Chi nel ber trovò il piacer nel suo bicchier, ah! d'una bocca nell'ardor, trovò l'amor! Esto es La bohème hasta que los personajes topan con la cruda realidad, la juventud no es eterna y desgraciados acontecimientos pueden abocarte hacia una madurez que quizás sea prematura. Un drama sentimental con historias de amores imposibles muy del gusto de la buguesía de finales del diecinueve manejado astutamente por Puccini y sus libretistas. Riccardo Chailly, que llevaba cuatro años sin dirigir una ópera, con una lectua ágil y fluida de la partitura, busca apartarse del lado más acaramelado y vulgar de esta ópera y, como la orquesta y coro le responden, lo consigue. Parece que el director intenta convencernos que Puccini está mucho más alejado del verismo de lo que otros directores pudieran pretender, pero también del wagnerianismo, Chailly muestra entonces que Puccini empleó su propio lenguaje, evidentemente la influencia deWagner está ahí y es que desde el mismo momento de la existencia de sus óperas nadie pudo escaparse a la misma. El poblema está en el elenco de cantantes. Aquiles Machado sigue teniendo un bonito timbre pero el canto ya no es lo que era (no sé por qué abusa tanto de las medias voces y del canto apianado), muestra peligrosas muestas de fatiga, la voz fluctua, con un vibrato ancho, más de lo deseable y no corre como debiera en los crescendos orquestales. La Mimì de Gal James no pasa de lo correcto, no hay mucho que criticar, su instrumento me ha parecido modesto y su interpretación muy aséptica y distante, no me ha emocionado, eso es todo. Correcto también Massimo Cavaletti como Marcello. Buena Mussetta la de Carmen Romeu. Con otro reparto podríamos haber tenido una Bohème apoteósica porque esta vez, junto con la lectura de Chailly (que no es la única posible), la dirección escénica de Davide Livermore ha dado en el clavo.
Como se nota cuando se ha hecho un verdadero trabajo de actores, sobre todo en momentos tan complicados como el que transcurre en la calle junto al café Momus, con la complejidad de traducir escénicamente lo que les ocurre a los personajes principales y mover a las grandes masas corales y figurantes (camareros, vendedores, niños, estudiantes...). Livermore se ha encargado también de la escenografía e iluminación. A veces no hay que complicarse mucho la vida, unos paneles y unas proyecciones de pinturas impresionistas y postimpresionistas de finales del s. XIX y principios del XX sabiamente elegidas (Corot, Manet, Pissarro, Cézanne, Renoir, Van Gogh, Toulouse-Lautrec...), casi todas procedentes del Museo de Arte Moderno de Filadelfia y de la Fundación Barnes, pueden bastar para crear ambientes y conseguir belleza plástica, precioso ese tercer acto con un paisaje nevado proyectado en las pantallas que se funde no solo con el tapiz dispuesto en el suelo, sino también con el escaso mobiliario escénico. El recurso a la pintura impresionista, aunque suponga un pequeño salto temporal hacia adelante, me ha parecido muy pertinente ¿acaso no es también La bohème la historia de un grupo de artistas que intentan encontrar su camino hacia el éxito en el París del siglo XIX?
Siguen las protestas en Les Arts por el ERE.
Esta vez prepararon un cementerio en el que se podían ver las tumbas de los compositores que han estrenado óperas en el coliseo valenciano iluminadas con cirios. Por otra parte, la orquesta también protestó interpretando una pieza instrumental de La bohème mientras el público ocupaba sus localidades.
Por último os dejo un vídeo de la producción del Palau de les Arts:
Hola.
ResponderEliminarNosotros tenemos el abono para dentro de dos semanas. Estoy algo preocupado por lo que he leído del propio director hablar de una Bohème sin edulcorantes, sin miel, espero que pese a la cantidad de veces que la he escuchado y visto me siga emocionando. No como la versión anterior de este mismo Palau...
Gracias por tu reseña.
Hola Peritoni, yo me preocuparía más por los intérpretes que por el director, aunque el estilo de Chailly poco tiene que ver con el que usaba Maazel, con esa lectura tan sosegada y preciosista que hacía, por ejemplo, de Butterfly.
ResponderEliminarHola...
ResponderEliminarLa presentación y las declaraciones de los participantes en esta Bohème, especialmente las de Chailly, lo que consiguieron es aumentar mi curiosidad y las expectativas se vieron plenamente satisfechas ayer en el estreno. No esperaba tanto con tan poco presupuesto como el que hay y las aguas tan revueltas como lo están en la actualidad. Una manera de apoyar la ópera en estos momentos es viendo el lado positivo...y más, cuando hay motivos para verlo...Maac, una crónica ilustrativa e ilutrada como siempre...un saludo.
Hola, Miguel, tienes razón en que con el presupuesto de que se dispone no se pueden hacer grandes cosas, en ese sentido la propuesta de Les Arts es buena.
