sábado, 4 de mayo de 2013

"Otello" de Verdi (8) - La voz del Moro - Giovanni Martinelli

Giovanni Martinelli fue el responsable de que Otello, que ya se había representado en el teatro neoyorkino pero que no había terminado de cuajar, entrara definitivamente en el repertorio habitual del Met,  y lo hizo a partir de 1936, cuando el tenor italiano, tenía 51 años. Demasiado tarde quizás para enfrentarse a este complicado papel que, junto a la solidez en el registro central, exige descensos al grave y peligrosas ascensiones al agudo. Martinelli estuvo pendiente de Otello desde el inicio de su carrera, en 1916 conoció a Arrigo Boito y le pidió que le ayudara a estudiar el libreto, después escuchó interpretar el papel a Zenatello, anteriormente había escuchado a  Franz cantando el papel, ya en 1930, con 45 años, cantó parte del segundo acto con Giuseppe Danise, posteriormente estudiaría el rol junto al barítono Victor Maurel, quien había estrenado Iago bajo dirección de Verdi, y finalmente pediría ayuda a Toscanini, quien había participado también, como miembro de la orquesta, en el estreno.

Martinelli contaba de esta forma su visión del pesonaje: "Francamente, me asusté. La intensidad de la declamación podría arruinar mi voz, y a pesar de la gloria y el esplendor con el que esperaba acabar mi carrera, podría terminar sin nada. Me gustaba mi repertorio lírico-spinto -especialmente las Lucias, las Lakmes y las Bohemes y los Faustos que había cantado. Me preguntaba si Otello podría compensar que estas óperas salieran de mi reprertorio y comencé a adentrarme en el personaje poco a poco. Toscanini me mostró que en la partitura, por cada tres páginas de declamación dramática, había siete líricas y que mediante el énfasis en el acento y la dicción podría, con la intensidad dramática que tiene el texto, producir la sensación de poseer una voz dramática. No tenía el poderío de Tamagno ni las cualidades baritonales de Zenatello. Aún era un spinto y como un spinto tenía que cantar. El grito de guerra que representa la entrada de Otello es el trozo declamatorio más difícil de la partitura. Desde la parte de atrás del escenario uno debe hacer tronar las frases Esultate! L'orgoglio musulmano sepolto e in mar, nostra e del ciel e gloria! Dopo l'armi lo vinse l'uragano,  son cuarenta segundos de canto coronados con un Si agudo. 



No es más que una forma de comenzar porque después viene el largo y hermoso dúo, con la frase Gia nella notte densa, que exige una línea lírica y un legato sólido. En medio de este dúo vienen las palabras  Tuoini la guerra  que deben ser dramáticas, pero deben de ser dichas dramáticamente sin distorsionar o destruir la línea de canto. 



El segundo acto es también lírico -incluso en Ora e per sempre addio. Solamente el recitativo  - Tu? Indietro! Fuggi! - M'hai legato alla croce! es dramático, pero este drama se transmite por medio de las palabras. sin embargo, cuando llega Si pel ciel uno debe convocar a la voz y cantar con toda la fuerza que se requiere si no quieres ser desbordado por el barítono y el incremento orquestal al que Verdi da rienda suelta en ese momento. 



Dio! mi potevi scagliar debe expresarse con una voz a medio camino entre la demencia y la conmoción, como cuando Otello, casi axfisiado, dice Dio! mi potevi scagliar tutti i mali della miseria della vergona etc. Sólo en dos tercios del aria Otello tiene que superar la media voz y prácticamente se ahoga con el Si bemol final. Sus apartes consisten también en expresiones líricas y sólo ocasionalmente tiene que dar una especie de gritos salvajes que no consisten en sonidos hermosos pero sirven para expresar su agonía, como por ejemplo en Anima mia, ti maledico



Su adiós a la gloria de una vida ya pasada debe cantarse con un estilo que tiene reminiscencias de un parlando con ocasionales destellos líricos con los que un exhausto y acabado hombre se prepara para su propia muerte , Niun mi tema... Y sus últimas palabras, Un altro bacio, deben ser dichas como un susurro con el que muere. Otello puede ser agotador desde un punto de vista vocal; sin embargo, la unión de esa fabulosa fuerza de Verdi con el extraordinario texto de Boito pueden agotar a cualquiera sólo declamando la parte, no digamos si intenta cantarlo. Canté Otello por primera vez en San Francisco en 1936, tenía 51 años de edad. Más tarde, en la primavera de 1937, tuve el honor de cantar la parte en Londes durante la temporada de la coronación (se refiere a George VI), y en diciembre de ese año en el Met. Mi último Otello tuvo lugar en 1947 en Filadelfia, cuando tenía 62 años de edad."

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