Llego al Palau de les Arts. Inauguración de la temporada. Ópera Rigoletto de Giuseppe Verdi. Una producción procedente de la Scala restaurada por los arqueólogos del Teatro Wielki de Varsovia. El reparto es casi desconocido. Barato. Los Presupuestos Generales del Estado para el 2013 no dan nada, una limosna. Son los tiempos que corren, la cultura ha pasado a ser algo secundario (y el "Levante" español también). Hasta cierto punto es comprensible. Pero sólo hasta cierto punto.Un grupo de trabajadores del Palau de les Arts tras una pancarta: Sin nuestro trabajo no hay cultura. Aceptaron una reducción de sueldo para evitar despidos. De todos es sabido los sacrificios que han tenido que hacer durante siete años de desventura en este querido mamotreto llamado Palau de les Arts. Tomadura de pelo. Les han preparado un ERE.
En el vestíbulo hay novedades. Nueva empresa de catering. Parece imposible que no supere a la anterior. Han puesto barras y hay un buffet libre para los entreactos a 9 euros por pase. Por fin el café es expreso. Vasos de plástico para el café y cristal para el resto de bebidas.
Una vez dentro de la sala, con la orquesta en el foso, sale el director, Omer Meir Wellber. Se encuentra un manifiesto en el atril y hace una pausa para leerlo. Un gesto de solidaridad con el personal del teatro. El público aplaude. Intento buscar entre las personalidades que ocupan los palcos del primer piso a Lola Johnson. No la veo. Tendrá mejores cosas que hacer. Dirección irregular la de Omer Wellber. Juega antes con los volúmenes que con las dinámicas. Tendré que subirme al cuarto piso tras el primer descanso de los tres previstos, no me gusta como se oye desde el tercero. Apenas ha pasado un cuarto de hora y se interrumpe la representación. Cambio de decorados. No hay personal suficiente para mover la monumental escenografía entre cuadro y cuadro. ¡Por dios! Esta producción de Deflo, Frigerio y Squarciapino es un exceso, como de nuevos ricos. No sé si están en el palacio del duque de Mantua o en la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Me siento distanciado. No consigo despegarme de mi condición de espectador. Juan Jesús Rodríguez, barítono, es buen Rigoletto. Bonito timbre, poca implicación dramática. Erin Morley, sorprano ligera. Se marca un Caro nome con unos picados bien resueltos y unos trinos de manual de canto. El timbre es modesto, escaso volumen, pero muy agradable. Hecho en falta una voz de más enjundia en la parte final. El duque de Mantua, Ivan Magri. Tenor de agudos. Si no supiera que es siciliano con esos sonidos tan metálicos pensaría que es eslavo. No me es grato su timbre aunque mejora al avanzar la representación. Correctos los roles secundarios: Marina Pinchuk, Sergio Vitale, Mario Cerdá, Miguel Ángel Zapater, María Konsenkova, Daniel Stefanow y Charlotte Martín. Y ahora la visita al museo de los horrores: Paata Burchuladze, si en vez de bajo fuera soprano parecería una ambulancia, rozando lo patético. Amartuvshin Enkhbat, del que me habían hablado muy bien, pasa totalmente desapercibido como Monterone. Timbre profundo pero muy apagado. Adriana Di Paola, Maddalena o como cargarse uno de los cuartetos más famosos de la historia de la ópera.
Vídeo promocional gentileza del Palau de les Arts:
Efectivamente, muy nuevorico, parece una producción cara, la tradición que cansa. Los coros, bien, no? Lástima el cuarteto, con lo que me impresiona cada vez que lo escucho!
ResponderEliminarSí, se me olvidó mencionar tanto a la orquesta como al codo, vaya fallo, como nos tienen acostumbrados a hacerlo siempre bien.
ResponderEliminarParce que hay más sombras que luces en este Rigoletto. Aun así, tengo muchísimas ganas de ir el próximo domingo. ¿Nos veremos?
ResponderEliminarOtra cosa, he leído en prensa que cuando Wellber se paró a leer el manifiesto se le aplaudió solo desde los pisos altos. ¿Se deberá a que desde la platea no pudieron ver el gesto o a que solo los espectadores de los pisos altos están indignados por el ERE? ¿Es un asunto de perspectiva o de conciencia de clase en los pisos altos?
No creo que nos veamos, yo volveré el viernes. Respecto a las luces y sombras hay que decir que la mayoría de las personas que asistieron ayer con las que he hablado salieron bastante satisfechas, por lo que yo debo ser un caso aislado.
ResponderEliminarY respecto a la lectura del manifiesto no voy a poder contestarte bien, creo que desde abajo debió verse porque Wellber levantó bastante el papel, en cuanto a los aplausos no sabría decirte, yo estaba en el tercer piso y a mí me pareció que venían casi todos desde abajo, así como algunos gritos que se oyeron, pero es cierto que fue sólo un sector del público.
