El segundo acto de Il corsaro transcurre en la ciudad de Corone, situada en la península del Peloponeso, que hoy forma parte de Grecia pero que en el momento en que transcurre la acción está en manos del Imperio Otomano. Comienza el acto con un coro de odaliscas del harén del bajá Said que presentan a la favorita del bajá, Gulnara. Es un coro introductorio muy breve que tiene una función parecida a la de la entrada de Éboli en Don Carlos, que el espectador se sumerja en la acción, esto ya había pasado en el principio del primer acto con la presentación de Corrado y el coro de corsarios y pasará otra vez más adelante con la entrada de Seid y el coro de musulmanes. Gulnara nos cuenta en su aria que se siente desgraciada, está en tierra extraña y odia a Said. Aparece un eunuco con una invitación para asistir a la celebración de la victoria del bajá sobre los corsarios, el bajá va de sobrado, celebra la victoria antes de que tenga lugar la batalla, ella acepta la invitación, pero no irá sola, le acompañarán la otras esclavas del harén.
Esta escena tiene una estructura muy tradicional, un coro de odaliscas que sirve de presentación de Gulnara al que sigue Recitativo-Aria-Cabaletta con coro. Entre el aria y la cabaletta tiene lugar el ofrecimiento del eunuco para asistir a la fiesta.El aria no es my vistosa, está acompañada por las cuerdas en pizzicato y la parte más complicada está en las vocalizaciones de la sección conclusiva; la cabaletta, como es lo habitual, sí es más complicada en lo vocal, con ascensiones al agudo, notas en staccato, escalas y la intervención del coro de odaliscas (Recitativo: Ne sulla terra creatura alcuna, aria: Vola talor dal carcere y cabaletta: Ah conforto é sol la speme)
Escuchamos la escena en la grabación en vivo efectuada en Frankfurt en 1971 con dirección de Jesús López Cobos y con la soprano Ángeles Gulín interpretando a Gulnara.
El papel de Gulnara fue escrito para ser interpretado por Marianna Barbieri Nini, alumna de Giuditta Pasta, fueron famosas sus prestaciones en papeles como los de Anna Bolena de Donizetti o Semiramide de Rossini, estrenó dos papeles más de Verdi, Lucrezia Contarini en I due foscari y Lady Macbeth, era por lo tanto una soprano dramática de agilidad de canto potente y muy resuelto en la zona media y grave de la tesitura.
Solo queda que Verdi nos presente al cuarto y último personaje principal, el cruel y sanguinario bajá Seid. En la escena segunda del segundo acto vemos el puerto de Corone con toda la flota musulmana y el dispositivo para la celebración de la presunta victoria sobre los corsarios. Un coro de soldados musulmanes precede la entrada de Said, todos se postran y hace acto de aparición el bajá con un recitativo y un aria solemne con intervención del coro y un acompañamiento instrumental bastante sencillo. Aparece un esclavo anunciando que un derviche (un religioso musulmán) ha escapado de los corsarios y quiere hablar con el bajá. Mientras mantienen una conversación en recitativo acompañado que muta en un dúo, un barco estalla en llamas y el fuego comienza a arrasar la flota turca y las tiendas del harén (se supone que el ataque corsario se ha precipitado a lo previsto pero nada de eso se desprende del libreto). Said adivina por arte de magia que el derviche que dice haber escapado de los piratas es un espía y manda detenerlo, en ese momento Corrado se quita el disfraz, debajo, sorprendentemente, tenía puesto tanto el casco como la armadura y da ánimo a sus corsarios, escucha voces que vienen del harén pidiendo socorro, son las odaliscas, Corrado decide volver para salvarlas y rescata a Gulnara, los turcos aprovechan para recuperarse y hacerse con el control de la situación, Corrado es detenido, mientras Gulnara, que ha presenciado el enfrentamiento entre Corrado y Said, se cae rendida ante el jefe de los corsarios, amor a primera vista. Los turcos cantan su victoria sobre los corsarios, algunos de éstos han sido detenidos, otros han logrado escapar, Said se da por satisfecho, no piensa perseguirlos, preparará una muerte lenta para Corrado, mientras Gulnara y las esclavas del harén intentan interceder por él. Termina el acto en un gran concertante en el que intervienen Said, Corrado, Gulnara, Giovanni (otro corsario apresado) y el coro que se divide entre odaliscas y musulmanes, como traca final una espectacular stretta con intervención de los citados.
Seguimos con la misma versión, ahora se incorpora el barítono Renato Bruson como el bajá Seid.
El primer intérprete del bajá Seid también fue muy famoso en su época, se trataba de Achille de Bassini, que interpretó también por primera vez los papeles de Francesco Foscari en I due foscari, Miller en Luisa Miller y Fra Melitone en La forza del destino, debió ser un barítono noble, de notable extensión y con facilidad para el agudo; parede ser que Verdi llegó a pensar en él para estrenar el papel de Rigoletto.
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