Por fin he sacado tiempo para dedicarle un ratito a Joyce DiDonato y su nuevo disco. Aparecido en el mes pasado mes de octubre, su título, Drama Queens, hace referencia a grandes protagonistas regias de óperas que van desde mediados del siglo XVII (L'incoronazione di Poppea de Monteverdi) hasta finales del XVIII (Armida de Haydn), y la plasmación musical y dramática de sus afectos o estados de ánimo.
La mezzo(o)soprano está dirigida por un especialista en este repertorio, Alan Curtis, y acompañada por Il compleso barocco. Encontramos composiciones Georg Friedrich Haendel, Giuseppe Maria Orlandini, Antonio Cesti, Claudio Monteverdi, Reinhard Keiser, Johann Adolph Hasse, Giovanni Porta, Geminiano Giacomelli, Josep Haydn y Leonardo Vinci. Antes de seguir debo decir una cosa: que para mí el timbre de DiDonato, no es que me parezca feo, pero no termina de gustarme, es algo muy subjetivo y difícil de explicar, lo encuentro demasiado incisivo y, por momentos, gutural, con tendencia a sonar fijo o adelgazar al ascender al agudo, y cuando vibra es para mal; en cuanto comienzo a escucharla despierta mis alertas y tiendo a distanciarme, como si su voz fuera el aceite y yo el agua; por si fuera poco, su gusto por la matización y el detalle, que, por otra parte, es muy loable y se apoya en una técnica extraordinaria, roza el amaneramiento, esto también me provoca rechazo, no veo la naturalidad y frescura que habitualmente sí encuentro en otra intérprete que coincide con ella en esta parte del repertorio, Bartoli -seguro que para muchos esto es una paradoja, pero es que es así-. Por eso sería de agradecer que hubiera incluido en su disco algún fragmento orquestal que propiciara romper con esa monotonía tímbrica, que, repito, nada tiene que ver con su técnica. El hecho de que se vayan alternando mecánicamente piezas de coloratura endiablada con otras con predominio del canto spianato contribuye también al aburrimiento. El colmo de todo esto se ha producido cuando he escuchado Piangeró la sorte mia, el aria de Cleopatra en el Giulio Cesare de Haendel, la suya me ha parecido una interpretación más para ser ella quien es, una de las mezzo(o)sopranos líricas del momento, también patina en Monteverdi, aunque es expresiva le falta vis trágica para Poppea, en Sposa, son disprezzata no me ha hecho olvidar a Bartoli, al revés, me la ha recordado más de la cuenta. Concluyendo, un disco interesante porque bastantes arias no son de las habituales en el repertorio barroco pero soporífero si lo escuchas de una tacada, irritante en su alternar lento-rápido-lento-rápido-lento-rápido, me he llevado una pequeña decepción dada la calidad de la intérprete. Aún así, confío en que cuando la tengamos por Valencia, será a finales de febrero, me conquiste. Haré lo posible para que así sea.
Os dejo con algunos sonidos caprinos en Vedi se t'amo... Odio, furor, dispetto... de la Armida de Haydn y la preciosa aria que figura como bonus en Itunes, Ah ! Si la liberté me doit être ravie, de la Armida de Gluck.
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