Yo estaba en la Platea. Se vió perfectamente a Omer Wellber leer el manifiesto por las dos caras. Los aplausos surgieron de todas partes aunque, eso sí, sólo fue una parte del público, repartida por todo el aforo. El grito a favor de la cultura vino de arriba, pero Wellber inició en seguida la ópera y no dió lugar a nada más. No creo que haya distinción de "clases" (palabra que no me gusta nada, dicho sea con todo el respeto). Más bien creo que hubo gente que sé dió cuenta del gesto y lo aplaudió, y gente que no se dió cuenta de lo que pasaba. Por lo que pude hablar en los descansos, el público asistente está mayoritariamente en contra de CulturArts y con lo que está haciendo el Consell y muy preocupados por el futuro del Palau de Les Arts y demás instituciones culturales valencianas.
ResponderEliminarUn aficionado a la ópera.
Gracias, ya sabemos como se vio desde el patio de butacas.
EliminarDicho lo anterior y por no mezclar temas a mi me gustó este "Rigoletto". La puesta en escena, decorados y vestuario me parecieron espectaculares. Lástima el exceso de descansos que rompía completamente la ópera en "trozos sueltos". Es el precio de la crisis.
ResponderEliminarA mí me pareció que la dirección de Omer Wellber fue buena. Un poco acelerado en el preludio, pero muy cuidadoso en el resto de la ópera y pendiente de los cantantes. El volumen, salvo algún pequeño momento, me pareció correcto. La orquesta sigue sonando muy bien, pese a las bajas, y el Coro extraordinario, como siempre. Juan Jesús Rodriguez fue un gran "Rigoletto", vocalmente impecable. Le faltó matizar su difícil personaje desde el punto de vista psicológico. Por citar un ejemplo, no se puede cantar igual la totalidad de "Cortigiani, vil razza dannata, (...)". La primera parte es una canto furioso contra los cortesanos, pero a partir de "Ebben, piango, Marullo, signore, (...)" se convierte en un lloro, una súplica a los cortesanos. Pasamos de un extremo al otro y ahí es donde Rodríguez estuvo más flojo. Esto es "hilar muy fino", pero fue así. En cualquier caso, a mi me pareció una interpretación de "Rigoletto" más que notable. Grato descubrimiento la jovencísima Erin Morley, una soprano de coloratura que dibujó una preciosa "Gilda". Tiene una voz pequeña, de bellísimo timbre, que maneja con solvencia y brillantez en las coloraturas. Estuvo muy bien toda la noche. Más flojo, aunque correcto, me pareció el tenor Ivan Magri. Me habían dado malas referencias de él y no las comparto. Anoche estuvo bien. Su voz es un poco metálica, pero fue un correcto Duque de Mantua. Esperaba mucho más de Paata Burchuladze, quien cantó un magnífico "Boris" el año pasado. No estuvo bien, pero tampoco tan mal como dices en tu crónica estimado Maac, al menos desde mi modesto punto de vista. Tampoco comparto que se destrozara el cuarteto "Bella figlia dell'amore, (...)" aunque la voz de Maddalena fuese mejorable, pero Adriana Di Paola pertenece al Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo y se nota.
En resumen, me gustó mucho este "Rigoletto" aunque me hubiera gustado más con Nucci, Machaidze y Albelo, pero no hay dinero.
Se lo recomiendo a todo el mundo. No saldrán defraudados.
Un aficionado a la ópera.
Para Nucci, Machaidze y Albelo habrá que irse a Sevilla. Me gustó mucho Burchuladze en el Boris pero ayer lo noté demasiado oscilante para un personaje que debe aparentar ser joven. Monterone no debe ser el típico abuelete de carácter que se le suele dar a cantantes famosos -o grandes glorias- a partir de cierta edad. En el último Otello del Met pasaba lo mismo con el Lodovico de James Morris, aunque en ese caso el personaje admitía mejor su asunción por un cantante de edad y voz cansada.
EliminarLa escenografía es espectacular, no hay duda, y tan ampulosa que se comía los sonidos de la banda interna; por otra parte, favorecía los de il duca, hacía que desapareciera su característica resonancia metálica. El problema es que a mí, como ya he dicho en el post, me distanciaba demasiado de la acción dramática. Comprendo que a la mayor parte del público le encantara porque siente atracción por esos decorados tan grandilocuentes y de tan buena factura.
No sé de donde se han inventado eso de "la orquesta suena bien, PESE a las bajas". ¿Bajas? ¿Pero qué bajas? Si nos referimos bajas desde los inicios por supuesto, pero eso pasa en cualquier orquesta. La orquesta de Rigoletto es la misma que Boris, que Tosca, que Vida Breve, que Tristán, etc.
