domingo, 6 de octubre de 2013

Eugenio Oneguin en el cine desde el Met



En el pasado mes de abril Netrebko debutaba el papel de Tatiana en Viena, un rol que se adapta a la soprano como un guante,  porque está destinado a una soprano lírica con cierta anchura y porque ella, con su agradable y personal timbre, sabe ser muy expresiva, con sus cualidades escénicas, es capaz de mostrar perfectamente la evolución que este complejo personaje experimenta, desde la pureza y candidez incial, hasta la plena madurez del final, idiomáticamente no le presenta el menor problema (Joaquim, no hay que perderse su crónica, dice que es una cuestión genética); muchos eramos los que esperábamos, como agua de mayo, la asunción por la soprano rusa de este tipo de papeles, y en Nueva York lo ha hecho por todo lo alto. Convertida en la indiscutible estrella del Met (a ella se le ha encargado durante tres años la apertura de la temporada del teatro neoyorkino) esta vez su participación, junto con el también ruso Valery Gergiev, no ha estado exenta de polémica, aunque por cuestiones extramusicales: el día del estreno un grupo de activistas gays protestaban, dentro y fuera del teatro, contra la política homófoba de Putin, pero también contra el director y soprano por su abierto apoyo al dirigente ruso.  Pero el interés de la ópera inaugural de la temporada 2013-2014 en el teatro neoyorkino no se limitaba exclusivamente a soprano y director, contaba también con la paticipación de dos grandísimos cantantes polacos, el tenor Piotr Beczala como el joven poeta Lenski y del barítono Mariusz Kwiecien como el acaudalado y vividor Oneguin. Todo salió redondo. Hasta los comprimarios Oksana Volkova (Olga), Elena Zaremba (Madame Larina) y Larissa Diadkova (Filipievna) estuvieron a la altura, un poco más abajo se situaban el Triquet de John Graham-Hall y el Gremin de Alexei Tanovitski. La producción de Deborah Warner (ambientada a finales del XIX, época en que fue compuesta la ópera, y no en 1820) fue correcta en lo estético, no molestaba, que ya es bastante, pero al Met, tradicionalmente un teatro conservador, hay que pedirle mucho más que la simple espectacularidad de grandes columnatas, en este sentido me pareció decepcionante. En los cines Yelmo de Valencia (21 euros por entrada me parece excesivo) lo pasamos estupendamente.


















8 comentarios:

  1. Fue una noche muy feliz. Anna=Tatiana-Iolanta, como anillo al dedo. Los chicos de 10 y las damas mayores, también. Decepcionante la escena desde buen principio (todo es abigarrado, la eterna silla de espalda, las columnas que se comen el espacio, los bailes), salvaría la más desnuda, la del bosque.

    Nota estilista: A la pobre Anna siempre la encorsetan en el mismo bustier que le acentúa la barriga (Manon, Don Pasquale..), estos del Met le quieren mal.

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    1. Te respondí esta mañana pero no sé qué pasó. Decía que igual en los corsés le dejan espacio para respirar, es algo que ignoro pero no me imagino cómo una mujer encorsetada puede cantar.

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  2. Lo del precio da que pensar. Si para una película cobran 8 € y para una opera alrededor de 20, y lees que se proyecta en 800 ciudades, es fácil deducir que para los productores esto empieza a ser un negocio muy interesante; al que se accede fichando e invirtiendo, y no recortando. Veremos cuanto tardamos en tener ópera en cine desde el Teatro Real.

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    1. Desde el primer momento tuve claro que esto era un negocio, y para las grandes compañías una forma de llegar a un variado público con buen nivel adquisitivo (a 20 euros entrada) en unas condiciones de atención extraordinarias (la oscuridad de la sala, concentración en la pantalla...).
      Cambiando de tema, antes de comenzar el espectáculo estuve fijándome en el público que había en el Met y me sorprendió mucho que era muy difícil encontrar a espectadores negros, curiosamente sobre la escena, entre los figurantes, su presencia era habitual. No sé si habrá algún estudio al respecto y si pasará lo mismo en otras ciudades norteamericanas.

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  3. Tambien yo estuve en el cine Yelmo viendo la excelente opera de Tchaikowsky (la mejor de sus operas en mi opinion) y disfruté mucho. Ella fabulosa como siempre; es una pena que haya cogido unos kilos de más despues de su maternidad reciente. El baritono protagonista hizo un excelente papel, cantando y actuando con arrogancia como corresponde al personaje chulesco de Eugene. El tenor cantó el aria de Lemsky del segundo acto con mucho sentimiento y nos emocionó a todos; ademas parece muy simpatico fuera de la escena, en las entrevistas.
    Respecto a las protestas no me parece bien mezclar la politica con la musica, son ambitos distintos.

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    1. Y eso mismo es lo que contestó la dirección del Met cuando le solicitaron que dedicara la velada inaugural a la defensa de los derechos de los homosexuales.

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  4. A mi me costó 14 euros, sacando, eso sí, el abono de las 10 óperas que van a retransmitir. En todas o en casi todas, he encontrado algún punto de interés, y la rebaja en precio es importante.

    En cuanto al Oneguin, muy bien. Disfruté, incluso de una puesta en escena, que será poco imaginativa, pero es fiel al espíritu de la obra y, sobre todo NO MOLESTA (no como la que nos dieron aquí, en Valencia, en el Palau de Les Arts, hace dos o tres temporadas).

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    1. Desafortunado Onegin el de Trelinski; sin embargo, su Butterfly, en la temporada anterior, estuvo muy bien.

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