días, casi mejor dejar las visitas como están. No sé si soy capaz de explicar la sensación, es como si jugando al frontenis golpeas la pelota y ésta, sin desviar la trayectoria que la conduce a la pared, nunca llegara a tropezar con ella y nunca viniera de vuelta, si esto ocurriera ni siquiera cabría la posibilidad, por remota que fuera, de que te golpeara en la cara y te dejara un ojo amoratado, es como si la bola se hubiera precipitado en el vacío, en la nada, en una nueva dimensión. Y esta tarde, después de comer, con la modorra que me entra, me he tumbado en la cama para dormir la siesta y en la duermevela que antecede al despertar me he sorprendido dándole vueltas a las entradas sin comentarios y poniéndolas en relación con la lección aquella de las funciones del lenguaje que estudiábamos en la asignatura de lengua y que a mí siempre me pareció estupida, porque la ignorancia ya se sabe que es muy atevida. Emisor, receptor, canal, contexto, situación, código... Ya ves, quién me lo iba a decir a mí, que al cabo de los años aún sería capaz de recordar estas cosas que tan inútiles, por tontas, me parecieron en su momento. En definitiva, que prefiero me amoraten un ojo antes que lanzar bolas que se pierdan en el vacío o en algún lugar junto a algún bosón de Higgs.
Y ahora a ver quién es el guapo o la guapa que me dice que esta de hoy tiene poco de chorrada.
Por cierto, ¿os he dicho alguna vez que el personaje que me gustaría interpretar en escena de ser cantante de ópera sería el Otello de Verdi? Debe producir una sensación orgásmica. Pero para ser Otello hay que tener una voz como la Mario del Monaco, porque puestos a cantarlo que sea a lo grande. Recuerdo que una vez Plácido Domingo decía en una entrevista que cuando caía el telón tras una representación de Otello tardaba muchísimo tiempo en reaccionar y salir del estado de shock que la interpretación del personaje le producía y que era muy duro entonces salir a saludar y atender a los fans en los camerinos, pero él aún así, con la amabilidad que le caracteriza, seguro que lo hacía.
a ver, a ver, por dónde empiezo a comentar... estooooo,... a mi de poder cantar una ópera me hubiera gustado interpretar una bufa, por ejemplo hacer de Norina en Don Pasquale, eso si con Florez de partenaire...la encuentro alegre y divertida una monada de música que eleva el ánimo.
ResponderEliminarlo de comentar es como con los amigos, los tienes, pero no la obligación de hablar diariamente con ellos...
par de besos maac
Ay, no, no, pfp, deja las obligaciones para otros menesteres.
Eliminar¿Norina? ¿Eres guerrera entonces? ¡Pues claro que lo eres! ¿Y dramáticamente no te seduce nada una Lady Macbeth, bien sea de Verdi bien de Shostakovich; una Norma, una Medea, una Elektra, una Salome?
A mí me va lo pasional con un puntito de desgarro, una catarsis escénica, eso es lo que necesito, un ser primario y primitivo que permita liberar tensión, por más que el personaje en sí mismo sea repulsivo, mucho más que las sutilezas de un Don Gionanni o el desencanto de un Werther, también atractivos pero ya que me subo a un escenario prefiero una estampida de elefante antes que la elegancia del trote del caballo o del andar pausado de un León.
Pero no lo haría tampoco ascos a un ser tan puro y valiente como Siegmund o a un Tristán, un Lohengrin, un Tannhäuser.
bueno ya que me propones un papel dramático quizá Tosca, aunque puestos a soñar, me quedo con Isolda...
ResponderEliminarA mi gustarme, gustarme, lo que se dice gustarme, sería ponerme en el foso delante de la orquesta y haciendo "sufrir" a los tenores y a alguna soprano. De pensarlo me pongo "contento".
ResponderEliminarEn cuanto a los comentarios...es un mundo misterioso y a veces incomprensible, pero si de algo te sirve mi experiencia, té diré que hay que buscar siempre la complicidad con los que sabes que son tus habituales y muchas veces tienes que dirigirte a ellos, aunque estés hablando de ti. Casi siempre funciona, pero no deja de ser un enigma.
A veces pienso que un post no generará debate, ni tan siquiera comentarios y no sabes el motivo, pero se genera una cadena, que posiblemente no tenga nada que ver con el apunte original. Otras al contrario.
A los habituales les encanta que siempre contestes y no debemos olvidar que aunque escribamos cosas que puedan interesar, no siempre los visitantes están dispuestos a decir algo.
Por último y muy importante, hay muchos blogs y compartimos mucha clientela, es una ardua tarea seguirlos todos y alimentar el propio.
Para mi los comentarios son la esencia del blog y por eso ante la "llamada desesperada" he querido estar presente.
Un abrazo
¿Qué irías, en plan letárgico tipo Furt o con el volumen a toda pastilla? Nunca he envididado a los directores, tantas horas de pie en un rectándulo que no llega al metro cuadrado. Tus consejos son para tenerlos en cuenta, Joaquim. Eres un maestro. Pero esto no ha sido una llamada desesperada, no es nada premeditado ni pensado, ya sabes que yo soy bastante primario e irreflexivo, tieno a moverme por impulsos. Se me cruza una idea y en cinco minutos está hecho un post, de ahí que las contradicciones, incluso dentro de un mismo párrafo, estén al orden del día.
EliminarConsidera este comentario como un chorrito de lubricante para tu ego. Buscandole el punto positivo a un eventual descenso de comentarios piensa que esto te mantiene alerta, expectante, impide que te duermas en los laureles.
ResponderEliminarUn abrazo,
Manu
Gracias, Manu. El descenso no me preocupa en la medida en que lo hace la ausencia. Pero te diré una cosa, si este blog a tenido dos o tres crisis graves (en una de ellas estuvo en la UCI) fue precisamente por exceso de comentarios, uno tiene sus limitaciones. Es temible el exceso de comentarios por el nivel de exigencia y responsabilidad que implica. El último año me he mantenido en un equilibrio muy llevadero.
EliminarBueno yo sigo la mayoría de los blogs y últimamente tengo pocas ganas de contestar ( no por el contenido , sino, por el animo reinante en estos tiempos )no sea que se me escape algún improperio contra nuestros amados governantes listos ellos así como honestos
ResponderEliminarDe acuerdo con la horchata ( mi hermana vive en Almassera y cuando vamos solemos ir a comprarla ))
Triste situación en nuestra comunidad ( aquel domingo mientra acudía a mi trabajo tuve esa misma sensación )
Y es para mi una gozada ver como contestas todos mis comentarios y me gusta mucho leer alguien que escribe sobre sensaciones y hechos cotidianos
Lola .
Ah yo me identifico con Isolde .....
ResponderEliminarNo creas, yo también me voy conteniendo para no escribir del problema de de nuestros gobernantes, hace bastantes semanas ya dije algo pero es que día sí y día también nos dan motivos para saltar. El resultado es que se me va acumulando tensión y no sé lo que pasará cuando estalle. Menos mal que están los artículos de Juan José Millás como vía de escape.
EliminarY los de Maruja Torres !
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