EliminarQué lástima no poder ir a esta Bohème, más que nada por Chailly, ya que el reparto no parece muy atractivo y, según cuentas, no lo es. Es la maldición de La Bohème, a la de la primera temporada tampoco pude ir porque tenía entrada para el día que se rompió la plataforma y se canceló la función. Me quedo con la intriga de saber cómo suena ese Puccini sin verismo, sin wagnerianismo y sin preciosismo que comentas.
ResponderEliminarSi me dan a elegir me quedo con el Puccini de Maazel, aunque no es lo mismo Bohème que Butterfly. El motivo por el que no puedes ir a La bohème bien vale la pena.
EliminarTe echamos de menos, Imperator, pero como dice Maac, esta vez el motivo vale la pena.
EliminarUn abrazo y que vaya todo bien.
La versión que anoche escuchamos en el Palau de Les Arts, fue una interpretación desprovista de "rubatto" por la particular lectura que hace de la ópera el Director Riccardo Chailly. Estamos acostumbrados a escuchar versiones de "La Boheme" muy dadas al lucimiento de cantantes y directores. Sin posibilidad de ornamentación alguna, sin esa pequeña capacidad de improvisación que asumen normalmente directores y cantantes, y aunque la Orquesta sonó muy bien, esta "Boheme" no tiene "la magia" de la "Butterfly" de Maazel o la "Turandot" de Metha. Cierto es que la música melódica de Puccini ha llenado la Sala y que la dirección de Chailly ha sido firme y segura, en la línea que él mismo se ha marcado desde el inicio, y que me siento incapaz de decir si Puccini es lo que escuchamos anoche o lo que estamos acostumbrados a escuchar. Aún así, a mí me emociona mucho más "la magia" de Maazel o Metha que la "frialdad" de Chailly. ¿Compensa pagar un Director tan caro para esto y luego tener un reparto flojo?. Yo creo que no. Sin voz no hay ópera que emocione y tenemos una orquesta que con un Director "normal" habría sonado igual de bien y permitido contratar un mejor reparto. Dicho esto, indicar que me gustó la puesta en escena impresionista, muy de acuerdo con una ópera verista con toques impresionistas en su música. Un sólo "pero": la acción transcurre hacia 1.840, época en la que no se había construido en París la torre Eiffel que aparece en el II acto en la escena del Café Momus del barrio latino de París. Magnífico el Coro, como siempre, la Escolanía y la Escuela Coral. Los impagos de la Consellería de Cultura nos han privado de María Agresta y un joven tenor cuyo nombre no recuerdo ahora. En su lugar, Gal James, soprano de voz muy pequeña, pequeñísima a sus 35 años, bonito timbre y gusto para cantar, ha interpretado una correcta "Mimí" iendo de menos a más, estando mucho mejor en el III y IV acto. Aquiles Machado, viejo conocido en Valencia, ha perdido tanto peso como voz. Carece de brillo alguno, se ha escurecido, cambia de color, según la escala, y su timbre no es bonito. Se ha esforzado en cantar "Rodolfo" pero se ha quedado en eso. Me ha encantado la "Musetta" de la valenciana Carmen Romeu. Muy bien. Correctos los bohemios: el pintor Marcello de Massimo Cavalletti, el filósofo "Colline" de Gianluca Buratto y el exagerado, en mímica y actuación, músico "Schaunard" de Mattia Oliveri. Bien el resto del reparto. En resumen, una muy particular lectura de Chailly, una buena puesta en escena y un flojo reparto.
ResponderEliminarUn aficionado a la ópera.
Hola, aficionado, estoy de acuerdo en la primera parte de tu reseña y en la opiníón sobre las voces aunque el timbre de Machado, para mí, sigue siendo hermoso, no así su canto. Respecto a la ubicación temporal ya se anunció que no se ambientaba en la época en la que transcurre la acción en el libreto sino en el cambio de siglo, por lo que la lectura es coherente con lo que se pretende. Respecto a Chailly ha dotado a la orquesta de una precisión que en el reciente Rigoletto había perdido.
EliminarAh, se me pasó decir una cosa, es bueno para la orquesta trabajar con otros directores, sobre todo si son de la talla de Chailly, y para el público poder comparar como responde la misma con unos y con otros.
EliminarA mí la dirección de Chailly no me pareció fría en absoluto y pienso que con cualquier otro director "normal" asumiendo esa lectura no hubiera sonado ni parecido. Eso por no hablar de la precisión y control que se mostró ayer desde el foso, como hacía mucho que no se escuchaba en un estreno.
EliminarTraer a directores como Chailly es algo muy positivo para la orquesta y también para un público que ya no cuenta con las genialidades de Maazel, sino con Wellber, Battistoni...
Bueno yo solo soy un mero aficionadillo que poco entiende de Opera, como vosotros, tan solo me dejo llevar por los sentimientos que tanto la música como la voz me producen, he leído todos vuestros comentarios y a mi me gustaría dejar plasmado el mío. Tal vez esté carezca de valor, pero… es lo que a mi me pareció la representación de La Bohème de ayer.
ResponderEliminarLo primero no me gusta comparar Bohème con Buterffly por que entre las dos hay algo que las difiere y es la propia historia Buterffly me parece mucho más creíble que Bohème, siempre he leído que Bohème es la obra maestra de Puccini, cuando a mi me parece más magistral y emotiva Buterffly.
