Dentro de los Otellos de corte baritonal destaca por encima de todos el chileno Ramón Vinay, no sólo porque fue, con 250 representaciones en su haber, el Otello de su generación, sino también porque es protagonista de una de las grabaciones históricas más prestigiosas gracias a la participación de Arturo Toscanini, quuien fue segundo violonchelo de la orquesta en el estreno de la ópera, en la dirección; y también por la presencia, junto a Vinay, del ajustado Iago de Giuseppe Valdegno.
Ramón Vinay había comenzado siendo barítono y, posteriormente, había cambiado a la cuerda de tenor dramático, fue un cantante que no destacó tanto por su vocalidad -poderío tímbrico tenoril- y técnica, como por el resto de sus cualidades artísticas -musicalidad, fraseo incisivo, verosimilitud expresiva y escénica-. Su timbre era oscuro y opaco, carente de brillo, no era el de una voz squillante pero sí homogéneo en toda su extensión, poco apto para manifestar el arrojo de los héroes juveniles y, sin embargo, ideal para dar credibilidad a situaciones trágicas y matices psicológicos.
Christian Merlin, en el número de la revista Avante-Scene Opèra, recuerda que el mismo Vinay no se consideraba un tenor, sino un barítono con agudos de tenor, y afirma que Vinay ofrece en esta grabación, gracias a las exigencias o consejos de Toscanini, "una interpretación concentrada, compacta y pecisa El cobrizo oscuro y viril de su voz, está aquí al servicio del texto, si hacer ningún tipo de ostentación (...) ni abuso del golpe de glotis".
Para Fernado Fraga, en Scherzo, "su Otello está perfectamente estudiado (pensemos en la autoridad de Toscanini), bien asimilado, pero las características innatas de su voz, a menudo, le limitan o traicionan. El resultado global, meritorio."
Gonzalo Badenes, en un artículo publicado en la revista Ritmo en febrero de 1996 recogía las opiniones negativas de otros dos críticos musicales: la de Arturo Reverter que definía su voz como "gutural, sofocada, destimbrada, opaca casi siempre, corta en el agudo, problemática en el pasaje, de esforzada emisión", y la de Rodolfo Celletti, quien señalaba su "incapacidad no sólo para cantar con dulzura sino para ligar los sonidos", añadiendo que "quien no liga los sonidos, habla o declama, pero no canta".
Seguramente Vinay no tenia la vocalidad idónea para interpretar el Moro pero es innegable, por los testimonios que nos han llegado, su capacidad para ofrecer su Otello creíble en lo escénico y, también, que para muchos es la mejor interpretación discográfica que nos ha llegado.
Lo que todavía no he leído, y me extraña, es que la voz de Vinay, en la grabación de Toscanini, precisamente por sus cualidades baritonales, no queda suficientemente diferenciada de la de Iago, echándose en falta un auténtico brillo de tenor que haga contraste cuando ambos personajes deben cantar juntos, para mí es el principal inconveniente de este registro discográfico que proviene de una interpretación en vivo efectuada en 1947.
Amigo, he leído con atención su comentario sobre el Otello de Vinay y me ha sorprendido mucho su último comentario, el de la no diferenciación tímbrica con el Iago de Valdengo, porque justamente también he pensado mucho en eso. Y siempre he querido creer que Toscanini los eligió un poco por eso: un Otello oscuro y un Iago "liviano". A partir del II acto, del "Cio m'acora" justamente las voces comienzan a perder su identidad tímbrica... y para mi manera de entender la obra ese efecto funciona a las mil maravillas, sobre todo pensando en un Otello que va siendo infectado por la ponzoña de Iago. Es por eso que para mí el Otello de Vinay es insuperable y el acto II junto a Valdengo, con un efecto tímbrico y dramático insospechado en cualquier otra grabación. Saludos cordiales!
ResponderEliminarInteresante punto de vista con el que en principio no parece que esté muy de acuerdo, querría decir que la elección de los cantantes se hizo pensando en lograr ese efecto, también supondría que Vinay podría haberlo hecho más claro o que Valdegno podría haber coloreado de forma más oscura pero decidieron no hacerlo así en función de una idea dramática ¿no sería rizar mucho el rizo? Pensaré en ello.
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