ResponderEliminarOtra cosa, Adriana di Paola, NO es del Centre de Perfeccionament. Ha sido hace dos años.
Por otro lado, no me ha gustado para nada la dirección de Wellber, sin matices, sin poesía, sin nada. Rutinario para peor.
Juan Jesús Rodríguez tampoco. Es un pésimo actor, no sabe moverse por el escenario y tiene una visión completamente equivocada del personaje, tanto a nivel actoral como musical. Un Rigoletto llorón y pobre en matices dramáticas.
A mi, particularmente, me encantó el tenor. No oí ningún "metal" en su voz, todo lo contrario. Y se marcó todos los agudos que muchos famosos ni lo sueñan en darlos en público. Gilda me pareció más que digna y lo que no estoy de acuerdo para nada es que carece de volumen. Todos los pianos que hizo se oía de maravilla y los medios y graves también. No sé que más se le puede pedir.
La puesta en escena (¿puesta?) me pareció una patochada sin nombre. Los vestuarios horribles (sí, por mucho que fueran de época y realizadas por una oscarizada). La escenografía antigua a no más poder, típica de lo que Brook llamaba de "teatro muerto". Desde luego no es lo que mejor de Frigerio. Respecto a los cambios, tampoco hay que achacarle a la falta de personal. Aquello es un mastodonte sin nombre y ni con 1000 técnicos no lo cambian en 5 minutos. Palabra de varios técnicos del propio Palau de les Arts.
Un saludo a todos y a todas y que sigamos teniendo Palau para mucho. POR FAVOR!!!
Bueno, por lo visto respondes a Un aficionado a la ópera. No es conveniente identificarse como Anónimo porque es lo mismo que no identificarse, podrías inventarte un nick y así si tenemos que hacer referencia a algo que dices en una cadena podríamos concretar más.
ResponderEliminarCreo que tienes razón en lo que dices de la orquesta, desde el principio, estamos hablando de hace más de 6 años, ha habido bastantes bajas pero no tantas desde la temporada pasada.
Puntualizar que, al menos yo, lo que quiero decir con que el tenor tiene un timbre metálico es que suena como típicamente eslavo, no es muy mediterráneo. A mí particularmente no me gusta. Y es un tenor de agudos, como para no marcárselos.
Respecto a Gilda creo que estás confundiendo entre volumen y proyección de la voz. Yo soy partidario de Gildas de corte más lírico, para que puedan dejar bien marcado la evolución del personaje desde el primer acto al último, pero puedo hacer excepciones como con Diana Damrau, una voz que para ser la de una lírico-ligera tiene mucho cuerpo.
Respecto a la puesta en escena tienes toda la razón del mundo, espectacular pero caduca. En absoluto me identifiqué con ella, para mí fue un obstáculo.
Lo de que no hay personal para mover los decorados salió en la prensa.
Muchas gracias por el comentario y a ver si para la próxima vez te podemos poner un nombre.
Perdón por lo del anónimo.
ResponderEliminarHe contestado en plan general. Lo del volumen/emisión no lo confundía. Me refería a volumen solo. Conozco cantantes con vozarrones pero por culpa de una emisión deficiente no se les oye más allá de la platea. Para no ir más lejos, el que hacía de Monterone, tiene un vozarrón según me han comentado, y yo no lo oía casi. A mi me gusta Gilda como la soprano Erin Morley. Es ligera, suave y muy en su papel. Lo que pasa es que estamos (y me incluyo) acostumbrados a oír a sopranos muy líricas en Gilda (Sutherland, más joven, por ejemplo). Para mi gusto, una ligera me pasa más fragilidad, más juventud, más humanidad.
Respecto a lo del personal para mover, si bien es verdad que salió en la prensa, los propios técnicos del Palau me han soplado que aunque hubiesen 40 técnicos moviendo el (los) decorado (s), no se haría una pausa inferior a 30 minutos, ya no por empujar mejor o peor, sino por la complejidad del decorado (están troceados).
Volviendo al tema de la orquesta, para mi sigue sonando estupendamente y sigue siendo la mejor de España y una de las mejores de Europa. Lo que pasa es que con un agita-batutas como Wellber, difícilmente podremos seguir diciendo lo mismo. Una pena.
Saludos y una vez más perdón por no firmar mi post anoche.
Illicopresto.
Gracias, por las aclaraciones.
EliminarA mí lo que más me gusto fue Gilda, así que no me tienes que convencer. El tenor en lineas generales también me gustó, sus característiscas son más que adecuadas para Il Duca, Alfredo, Edgardo, Arturo... Desconozco su trayectoria y no sé que ha cantado y que no.