Jeanette Scovotti con George London |
Por culpa de JL vengo a traer otra versión de "Tristes apprêts", pero antes os presentaré a quien la canta, Jeanette Scovotti, una soprano americana no muy conocida, cuando estaba en activo tenía una voz de soprano ligera o lírico-ligera con facilidad para la coloratura. Entre los roles que interpretó encontramos Echo y Zerbinetta en Ariadne auf Naxos, Lisa en La sonnambula, Oscar en Un ballo in maschera, Xenia en Boris Godunov, Rosina en El Barbero de Sevilla, Zerlina en Don Giovanni, Gilda en Rigoletto, Papagena y la Reina de la Noche en La flauta mágica, Blonde en El rapto, Nannetta en Falstaff, Olympia en Los cuentos de Hoffmann, Fiakermilli en Arabella, Adele en El Murciélago, Adina en L'elisir d'amore, Mussetta en La bohème o Ludmilla en Ruslan y Ludmilla.
Desde mediados de los cincuenta del siglo pasado desarrolló su carrera en Estados Unidos (cantó en el Met entre 1962 y 1966), a finales de los sesenta machó a Alemania y allí permaneció cantando en teatros europeos, en esta segunda etapa protagonizó la grabación que de Castor et Pollux de Rameau realizó Harnoncourt para el sello Teldec en 1972. Su Telaïre presenta un vibato muy estrecho que a mí, aquí, me resulta muy atractivo, quizás no es la interpretación más ajustada en lo dramático pero en lo musical, a pesar de que el timbre es modesto, con sus leves cambios dinámicos, regulaciones y el empleo de un trémolo-trino que a mí se me antoja muy francés, es original y está realmente bien.
Estoy convencido de que para JL va a seguir pareciendo un recitativo acompañado pero es que la ópera barroca francesa es así, los franceses, no sólo ignoraban a los castrados, sino que se preocupaban de que el texto fuera siempre inteligible y estuviera bien declamado, los adornos a la italiana más bien les molestaban. digamos que buscaban una mayor naturalidad en la expresión (paradójicamente tiempo después el intermedio La serva padrona triunfará, y entre los argumentos para defenderla figurará el de la natualidad). Yo no sé si será cierta una anécdota que se cuenta sobre la prima donna italiana Faustina Bordoni pero es significativa, según dicen, en una ocasión se dispuso a escuchar una ópera seria y después de haber pasado media hora, en la que permaneció en el silencio más absoluto, exclamó: "¡Pero cuándo va a sonar de una vez por todas un aria!". Es difícil, por no decir imposible, encontrar en la ópera barroca francesa arias a la italiana.
Y aprovechando que he sacado los cedés de Castor et Pollux por Harnoncourt no voy a desaprovecharlos y voy a colgar otro de los fragmentos que más me gustan de la ópera, el final del segundo acto, me parece que ya lo hice tiempo atrás, lo raro sería que no hubiera aparecido nunca por el blog. Ahora tenemos bastantes directores y oquestas que se han especializado en la interpretación de la música barroca francesa; sin embargo, hacer lo que hizo Hanoncourt a principios de los años setenta del siglo XX fue una auténtica proeza:
Comprendo que hayas optado por esta interpretación menos dramática para darle algún relieve a la planicie, aunque sea con unos trinos que no me matan. Y muy sutil lo de ponerme de pareja con una diva italiana del medioevo, pero encantado. Ya veo que te bates en retirada: ES un recitativo (muy bien acompañado aquí), contra los que no tengo nada en general y menos contra este, qué es muy bonico y te pone el corazón en un puño. Pero si los franceses no pasan de ahí, pues qué le vamos a hacer, pero el que lo puso al nivel de una gloria de la humanidad como el Güenaiamlaid fue vos. Y no será un aria italiana, pero de esto, que seguro conoces mejor que yo y te has callado arteramente para defender la posición, no diré que es un recitativo. Por cierto, la cantante me encanta.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=JrWw1Sz5ZF0
Aún suponiendo que fuera un recitativo es una obra maestra digna de figurar en cualquier antología, porque esto es ópera no La Voz.
ResponderEliminar¿Sinatra? Ni me había pasado por la cabeza, pero ahora que lo dices...
ResponderEliminarYo lo que estaba esperando es que dijeras algo del último coro, me espero cualquier cosa.
ResponderEliminarPor eso me callaba, pero ya que estás masoca :-))) te diré que a ratos se aproxima peligrosamente a alguno de los ladrillos Monteverdianos. ¡Y pensar que todo esto ha sido provocado por un ditirambo de los que yo hago veinte a la semana! Ay, señor, señor, ¿a donde nos va a llevar el no saber rectificar a tiempo?
ResponderEliminarDale dos oportunidades más.
EliminarNo hacía falta, pero se las he dado porque es muy bonito. En serio, orquesta, y sobre todo el coro y el aria (o lo que sea :-) ) son preciosos. Los ladrillos son mínimos, y claro, son los recitativos del caballero, ampuloso y francés encima, que si a ciertas arias de las que no quiero acordarme les falta expandirse y respirar a fondo con un aria (aire; ¿lo captas? :-) ) a estos recitativos, no sé qué les pasa pero son pelín tostón. Quizá sea el clave. Espero que no me hagas ahora escuchar y copiar 100 veces enterita L'Incoronazione Di Poppea.
ResponderEliminarEs verdad, la elección Gérard Souzay no fue buena.
ResponderEliminarTú si que sabes, maestro. :-)
EliminarSé sumar, sé restar, sé multiplicar...
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