He de decir que la Bohème de ayer musicalmente me pareció genial y mucho mejor que la grabación que yo tengo de Karajan con Pavarotti y Freni , no así la voz de Gal James que sinceramente no me gusto nada, de Aquiles Machado, la verdad es que si me gustó, bastante lo que no me gusto mucho fue sus gesticulaciones, no me parecieron ni teatrales ni creíbles. Massimo, Gianluca, Matteo me parecieron un trío genialmente divertido en sus momentos y magistralmente creibles en el momento de sufrir el dolor de la perdida de Mimi. Lo que para mi fue una sorpresa fue el papel de Musetta de Carmen Romeu estuvo genial, esplendida y muchísimo mejor que Gal pero con una diferencia abismal, ella si que llego a emocionarme al final de la Opera.
La puesta en escena de Davide me pareció genial. Muy atrevida, sencilla pero a la vez directa solo una cosa no me gusto, al margen de que la torre no fuera de la época como se ha comentado, y es el guiño de una de las mujeres de esos magníficos cuadros que invadían todo el escenario. Por último decir que el coro estuvo fantástico, los niños de la coral y la escolania muy bien, ellos hicieron que ese momento tan difícil de poner en escena fuera buenísimo, y creo que esto al margen de sus voces y de su interpretación se les debe a los directores de los coros como a Davide.
Esta es la sencilla impresión de un aficionadillo a la opera y enamorado de la voz de Maria Callas.
Gracias, Rafa, por molestarte en dejar tu opinión, yo también soy más de Butterfly, pero por razones musicales más que dramáticas, a mí La Bohème de Karajan sí que me gusta y mucho, sobre todo por las vocesa al completo y la calidad de la grabación, espectacular.
EliminarLo de la época no es cierto, hay una transposición temporal buscada y coherente, pero no muy distanciada en el tiempo de la época original, de ahí las confusiones.
Saludos y vuelve cuando quieras a dar tu opinión.
Yo también soy un simple aficionado y de los de emociones fáciles, pero así soy y ya hace muchos años que se me acabó la garantía para la devolución. Al final del primer acto y al final del cuarto me emocioné. Que ya tenía ganas. Aquí en Valencia solo me había pasado con Vargas en L'elisir y con la Cenenterola. Me encantaron Cavaletti y Romeu, ella más. Su química funcionó, fue creíble, espontánea y directa. Lo mismo me pasó con Buratto en su aria del 4º acto. Gal James al principio me descolocó, su voz tiene un timbre bonito... pero me pareció un tanto escasa, aunque fue mejorando hasta el final. Es la primera vez que escucho a Machado y en líneas generales me pareció correcto en el apartado musical, no tanto en el escénico. Y como ya he comentado en algún otro sitio, la escenografía me pareció estupenda, mucho más acorde con el espíritu bohemio el París de 1880-90, con torre Eiffel incluida, que el París pacato de Luis Felipe. Será la luz de los impresionistas... el conjunto magnífico. Y Chailly... para mí colosal. En resumen: disfruté y fui feliz la tarde del domingo. Con la que está cayendo... qué más se puede desear?
ResponderEliminarMe alegra que te emocionaras, ese es el objetivo ¿no? Aquí todos, o casi todos, somos simples aficionados y eso, quieras que no, nos hace mucho más libres y espontáneos que los que se mueven en ambientes musicales, sean intérpretes o críticos profesionales, aunque a veces metamos la pata, claro que ellos también.
EliminarAyer estuve en la representación de la Bohème que tengo en mi abono. Tengo que decir que coincido plenamente con el anterior comentario de "anónimo". Para nada coincido con los que consideran que fue una representación fría. De hecho tuve los ojos húmedos en gran parte de la representación. Siempre había tenido ciertos reparos con esta ópera, posiblemente por sus interpretaciones en exceso "blandas" que a mí me tiraban para atrás, cosa que no sucedió ayer.
ResponderEliminarCreo que con otras voces hubiera sido una representación antológica. También coincido con el anterior comentario en que Aquiles Machado estuvo simplemente correcto en lo musical y mal en lo escénico. Gal James se fue creciendo conforme avanzaba la ópera y en conjunto estuvo bastante bien. Se vió que se pueden hacer montajes efectivos y que sirven muy bien a la ópera sin necesidad de grandes dispendios. La grandiosidad de los decorados en Rigoletto provocó un alargamiento excesivo que acabó perjudicando la representación.
Yo también disfruté mucho ayer.
Yo asistí otra vez, la función de mi abono, al inicio anunciaron por megafonía que disculpáramos las molestias que se iban a ocasionar ya que la función iba a ser grabada para editar un DVD, no sé cómo saldría la grabación o si repetiran alguna toma, en el último acto se anunció que Aquiles Machado, a pesar de estar indispuesto, iba a cantar. Disfruté bastante y confirmé que La bohème no es, ni creo que lo sea nunca, una de las óperas de mi vida, antes prefiero Manon Lescaut, Madama Butterfly, Tosca o Turandot.
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